Frases que ilusionan: “Me encanta tu imaginación desbordante”

Ya lo decía Ken Robinson: “Todos los días, en todas partes, nuestros hijos extienden sus sueños bajo nuestros pies y debemos pisar suavemente”. Y lo cierto es que muchas veces, como leemos en El Principito, los adultos nos olvidamos de los sueños: “Todas las personas mayores fueron al principio niños. (Aunque pocas de ellas lo recuerdan.)”

Frases que ilusionan: “Me encanta tu imaginación desbordante”

Ya lo decía Ken Robinson: “Todos los días, en todas partes, nuestros hijos extienden sus sueños bajo nuestros pies y debemos pisar suavemente”. Y lo cierto es que muchas veces, como leemos en El Principito, los adultos nos olvidamos de los sueños: “Todas las personas mayores fueron al principio niños. (Aunque pocas de ellas lo recuerdan.)”. Incluso a veces nos da por ir como apisonadoras sobre los sueños de nuestros hijos: “¿Pero cómo vas a querer hacer esto?”, o poner muchos “sí, pero” a sus ideas alocadas, como nos contaba Álvaro Bilbao en nuestro taller sobre creatividad. Y es que una de las frases que deberíamos ofrecer a nuestros hijos, como perlas en su camino (tal como nos contaba Cristina Gutiérrez en su ponencia, es: “Sin sueños el mundo no sería tan grande. Sueña, hijo, y hazlo inmenso”. Lo vemos con la historia de Beatriz la fantástica, sus padres, que sí recuerdan su infancia y disfrutan con su imaginación desbordante, y los otros adultos, que ponen muchos peros a las fantasías de Beatriz.   

Beatriz es una niña de 6 años con muchísima imaginación. En un minuto convierte el salón en un campamento indio, el sofá en un barco pirata, se inventa historias con sus amigos en el parque, sueña con ser astronauta de mayor e invita siempre a los adultos a unirse a sus juegos: “Ahora, cuando me toque el baño, eres un monstruo que viene a secuestrarme y a meterme en un foso, que es la bañera”. Algunos días, claro, sus padres no están tan dispuestos a jugar, porque tienen prisa o están cansados, pero sus padres le suelen decir: “¡Cómo mola que tengas tanta imaginación y todo lo que te inventas!”. Y muchos días entran en el juego añadiendo nuevas variables insólitas, en  línea con lo que nos contaba Álvaro Bilbao: “Para educar a nuestros hijos y conservar su creatividad hace falta decir menos “no, porque”, “sí, pero” y más “sí, y además””.

Muchos adultos, cuando la ven tan fantasiosa, le ponen esos peros. Un amigo de sus padres, al saber que quería ser astronauta, le dice: “¿Pero tú sabes que para eso hay que estudiar mucho?”. Una tía abuela que ve cómo la niña convierte el salón en un campamento indio le dice: “¿Pero has visto cómo has puesto el salón? Este no es lugar para jugar…”. Uno de sus abuelos, cuando ve en el parque cómo inventa juegos con sus amigas, dice a sus padres: “No deberíais dejar que fuera tan fantasiosa, parece que no vive en la realidad”.

Los padres que, curiosamente, no son como los adultos de los que habla El Principito y sí recuerdan su infancia, sonríen y a veces contestan: “Si no dejamos que su imaginación se desborde ahora que tiene seis años, ¿cuándo podrá hacerlo? A nosotros nos encanta verla así de fantasiosa, disfrutamos mucho y nos contagia”.

¿Qué palabras creéis que le harán sentir mejor a Beatriz, las de sus padres o las de los otros adultos? Y vosotros, ¿disfrutáis con la imaginación desbordante de vuestros niños?

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Educar es todo

Educar es Todo es un proyecto cuyo objetivo es colaborar con madres y padres en su labor educativa. Uno de los pilares fundamentales de una buena sociedad es apoyar la tarea de las madres y padres que lideran los hogares y la educación de sus hijos. Por eso, queremos acompañarlos en este apasionante viaje educativo, aportando ideas, reflexiones y estrategias que les ayuden a conseguir ese objetivo, que entendemos que es el de todos. Esperamos que también el tuyo.

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