Los estudios lo dicen muy claro: las personas que más influyen en los adolescentes a la hora de elegir su futuro profesional son las madres, seguidas de los padres. Lo que pone de manifiesto el papel tan importante que tenemos las madres y padres en esto de orientar inteligentemente a nuestros hijos.
Pero, ¿lo hacemos? ¿sabemos darles una buena orientación profesional?
En este artículo vamos a ofrecerte cinco preguntas que debes hacerte si quieres convertirte en un orientador inteligente.
1. ¿Hasta qué punto mis prejuicios están limitando a mis hijos?
Según una investigación que realizamos junto a Dualiza Bankia, el 75% de los españoles piensa que en España tenemos grandes prejuicios con respecto a la Formación Profesional y 6 de cada 10 españoles preferiría que sus hijos estudiasen una carrera universitaria. Los prejucios que siguen existiendo en torno a la FP son un hecho que contrasta con datos como este de Infoempleo y Adecco: el 42,4% de las ofertas de empleo en España (2018) exigían que el candidato tuviera estudios de FP.
No podemos permitir que nuestros prejuicios limiten a nuestros hijos reduciendo el gran abanico de posibilidades que hay a su disposición. Por tanto, el primer paso sería preguntarse si los tenemos, y de hacerlo, tratar de desterrarlos.
2. ¿Se lo que se les da bien hacer a mis hijos?
“Todos somos unos genios, pero si juzgamos a un pez por su capacidad para trepar un árbol, pasará toda su vida creyendo que es un estúpido”, decía Albert Einstein. Esta maravillosa frase nos hace plantearnos algunas cosas sobre nuestro papel como madres y padres. La primera: ¿en qué estamos convirtiendo a nuestros hijos e hijas? ¿En genios o en peces? Sí, porque quizá no es fácil descubrir el talento de nuestros hijos, especialmente si nos hallamos sumidos en el frenesí de la vida escolar, las actividades extraescolares y las prisas del día a día, pero si observamos y escuchamos a nuestros hijos veremos que hay actividades que les interesan especialmente o que se les dan especialmente bien. Y ahí es donde está ese talento, o ese «elemento», como lo llamaba el maestro Ken Robinson.
3. ¿Estoy ayudando a mi hijo a desarrollar su talento?
El talento no es un don innato, una especie de regalo esperando a ser abierto en cualquier momento. Creemos, como afirma el experto en talento y liderazgo Fernando Botella, que “se construye y tiene que ver con el esfuerzo”. Está en nuestra mano inculcar en nuestros hijos el valor de la perseverancia, de trabajar duro para conseguir nuestros propósitos. En este mundo en el que ellos han nacido, caracterizado por la inmediatez, donde todo lo tenemos a golpe de clic, es fundamental inculcar el esfuerzo en nuestros hijos para que logren ser la mejor versión de sí mismos.
4. ¿Qué valor le doy al error?
Cuando Thomas Edison inventó la bombilla, no le salió a la primera, sino que realizó más de mil intentos, hasta el punto de que un discípulo suyo le preguntó el por qué persistía en construir una bombilla, si tras más de 1000 intentos no había conseguido más que fracasos. Edison, respondió: “No son fracasos, he descubierto 1000 formas de cómo no se debe hacer una bombilla”. El fracaso forma parte del proceso. Sin error no hay aprendizaje. En este sentido, cabe preguntarse cómo gestionamos el error en nuestra familia y en nosotros mismos. Si penalizamos el error, le estamos diciendo a nuestros hijos que no pueden equivocarse. Esto solo les llevará a no intentarlo por miedo a fracasar y a no cumplir con nuestras expectativas.
5. ¿Acepto las habilidades de mis hijos?
Te voy a lanzar una pregunta: ¿si tu hijo saca un 5 en matemáticas y un 9 en dibujo, a qué le apuntas, a clases de dibujo o refuerzo de matemáticas?
Esta pregunta nos la lanzó la experta en talento Noelia López Chedaen taller en el que nos contó que “este ejemplo es real, de la hermana de un compañero. En su casa hubo un debate muy fuerte, pero finalmente la apuntaron a Dibujo. Estudió Bellas Artes, estuvo en las mejores academias y le han salido oportunidades profesionales por todo el mundo”. Sin embargo, denuncia Noelia, “cuando los niños no encajan en las asignaturas troncales no se ve aceptable a nivel social” y “desde pequeños los niños tienen talento, pero si no encaja con lo que se espera de ellos los padres redirigimos”.
Y es que en realidad, muchas veces las padres y madres creemos que es mejor que nuestros hijos trabajen sus debilidades para encajar en la media en lugar de potenciar las fortalezas. Por eso Noelia lamenta que “padres y madres ponemos el foco en que nuestros hijos lleguen a la media y eso es un problema”.