José Antonio Luengo: “Hablando de la conducta suicida, hablando de la muerte, salvamos vidas”

"Mueren casi 3.600 personas cada año en España como consecuencia de una conducta suicida y, sin embargo, no hay campañas específicas para su atención"

Hace unos días, el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid alertaba de que las tentativas de suicidio y autolesión en la población infantil y juvenil habían aumentado un 250% durante la pandemia. Estas cifras tan impactantes responden a una tendencia que se ha agravado por la situación que llevamos viviendo los últimos años, pero que no ha aparecido como consecuencia de la pandemia: antes de la misma ya existía, y después de la pandemia seguirá existiendo.

Por eso es tan importante que pongamos el foco en esta lacra social que afecta a tantísimas personas en la actualidad y pongamos en marcha acciones, desde todos los agentes de la sociedad, para revertir estos datos tan preocupantes. Por eso es tan importante que hablemos de suicidio. Y con este nombre “Hablemos de… suicidio”, el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid ha lanzado una campaña muy necesaria que creemos que es importante que madres, padres y profesionales de la educación tengamos muy presente. Para saber más sobre esta campaña hemos hablado con José Antonio Luengo, Decano del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid.

José Antonio, ¿a qué se debe este gran aumento de las tentativas de suicidio entre la población joven?

Hay 2 razones que están entrecruzadas. La primera es que el confinamiento, la pandemia, el desarrollo de los cursos escolares… todo lo que han vivido niños, niñas y adolescentes evidentemente ha tenido un impacto en su salud, en su bienestar. Si en condiciones “normales” hay muchos niños que ya viven situaciones complejas, en una situación como esta, la vulnerabilidad ha sido mayor. Por lo tanto, es lógico que haya habido un incremento porque los factores de riesgo, en general para cualquier población, de afectación de la salud mental han estado mucho más presentes.

Pero hay otra cuestión que también es importante. Durante todo este tiempo, hemos estado mucho más sensibles a lo que sentimos, a nuestras emociones, nuestro estado psicológico… y hemos detectado más cosas. Es decir, ha habido sistemas de detección y de alertas mucho más activados que antes. Entonces: a más activación, más solicitud de ayuda.

Lo que hemos visto es señal de que ha habido más necesidad, más alarma, más afectación… eso es indudable. Probablemente antes algunas ya estaban, pero no habían llegado hasta la solicitud de ayuda. Por lo tanto, hay que tener en cuenta que no todo el incremento se debe a que hay más, sino que parte del incremento son cosas que ya pasaban, pero que no se habían visto. 

Otro dato que nos preocupa mucho es que la conducta suicida sea la principal causa de muerte no natural entre los jóvenes en España, ¿estamos dejando de lado la salud mental de niños y adolescentes?

Es muy importante este tema. Las sociedades de pediatría, de salud mental, de psiquiatría, el propio consejo general de la psicología de España, nosotros desde el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid…, vinimos alertando durante la pandemia de que la población infanto-adolescente lo estaba pasando muy mal, y no se hablaba nada de ellos. Se hablaba, como no puede ser de otra manera, de los fallecidos, de las personas mayores, de las personas vulnerables…, pero se pensaba que los niños “bueno, los niños se adaptan a esto como si no pasara nada”.

Lo que es evidente es que esta pandemia nos ha traído el afloramiento de una cosa que ya estaba siendo alertada por los profesionales y que pone de manifiesto que el sistema de salud mental, de atención especializada, no llega a atender a toda la demanda que hay en materia de salud mental. Y en el caso de infancia y adolescencia es especialmente grave, porque estamos hablando de una población muy vulnerable. Hace falta un plan de diagnóstico, que permita diagnosticar qué necesidades tenemos y por dónde tenemos que ir, un plan a varios años, porque sino todos estos elementos van a acabar generando cada vez situaciones más delicadas en el desarrollo de la población de la que estamos hablando.

Desde el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid habéis puesto en marcha la campaña “Hablemos de… suicidio”, ¿qué objetivos persigue esta campaña y por qué se hace tan necesaria?

Hablemos de… suicidio” pone en el escenario una necesidad: hablar de un fenómeno que es una lacra terrible y, además, un problema de salud pública bien conocido. El número de personas afectadas es mucho mayor que otros fenómenos como los accidentes de tráfico o la violencia de género, y sin embargo no cuenta con campañas específicas para su atención. Estamos hablando de que mueren casi 3.600 personas cada año en España como consecuencia de una conducta suicida, pero sabemos que esa cifra está infradatada, es decir, son muchos más pero no todos los suicidios son tasados como suicidio. Un accidente de coche, por ejemplo, siempre es un accidente de circulación, aunque haya podido ser una persona que ha querido estrellarse.

Entonces, nosotros queríamos: por un lado, visibilizar este fenómeno más allá de lo que es “el día internacional de”, dedicar el mes de septiembre para hacer muchas actividades ligadas al desarrollo de reflexión profesional sobre el tema, pero también llegar a la ciudadanía a través de los medios de comunicación, a los representantes políticos, a los representantes municipales… para ir generando, no solo un debate social sobre el tema, sino también la sensibilización, la información y la formación sobre este fenómeno. Porque sabemos que hablando de la conducta suicida, hablando de la muerte, salvamos vidas. Queremos que forme parte de la reflexión más allá de que haya una noticia de que una persona se haya quitado la vida.

También es importante saber que hablar de ideación suicida no significa pensar “me voy a suicidar”, sino simplemente que se te pasa por la cabeza. La idea de la muerte está muy presente en la adolescencia, lo que pasa es que se nos olvida, pero está muy presente. Entonces, dependiendo del grado de dolor psicológico que tú estás pasando, se puede pasar de una simple idea que de vez en cuando te aparece (porque ves que no funcionas, o que las cosas no te van bien, porque estás deprimido o por un montón de cosas) a una situación de desesperanza, de pensar: “de aquí no voy a salir”, y ahí encontramos más riesgo.

Y hay un segundo objetivo: que la psicología esté al servicio de la sociedad para ayudar en este tema. Nosotros, por ejemplo, vamos a remitir informes a todos los ayuntamientos de la Comunidad de Madrid para que aquellos que quieran desarrollar acciones en su localidad para seguir hablando del suicidio, lo haremos con ellos, vamos a poner a disposición nuestro saber profesional sobre todo para contribuir a que el sufrimiento y el dolor psicológico sea más entendido por parte de la ciudadanía en general.

Al final, de lo que no se habla, parece ser que no existe…

Así es. Muchas veces se piensa desde los medios de comunicación que no se debe hablar de suicidio porque “llama” al suicida. Nosotros decimos lo contrario: hablar del suicidio previene y salva vidas. Pero hablar de suicidio no significa dar la noticia de que un chico se ha suicidado tirándose desde un séptimo y contar que le pasaba esto o lo otro… no. Hablar del suicidio es hacer debates, hacer talleres en los centros educativos, hablar de los trastornos del estado de ánimo, hablar de lo mucho que se hace para prevenir, para que la gente conozca que se sabe qué hay que hacer…

¿Qué mensaje enviarías a las madres, padres y docentes con respecto a la prevención del suicidio?

Hay una parte importante en todo este proceso que es la prevención y detección de desajustes emocionales y de trastornos del estado de ánimo en los centros educativos. Porque esto no es un asunto que se trate solo en los centros de salud mental o en los centros de psicología, es un asunto que hay que llevar también a los centros educativos para hablar de lo que es este fenómeno. Hay que poner en marcha planes para la prevención y la detección de estos desajustes para que los centros tengan esos planes. Y en esos centros se debe ofrecer ayuda a las familias para poder abordar esas situaciones.

Cuando hablamos de hacer planes de prevención y detección de desajustes psicológicos, claro que estamos hablando del suicidio, pero también de lo que es previo al suicidio: no hay suicidio, en general, sin sufrimiento psicológico. Entonces, si detectas el sufrimiento psicológico en los primeros estadios, pues vas a poder trabajar de manera que no se produzcan situaciones que sí llegan a la ideación suicida como es la desesperanza.

Por eso, es muy importante que la ciudadanía en general, las madres y los padres, entiendan que con los chicos hay que hablar, también en centros educativos y talleres, de lo que es el sufrimiento, de cómo podemos pedir ayuda, de cómo podemos ayudar a compañeros que están sufriendo, y los padres y profesorado deben saber cómo responder a este tipo de alarmas, que desde luego no se responden diciendo “bueno, está intentando llamar la atención” o huyendo de la situación, sino escuchando, siendo empático, comprendiendo a la persona, poniéndose en su lugar, dando espacio, dando ayuda… cuando esto se hace, funciona.

Desde Educar es Todo queremos dar nuestro apoyo a la campaña lanzada desde el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, por eso nos sumamos a la iniciativa de hablar sobre el suicidio, reflexionar, dejar de tratarlo como un tabú. No permitamos que el suicidio siga siendo una realidad silenciada: 10 familias al día

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Marina Borràs

Cuando era pequeña me sentaba a diez centímetros de la televisión para ver las noticias todas las mañanas antes de ir al cole. Cuando crecí un poco, se dieron cuenta de que la razón por la que me acercaba tanto al televisor era porque necesitaba gafas, aunque yo prefiero pensar que por aquel entonces ya había encontrado mi pasión: de mayor quería ser periodista. Y así fue. Estudié periodismo y comunicación política, y sigo formándome en los temas que me apasionan: educación, igualdad de género y nuevas tecnologías.

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