El niño de las botas azules

El niño de las botas azules tiene nombre. Se llama Unai y tiene 5 años. Vive con sus padres y su hermano pequeño en una urbanización en un pueblo a las afueras de Madrid.

En esta urbanización hay piscina. Y en verano, después de la siesta, Unai suele bajar con su madre, Clara, y con su hermano, Kike, a darse un baño y a jugar con el resto de niñas y niños de la urbanización.

En esta piscina, la mamá de Unai vivirá una de las dos situaciones que, sin saberlo, la llevarán a tomar una decisión más adelante que ella nunca hubiera tomado.

Paso a narrar las dos situaciones a las que Clara se ha tenido que enfrentar:

Situación 1:

Como ya he comentado, Clara, Unai y Kike bajan cada tarde a la piscina. En la piscina coinciden con más vecinos.

Un día, la mamá de Andrés, un amiguito de la urbanización de Unai, le comenta a Clara: “Clara, te voy a regalar una toalla nueva para el niño”. Clara, que no entiende muy bien el motivo, le pregunta: “¿Y eso, por qué?”. “Porque esta toalla es de niña, es rosa”, responde la mamá de Andrés.

Situación 2:

Clara recibe una circular del colegio de Unai. El jueves que viene, los niños y niñas de su clase tienen que ir disfrazados de sol. Deberán llevar unas mallas naranjas, un jersey amarillo y una diadema naranja con forma de rayos.

Esa misma tarde, el chat de madres del cole echa humo: 354 mensajes nuevos en solo 1 hora. ¿El motivo? La diadema naranja.

“Juan no va a querer ponerse una diadema, ya os lo digo”, “Pedro ya me ha dicho que no se lo pone, que eso es de niñas”, “Hay que hablar con la tutora y cambiar la diadema por una corona”… son algunos de los comentarios del chat.

Como ya os adelanté, estas dos situaciones han llevado a Clara a tomar una decisión que ella nunca hubiera tomado. La vemos en la que llamaremos situación 3.

Situación 3:

Clara lleva a Unai al centro comercial de al lado de casa. Necesita comprarle algo de ropa. Nada más entrar en la primera tienda, Unai se va directo hacia unas botas. “Mamá, quiero estas”. “Son muy bonitas, Unai, si hay unas tu talla te las compro”, contesta Clara. Pero de pronto le viene a la cabeza el chat de madres: “Pedro ya me ha dicho que la diadema no se la pone, que es de niñas”. También la frase de la mamá de Andrés en la piscina: “Te voy a regalar otra toalla, esta no es para el niño, es rosa…”.

Y, mientras estos recuerdos recorren su mente, se dirige al mostrador y le dice a la dependienta que su hijo quiere probarse las botas que lleva en la mano, pero en color azul, no en rosa. A Unai, para que se conforme, le dice que en color rosa no hay de su talla, que el único color que queda es azul.

Mi primera reacción al conocer esta tercera situación fue decirle a Clara que estaba equivocada. Que si Unai quería las botas rosas, tenía que habérselas comprado. Que el problema lo tenían los demás, no ella, y mucho menos Unai.

He dicho mi primera reacción, porque después de escuchar el argumento de Clara, sé que yo también hubiera actuado como ella.

“María, lo he hecho para protegerle, no quiero que se burlen de él en clase por llevar unas botas rosas, y sé que pasará”.

El momento actual propicia este tipo de situaciones. Familias que han superado los prejuicios respecto a si hay colores de niña y colores de niño, pero que tienen que seguir actuando como si los tuvieran por miedo a las consecuencias de no hacerlo.

Y, mientras escribo este artículo, se me viene una pregunta a la cabeza: ¿Qué hubiera pasado si en vez de Unai, la protagonista de esta historia fuera Julia, y en vez de una toalla rosa llevara a la piscina una azul, su madre le habría comprado las botas azules, o se hubiera visto “obligada” a mentirle y decirle que solo quedaban en color rosa?

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María Dotor

Tener solo unas líneas para presentarse no es fácil. Espero hacerlo bien 😉 Soy periodista y amante de la educación. Una de mis frases favoritas es: “La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo” de Paulo Freire. Por eso creo que es tan importante tomárnoslo en serio. Por eso, y porque educar es el más apasionante e importante de los viajes. ¿No crees?

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