La palabra divorcio es una de las más temidas cuando estamos asentados en una relación. Con el divorcio se suelen asociar términos como fracaso, desengaño, derrota…
Al divorcio o a la separación nadie llega queriendo, sino que es un paso que damos tras ver que -entre las diferentes razones que pueden existir- somos infelices en una relación. Es muy fácil decir “Si no estás feliz con tu pareja, divórciate”. Pero cuando se da esta situación, se pasa mal. Ya lo dice Lucía Galán, también conocida como Lucía Mi Pediatra en su libro ‘El viaje de tu vida’: “No nos engañemos, un divorcio, aun en el mejor de los escenarios, nunca es fácil, no lo es. Y no lo es para nadie”.
¿Debemos seguir en una relación en la que somos infelices por los niños?
La situación se complica cuando en la relación hay hijos de por medio. Suelen ser uno de los motivos por los que decidimos no divorciarnos o postergar la situación. Como nos contaba la psicóloga Silvia Congost en nuestro evento “Educar desde la relación de pareja”, tenemos la creencia de que es mejor mantener una pareja unida aunque ya no se pueda soportar por los hijos. Son diversos motivos los que indica Congost por los que no debemos mantener una relación si somos infelices, aun teniendo hijos:
- Nuestro bienestar va a afectar también al bienestar de los hijos: En una relación en la que no somos felices, nuestro estado emocional va a repercutir al día a día y las interacciones con ellos. Como explica Úrsula Perona, “los niños son como esponjas, se contagian de nuestro estado emocional”. Por lo que si nosotros somos infelices, ellos también lo serán.
- Siguen nuestro ejemplo: “El niño aprende que el amor es lo que ve en casa: da igual que sean golpes, gritos… Con muchas probabilidades es lo que van a reproducir el día de mañana”, cuenta Congost. Están aprendiendo indirectamente que se puede vivir en relaciones no sanas, que se puede vivir al lado de una persona que no nos hace feliz, por el hecho de que se debe “aguantar”. “Preferimos seguir mal acompañados que sin esa persona”, dice la psicóloga. Nos lanza un ejemplo: imaginemos que nuestros hijos en 20 años tienen la misma relación que tenemos ahora con nuestra pareja. ¿Querríamos que se quedaran en esa relación o preferiríamos que fuesen felices y evolucionasen? Como sentencia Congost: “Es mejor enseñarles que una relación de pareja puede acabar, que es un cambio que nos hace crecer, que nos hace madurar”.
- A largo plazo los hijos entenderán los motivos de la separación: Los hijos estarán tristes y no entenderán la situación en un primer momento, pero en un tiempo verán como sus progenitores están más felices separados. Por eso, tu mejor aliada va a ser la espera y la paciencia. También habrá cambios a los que adaptarse. “El cambio se produce en ti y en tus hijos, pero no temas, no es un cambio a peor, no debe serlo”, cuenta Lucía Mi Pediatra en su libro.
¿Cómo puedo gestionar el divorcio sin que mis hijos sufran?
Tanto Silvia Congost como Lucía mi Pediatra aportan varios consejos para poder afrontar y gestionar un divorcio sin que nos dañe a nosotros mismos ni a los hijos.
- Priorízate: Primero, piensa en tu felicidad. “Mis hijos son muy importantes en mi vida, son lo más grande que tengo, pero mi felicidad y estabilidad también lo son”, escribe Lucía Mi Pediatra. Como decíamos antes, si tú no te encuentras bien, tus hijos tampoco van a estar bien, les va a afectar verte mal.
- Deja atrás la culpa: No vamos a pasar página si creemos que es nuestra culpa que no haya funcionado la relación. Hay que empezar a asociar el divorcio como el paso que se debe dar cuando una relación no funciona, y no como un fracaso en nuestra vida.
- Honestidad con tus hijos: Tus hijos van a hacer muchas preguntas, no van a entender al principio la situación. Por eso, hay que explicarles los cambios usando un lenguaje adaptado a su edad. “Las preguntas no cesarán. Y no vendrán justo al principio, no… Las irán haciendo con el paso del tiempo y te las plantearán en los momentos más insospechados, aunque pasen muchos años. No te castigues. Es normal. No te culpes”, cuenta Lucía.
- Deja claro que no es la culpa de los hijos: “Hay que explicarlo de forma muy clara y directa en su lenguaje. Hay que remarcarlo mucho”, apunta Congost. Nuestros hijos pueden acumular culpa al creer que ellos son el causante de que sus padres se separen. Por este mismo motivo, no debemos usar a nuestros hijos como el arma arrojadiza para enfrentarnos a la pareja.
- No descalificar a la pareja. Aunque la relación se haya vuelto tensa, no se trata de que descalifiquemos a la otra persona tras la separación. Si usamos los insultos o descalificaciones cuando nos referimos al otro progenitor, los hijos irán aprendiendo que no hay un vínculo familiar y que tienen que escoger entre ellos. “Cuando ellos nos recuerden, que lo hagan con el convencimiento de que lo nuestro fue una separación cordial y nada ruidosa, preservando en todo momento su bienestar y armonía. No hay mayor gesto de generosidad que este. Hazlo por ellos”, indica Lucía.
- Luchar por un divorcio amistoso (siempre que sea posible): Como señala Silvia Congost, lo ideal sería que los niños pudiesen estar la mitad del tiempo con cada progenitor, siempre y cuando uno de ellos no sea “tóxico o peligroso para el niño, tenga un perfil maltratador o esté psicológicamente alterado o inestable”. Congost apunta que si tenemos pensamientos como “yo quiero que mi hijo esté siempre conmigo, no puede pasar una semana sin mí”, debemos dejar de ser egoístas, dejar de pensar menos en nosotros y pensar más en el bienestar del hijo y en lo beneficioso que será para él pasar tiempo con sus dos progenitores.
Y si…
¿Mi hijo prefiere estar con un solo progenitor aunque haya custodia compartida?
En casos en los que los hijos prefieren a uno de los progenitores sobre el otro Silvia Congost señala que se necesita paciencia y espera para recuperar la confianza de los hijos. Igualmente, se debe cumplir con lo pactado en la custodia y los hijos deben pasar los días acordados con cada progenitor. Por nuestra parte, podemos darles todo el amor que necesitan y que tengan bien cubierta su parte afectiva. Los hijos poco a poco se irán dando cuenta de que se sienten bien en donde tienen cariño e irán recuperando la confianza en nosotros.
Tengo una nueva pareja, ¿cómo se lo digo a mis hijos?
Si nos acabamos de divorciar de nuestra anterior pareja, Congost y Galán apuestan por esperar un poco antes de contárselo a los hijos. Asimismo, Lucía Galán aconseja que esta nueva relación se mantenga en la intimidad hasta que uno esté preparado para contárselo a los hijos.
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