Con una ponencia muy sugerente, plagada de historias de grandes músicos que encierran enseñanzas para la vida, el filósofo y director de orquesta Íñigo Pírfano habló de temas como la unicidad de cada persona a la que debemos educar, la grandeza y la capacidad de liderazgo como un servicio a los demás, la importancia de la autoridad, una concepción más rica de la empatía y el perdón como la mayor grandeza de los seres humanos.
¿Qué hace un director de orquesta hablando sobre educación? Íñigo Pírfano da su respuesta: “El director de orquesta es el paradigma de liderazgo, de persona que tiene que cautivar y enamorar a su equipo para conseguir una respuesta entusiasta. Eso es lo que tenéis que hacer con vuestras pequeñas orquestas”. Para Pírfano, es importante subrayar que en mundo de la educación “no existen las reglas fijas”, pero afirma que la autoridad “es una palabra a la que hay que quitar las capas negativas y es la clave que debe respetarse en la formación”.
Después de proyectar un vídeo sobre cómo grandes músicos de hoy en día se sentían excluidos en la infancia, Pírfano subrayó que “lo peor que existe en el mundo de la educación es el café con leche para todos. Cada persona es única, irrepetible, y eso es lo que la hace capaz de amar y digna de ser amada. Por eso es tan complicada la misión que tenemos en nuestras manos, porque cada persona es una joya especialísima. No se puede trabajar en serie. Es la labor más impresionante y más grande que existe.”
Para el músico y filósofo, ser un gran educador consiste “en tener grandeza para transmitir grandeza. Esto se debe traducir en cuidar esta misión educativa como uno de los más importantes quehaceres para toda la sociedad”.
Sobre la empatía, Pírfano recordó a Edith Stein, filósofa que escribió mucho sobre la empatía. Nuestra acepción es “demasiado pobre”, afirma Pírfano, porque se limita a comprender lo que siente el otro. “Stein habla de tres niveles: comprender lo que siente el otro, sentir con el otro y sentir a una: lo que tú sientes me afecta”. De forma análoga, el filósofo recuerda que “la persona que se siente comprendida va actuar bien. La persona que se siente querida necesariamente va a dar lo mejor de sí”.
Pírfano brinda algunas ideas clave para educar mejor: “un conocimiento profundo del corazón humano, también del propio, la prudencia, la confianza y un liderazgo de servicio ejercido desde la humildad” que no genere “una respuesta servil, sino entusiasta”. Según este pensador, “una orquesta en la que el director se mete en todas las decisiones de los músicos jamás tocará al máximo nivel. El optimismo, las ganas de colaborar se frustran. Se erosiona el talento, la energía y el buen humor. Inmediatamente estas personas piensan ‘no confía en nosotros’. Eso es lo peor que puede suceder, que se traicione la confianza”.
Pírfano también habló de las crisis, que define como “una ocasión que se nos brinda de mejorar”. Considera que es inevitable vivir crisis a nivel interpersonal, pero la clave es “cómo la gestionamos”. Para esta gestión, si se le preguntara: “qué es lo más importante que debemos aprender e inculcar diría que el perdón. Viene del latín, per-donare, regalar a. Es el regalo soberano. Cuando uno perdona se está regalando a sí mismo, negando a sí mismo. Es lo más grande que tenemos los seres humanos, la capacidad de perdonar”.
La ponencia, poética y sugerente, acaba con los versos de Pedro Salinas: “Perdóname por ir buscándote (…) dentro de ti. Quiero sacar de ti tu mejor tú”. Esa debe ser “la virtud principal de un educador, de un padre. Y eso es lo que nos permitirá ver la valiosa estatua donde otros tan solo ven un bloque informe de mármol”, concluye Pírfano.