Sí, papás, mamás: me declaro fan del enfado. Desde mi perspectiva profesional, porque desde la perspectiva de madre pues tengo mis momentos… no os voy a mentir.
Cuando un niño se enfada durante una sesión en mi consulta o sus papás me cuentan cómo se enfada en casa, averiguo muchos aspectos que luego son muy valiosos para la ayuda que ofrezco a esa familia.
Generalmente, mucha de la ayuda está en dar a conocer algunas claves para gestionar ese enfado de forma positiva, es decir, respetando su enfado, ayudar al niño o la niña a entender cómo se siente y cómo lo expresa, y que la cosa no vaya derivando en una batalla campal.
Cómo ayudar a nuestros hijos e hijas a gestionar el enfado
A continuación, os explico cinco pautas sencillas que os pueden ayudar a gestionar el enfado de forma positiva:
– Describir: Exprésale las acciones y comportamientos que estás viendo en tu hijo/a. Se lo más concreto que puedas: “Veo que estás gritando, que estás dando golpes en el suelo, que has roto un papel…”. Este paso le ayudará a saber qué cosas hace cuando está enfadado.
– Validar y empatizar: En muchas ocasiones y casi de forma inconsciente nos puede salir una frase muy típica “no te enfades” o “esto no es para enfadarse”. ¡Error! Esa frase le quita valor a la emoción que siente el niño. Si algo le ha enfadado es que es importante para él o ella. Por otro lado, debemos de empatizar con ese enfado. Esto puede ser complicado a veces porque puede que no entendamos por qué se ha enfadado, por ejemplo, porque para nosotros “eso” no es importante, o también porque choque con lo que esperamos o deseamos que hagan. Si reflexionáis un poco, muchos de los enfados de nuestros hijos e hijas vienen dados por algunos límites que les vamos marcando. Empatiza con esa situación e ponte en los zapatos de tu hijo/a. ¿Tú te enfadarías? ¿Qué sentirías si en ese momento te dijeran que no te enfades, que no es importante?
– Guía y modelo: Parece un poco extraño, desde nuestra perspectiva de adulto, pero en algunas ocasiones les ayuda mucho a nuestros pequeños enseñarles a enfadarse. Por lo menos otra forma de enfadarse en la que expresen su malestar siendo respetuoso con ellos y con los demás. Para eso, dale alternativas: respirar, pintar, abrazarles, correr, estar solos…
– Tiempo: Deja que se tome su tiempo para asimilar las instrucciones y mensajes que le estás dando. Para el/ella es novedoso y necesita tiempo para comprenderlos bien y ponerlos en marcha. Además, en un enfado la parte del cerebro que está funcionando con toda su energía es la parte emocional y nosotros le estamos dando mensajes que precisan de la atención y energía del cerebro racional. Por lo que necesita tiempo para “conectar” correctamente los mensajes que le estamos trasladando.
– Perdón: Todas las pautas anteriores favorecen una cercanía con tu hijo/a en un momento en el que parece que estamos muy distantes, pero sin duda esta, el perdón, hace que esa cercanía sea mucho más evidente. Acepta su perdón y pídele el tuyo si es preciso. En un enfado podemos cometer errores, tanto ellos como nosotros. Hay veces que es muy complicado aceptar ese perdón, aunque venga acompañado de la famosa carita del dibujo del gato con botas, porque el “pollo” que te han montado ha sido glorioso. Pero acéptalo y aprovecha el momento para tener una conversación constructiva con él o ella.
Espero que estos tips os ayuden a enfocar esos enfados con otro punto de vista sin olvidar varios puntos importantes:
– Se tratan de pautas generales, cada familia tiene muchas variables y matices que pueden hacer que una o varias de estas estrategias no funcionen correctamente.
– Si estos enfados son muy frecuentes e intensos os recomiendo que pidáis ayuda especializada. No estáis fracasando en absoluto pero en ocasiones la tecla es difícil de encontrar.
Y, por último, ¡ánimo! Como papás y mamás siempre estamos aprendiendo, crecemos con la edad de cada uno de nuestros hijos.
Aquí os dejamos el vídeo en el que Carmen Marco nos explica estas pautas de forma más detallada. ¡No olvidéis tener papel y boli a mano!