Ya sea con o sin pandemia no podemos negar que habrá muchísimos momentos de la vida en los que, tanto nosotros como nuestros hijos e hijas, estaremos sometidos a un alto nivel de estrés. Por eso es de vital importancia que les ayudemos y enseñemos a gestionar sus emociones, para que ellos mismos aprendan a afrontar situaciones de estrés por sí mismos.
Si pudisteis acudir -de forma online- a nuestro Homenaje a la Educación (si no pudisteis, tenéis todas las ponencias disponibles en nuestro canal de Youtube) ya conoceréis a Cristina Gutiérrez Lestón, educadora emocional y directora de “La Granja Ability Training Center”. Desde allí nos han enviado la maravillosa infografía que encabeza este artículo en la que nos explican cómo abordar momentos estresantes con nuestros hijos, y que podéis descargaros para tener siempre a mano haciendo clic en la imagen:
A veces nuestros pequeños se ponen nerviosos y se ven superados emocionalmente. Esto es del todo normal, puesto que todavía están madurando su competencia emocional. Cuando la situación externa es tan incierta y retadora como la actual, incluso para los adultos, estos comportamientos pueden llegar a darse más a menudo. ¿Qué podemos hacer en estos casos?
1. Gestiona tus propias emociones
Desde la Granja Ability Training Center nos recomiendan “mantener bajos nuestros propios niveles de estrés y agitación para poder pensar y ayudar mejor a nuestro/a hija/a. Esta actitud indica seguridad y disponibilidad”. Y es que, como ya sabemos, “nosotros, como modelo de autorregulación, somos la herramienta de gestión emocional más importante, especialmente en momentos de gran agitación”.
2. Ayuda a tu hijo/a a gestionar su agitación emocional y después explorad juntos sus sentimientos escuchando su historia
No todo el mundo, y especialmente los niños y niñas, pueden expresarse y hablar sobre lo que sienten inmediatamente. Muchas veces necesitan un tiempo para “rebajar la energía”.
En esta infografía nos proponen diferentes estrategias para conseguirlo: “Realizad respiraciones profundas, distraeos, contad en voz alta, quizás necesita un tiempo solo/a… habrá que probar en cada momento cuál es la estrategia más efectiva, puesto que no hay ninguna que sea definitiva. Finalmente, cuando ya esté más calmado, podemos ayudarle a reconectar con sus sentimientos, pidiéndole que nos explique su vivencia de aquello que le ha puesto nervioso o nerviosa”.
3. Lluvia de ideas y estrategias de resolución
El tercer paso, como nos proponen, “consiste en ayudar a tu hijo/a a considerar maneras de gestionar la situación. Aquí no es necesario que proporcionéis vosotros/as la respuesta, simplemente sed un apoyo en el proceso de decisión. Nuestros hijos son brillantes y creativos, y si se les da un poco de tiempo, espacio y confianza, a menudo se los ocurrirán las mejores soluciones. Es importante escuchar sus ideas antes de ayudarles”.
4. Cierra la conversación
“Cerrar bien la conversación deja al niño/a en una posición empoderadora y esperanzadora. Tratad de acabar con una nota positiva o constructiva. Puedes decirle: Si te parece lo cerramos así por ahora, Confío en tu capacidad, o recordarles que ningún sentimiento es para siempre y que también los vivimos los adultos. Puede ser útil reiterar la solución o acción a la cual hayáis llegado juntos/as para favorecer que la ponga en marcha”.
5. Seguimiento
Presentación de PowerPoint
Por último, “si hacemos un seguimiento de qué tal va su entrenamiento en gestión emocional, reforzaremos sus fortalezas y su mentalidad de crecimiento”.
“Hazles saber que a veces las estrategias que elijan no funcionarán, pero esto no significa que no sean útiles en otras ocasiones. Recuerda mostrarte disponible para apoyarlos. Lo importante, además de sus sentimientos, es su creencia de que tienen adultos a quienes le importan”.
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