La vida se organiza en ciclos, al igual que la naturaleza: las estaciones del año son un claro ejemplo. Así hemos organizado nuestros calendarios, lo que nos permite no caer en la monotonía, descansar de cada etapa y poder afrontar la nueva con ilusión. En verano nuestros peques han podido relajar horarios, dedicarse a jugar y explorar, a pasar mucho más tiempo con la familia y amigos, y estar en contacto con la naturaleza. Pero llega septiembre y hemos de empezar un nuevo ciclo con la vuelta al cole, y no todos lo vivimos igual.
La vuelta al cole es un nuevo ciclo
Los adolescentes posiblemente lo asuman con desgana y pereza: ¡Estoy tan bien sin hacer nada! Los niños en etapa escolar normalmente lo viven con ilusión (por ver de nuevo a los compañeros, pasar de curso, volver a sus extraescolares…). Y los más pequeños, los que inician la escolarización… ¡Ay! Estos no saben lo que les viene aun… pero los padres sí, y generalmente vivimos esta etapa con angustia y preocupación: ¿Cómo se adaptarán? ¿Tendrán ansiedad por separación? ¿Comerán bien en la guarde? Son muchos los miedos cuando escolarizamos al niño por primera vez. Son totalmente normales, pero tomándolo con cierta actitud, puede fluir mejor.
En este artículo, te voy a dar algunos consejos para que la vuelta al cole de tus hijos sea más sencilla, en función de la edad que tengan.
Motivar al adolescente
Es fundamental que motivemos a nuestro adolescente para que empiece el curso con buen pie. Y para ello debemos evitar reproches: “a ver si este año estudias más”, “temiendo estoy volver a las peleas por los deberes”, “espero verte más centrado este curso”… porque conseguiremos justo lo contrario. Es más conveniente y nuestro hijo lo agradecerá, que le devolvamos una visión positiva de él mismo y de lo que sabemos que es capaz de hacer: “sé que este año vas a estudiar mucho”, “estoy convencida de que disfrutarás más el estudio”, “te veo mucho más responsable”. El adolescente, perdido en esta etapa compleja y desbordado por sus emociones, necesita apoyo incondicional y que le veamos con todo su potencial: devuélvele esa mirada. Que vea a través de tus ojos la persona que puede llegar a ser.
Preguntarle si algo le preocupa sobre el nuevo curso, si lo afronta con temores o con seguridad y mostrarnos disponibles por si necesita apoyo será fundamental.
Niños en edad escolar
En esta etapa, las dificultades de la vuelta al cole suelen estar relacionadas con la dificultad para retomar rutinas, horarios y obligaciones. Por ello es recomendable que un par de semanas antes hayas empezado a ajustar horas de acostarse y levantarse de forma progresiva, e ir quitando la siesta si no la podrá hacer en el cole. Por otro lado, implicarle en la compra y preparación del material escolar suele ser una buena manera de volver a conectar con la escuela y de motivarse con la vuelta al cole. Hablemos mucho con ellos para detectar con que ánimo afrontan esta nueva etapa, y si hay algo en lo que necesitan apoyo (miedo al rechazo, a separarse de nosotros, a que los amigos se hayan olvidado de ellos, al curso que empieza y sospechan más difícil…). Como siempre, estar disponibles y cercanos creará un clima donde será más fácil que nos cuenten si algo les preocupa. No olvides que los niños, por lo general, cuentan poco, pero tienen un mundo emocional complejo y rico.
Niños en etapa preescolar
La primara escolarización de nuestro bebé es uno de los momentos que los padres vivimos con más angustia. Es la primera vez que va a estar separado de nosotros, en un entorno nuevo y con cuidadores distintos. Es normal estar preocupados, y también sentir nosotros mismos esa ansiedad por separación. Es muy importante elegir una escuela infantil que nos transmita seguridad y confianza, y que esté alineada con nuestros valores. Algo a valorar es que la comunicación sea fluida y tengamos contacto frecuente e información diaria sobre nuestro peque. Es también importante que haya una adaptación progresiva y que se nos permita participar activamente en ella. Por último, como recomendaciones sobre el momento de dejarle (el que más suele angustiarnos, pues al principio es normal que se queden llorando), recordar que no hay que “desaparecer”, sino decirle que os vais un rato y luego volvéis a por él. Hay que despedirse con una sonrisa y tranquilidad total, aunque por dentro estéis llorando, pero que el niño no lo vea. De ese modo le transmitiréis la confianza y seguridad que necesita. Poco a poco conocerá a sus nuevas cuidadoras y establecerá un vínculo con ellas, pero mientras eso sucede, es normal que haya un periodo de transición y adaptación que requerirá mucho amor y paciencia. Será normal que duerma peor esos días, que esté más caprichoso para comer, o que nos rechace cuando vayamos a recogerle. Todo esto pasará tras las primeras semanas.
La vuelta al cole es un cambio de ciclo, un momento en el que dejamos atrás el verano y su indolencia, para pasar a retomar la actividad, el estudio, el deporte y resto de extraescolares, así como ciertas rutinas que también son muy enriquecedoras.
Y de cómo lo afrontemos los padres: con tranquilidad, sin estrés (sobre todo por las mañanas!) dependerá, en gran medida, como lo tome nuestro hijo.