Escenas educativas 55: “No es tan difícil resolver diferencias y cooperar con los profes”
Blanca nos cuenta cómo un comentario desafortunado por parte de la profesora de su hijo podría haber llevado a un desencuentro grave entre ambas, pero ella decidió resolver el conflicto de manera positiva por el bien de su hijo. Comprometerse a no criticar y a cooperar y resolver las diferencias sin echar más leña al fuego es uno de los puntos del Pacto por la educación en equipo, lanzado por Gestionando hijos y Fundación SM, que podéis consultar y suscribir aquí: http://www.equipoeducativo.com/
-Mamá, creo que voy a suspender matemáticas. Me ha dicho Fátima que como siga atendiendo así de bien me va a ir genial… Pero lo decía de broma, claro.
Cuando mi hijo Mateo, de seis años, cruzó la puerta de la verja del cole soltándome ese comentario, me maravillé de que un niño tan pequeño entendiera la ironía, porque no le vi muy afectado. Pero luego empecé a indignarme y calentarme: “Vaya forma de hablar a un niño. ¿No se da cuenta de que así lo etiqueta y no lo motiva? Mateo no ha salido con ganas de atender mejor, sino con el convencimiento de que va a suspender”. Me contuve para no hacer comentarios muy críticos, por decirlo de forma fina, a las palabras de la profe y a la profe en sí en la puerta del colegio. Cuando en casa le estuve preguntando a Mateo por las cosas de matemáticas, me dijo: “Es que no lo entiendo y ya está, mamá, que no se me da bien”. Mientras tanto, en el grupo de WhatsApp de los padres y las madres de la clase de Mateo, algunos criticaban a Fátima por la caña que les estaba metiendo en matemáticas a los chicos nada más empezar el segundo trimestre. Confieso que llegué a escribir algo tremendo, echando más leña al fuego: “Y encima le ha soltado a Mateo que si sigue atendiendo así de bien le va a ir genial. Que se meta sus ironías donde le quepan y motive a los niños”. Sí, lo escribí… pero no lo envié. Pensé que estaba muy enfadada y que un comentario así no ayudaba a nadie. Cuando borré el texto de mi móvil, simplemente envié: “Yo le voy a pedir una tutoría”. Y eso hice. Le dije en una nota que quería una tutoría con ella para hablar de los problemas de mi hijo con las matemáticas. Me dio cita una semana después.
Me mordí bastante la lengua durante esos días para no criticar a la profe, hice un ejercicio de empatía, complicado para mí por este tema, pensando que yo también tengo un mal día a veces y digo frases desafortunadas e hirientes, comprobé que mi hijo no estaba demasiado afectado y seguía yendo al cole con ilusión y curiosidad… Cuando llegó el día, quise empezar siendo positiva:
-Fátima, sé que mi hijo está aprendiendo mucho contigo, que viene muy motivado a clase, que está contento y que tienes que dar muchos contenidos. Pero la semana pasada salió diciéndome que le habías dicho que si atendía así le iba a ir genial. Y él mismo se dio cuenta de que era una ironía. Me ha dicho que las matemáticas no se le dan bien, como si fuera una condena. Así que me gustaría hablar de cómo ayudarle con las matemáticas y pedirte que no hagas este tipo de comentarios.
Fátima no se anduvo por las ramas.
-Uy, eso fue un día que estaba hablando muchísimo, la verdad, y lo dije sin pensar demasiado, estaba un poco estresada con tanto ruido. Lo siento, tienes razón, ese tipo de comentarios no ayudan. Pero Mateo no tienen ningún problema con las matemáticas, no te preocupes, fue una cosa puntual y Mateo suele atender y entender bien los ejercicios. Lo que ocurre es que tenemos que ir más rápido que en el primer trimestre y puede que tengan la impresión de que con tanta novedad no lo pillan. Pero yo sé que sí y se lo digo. Yo les digo que hay una frase prohibida en clase y es “Yo no sé, no puedo hacerlo”. Yo sé que pueden y si ahora no saben es normal, porque por eso están aquí, para aprender.
-Vaya, pues me alegro de que me digas que no tiene problemas con matemáticas. Pero si necesitas motivarlos para que sigan un ritmo más rápido que el trimestre anterior, te pediría que usaras otras expresiones. Donde quede claro, como dices, que confías en que lo pueden hacer, que pueden aprender… Frases como las que sé que dices en otras ocasiones y que tanto les han ayudado. Es que veo a Mateo muy motivado excepto en matemáticas desde que dijiste esa frase. No lo parece, pero es muy sensible. Y yo también digo frases desafortunadas, claro, por eso sé que le afectan aunque no lo muestre.
-Toda la razón, Blanca. Siento no haber reaccionado a tiempo y te agradezco que lo podamos hablar así con calma. Lo tendré en cuenta. Para otra vez, si pasa otra cosa así con otro profesor o con compañeros, pídeme la tutoría urgente y lo resolvemos cuanto antes.
Por la tarde, cuando Mateo salía del cole, venía muy contento. Me contó que Fátima lo había llamado a su mesa y le había pedido perdón por el comentario aquel y le había dicho que ella sabía que Mateo podría aprender bien las matemáticas y que siempre atendía muy bien, excepto aquel día. Y luego charló con la clase para decirles que estaba convencida de que todos dominarían las matemáticas y les preguntó qué dudas tenían y les pidió que las resolvieran entre todos. “Ha sido genial, mami”, me dijo todo contento. Ni que decir tiene que escribí un enorme GRACIAS en la agenda. Y pensé que no es tan difícil colaborar y resolver diferencias entre padres, madres y profesores por el bien de nuestros hijos.