Todas las claves para criar con tranquilidad y apego en un taller muy especial
El embarazo es un momento único. Desde antes de la concepción ya nos estamos preparando para esta especial etapa desde nuestra salud física, el cuidado de la alimentación o incluso el momento que estamos viviendo para ofrecerle y ofrecernos cierta estabilidad. Pero a veces se nos escapa pensar que “lo único que permanece es el cambio”. Por eso os invito a ser protagonistas de la única preparación que va mas allá de los cambios de lo incontrolable: la conexión con tu bebé. Y para esta preparación es imprescindible contar con tu capacidad instintiva y natural de escuchar tu cuerpo, de reconocer tus emociones y de proyectar el vínculo con tu bebé desde antes de su nacimiento. Así descubrirás muy pronto qué es lo más importante que necesita de tí. ¡Y eres tú!
Para explicaros el desarrollo del taller Tranquilidad y Apego, tomamos como punto de partida la INFANCIA como encuadre a todo lo que le acompaña, ya que no es tan antiguo tomar en cuenta las necesidades emocionales de los niños y niñas en esta etapa de la vida. Por eso que hacemos una breve, aunque necesaria, introducción desde la historia de la evolución de la infancia y cómo era entendida desde la Edad Media hasta nuestros días. Os podrá sorprender que es a finales del siglo XX, desde la Declaración de los Derechos del Niño en 1959 y la entrada en vigor en 1989 de la Convención sobre los Derechos del Niño, cuando se reconoce que los niños (seres humanos menores de 18 años) son individuos con derecho de pleno desarrollo físico, mental y social, y con derecho a expresar libremente sus opiniones. Algo fácil de identificar como obvio en nuestros días pero que ha supuesto un trabajo de diez años elaborar, y siglos en reconocer. Anteriormente los niños eran tomados como adultos en miniatura, y figuritas a las que se podía moldear al antojo de como los adultos quisieran, tomando cualquier otra forma que no fuese la suya propia. O se les utilizaba para realizar de pequeños a más importantes hurtos, siendo fuertemente sancionados por ello.
“No hay causa que merezca más alta prioridad que la protección y el desarrollo del niño, de quien dependen la supervivencia, la estabilidad y el progreso de todas las naciones y, de hecho, de la civilización humana”. Plan de Acción de la Cumbre Mundial a favor de la Infancia, 30 de septiembre de 1990.
Y desde aquí comenzamos un recorrido, muy participativo con todos los asistentes por las bases de la preparación para una buena crianza con apego: el cuidado de las emociones desde el embarazo, la pareja, y el vínculo durante la crianza.
Durante el embarazo, se sienten emociones diferentes y contradictorias incluso en un breve espacio de tiempo. Varios estudios confirman la importancia del estado emocional de la mujer embarazada para la salud del feto, pues no solo se comparte un espacio en el interior de su cuerpo. La alimentación, las vibraciones de tu cuerpo y tu estado emocional serán parte importante en el estado de tu embarazo.
A partir de la semana 26 del embarazo, el feto desarrolla el sentido del oído y es capaz de detectar no solo los sonidos del interior del cuerpo de su madre sino también los sonidos externos, y está alerta ante cualquier sonido que le suponga una amenaza, así como de los sonidos que le resultan placenteros. Aprovechando a partir de este momento para ponerle música a tu bebé, conectar con las voces del futuro papá y de personas muy allegadas, es posible tener las primeras impresiones del bebé y sus emociones sobre el mundo que le rodea. Los seres humanos somos “seres musicales“, y la música y los sonidos estimulan nuestros sentidos, a la vez que nuestro desarrollo.
Cuando la hay, la pareja tiene un papel muy importante durante el embarazo para conocer y acompañar a la futura mamá en esta etapa, y por su conocimiento y cercanía con la madre y el feto. Cuanto mejor se conecte la pareja en este período mas fácil será crear un equipo de crianza una vez llegado el bebé a sus vidas. Y por eso trabajamos durante el taller con ejercicios y dinámicas que tienen mucho que ver con las emociones y cómo expresarlas, y una comunicación profunda desde el despertar de todos los sentidos entre la pareja.
Son tres los principales canales de comunicación entre la futura mamá y el feto: el torrente sanguíneo, los sentidos del bebé durante el desarrollo de éstos dentro del útero y la percepción extrasensorial o las impresiones y energías que recorren por el cuerpo de la madre, recordando que la importancia del bienestar de la mujer gestante tiene que ver en parte con el bienestar de la pareja, y a la vez facilita un bienestar integral en el desarrollo del futuro bebé.
Hablamos de la oxitocina como la hormona responsable del cuidado, o la “hormona del amor” como se la conoce también por facilitar el instinto materno y otros procesos afectivos, como el enamoramiento. Está muy presente en el cuerpo de la mujer, ayudándola en el parto y en la crianza; y en el hombre puede desarrollarse durante el cuidado y atención al bebé. Esta hormona cumple su papel en los estados de enamoramiento, por eso que trabaja junto a las “neuronas espejo” y nos ayuda a entender y empatizar mejor con las emociones de nuestro ser amado… nuestro bebé en la crianza. Respondemos a las preguntas sobre cómo criar a bebés tranquilos y emocionalmente sanos, sin elevar sus niveles de cortisol ante momentos de estrés, lo que nos devuelve a la base de empezar por gestionar nuestras propias emociones, y establecer unas pautas de crianza en equilibrio entre la pareja ya convertidos en “equipo de crianza”, formando un tándem consensuado entre todas las creencias que cada uno trae y sus costumbres heredadas.
De nuevo practicamos ejercicios de conversación consciente entre la pareja, antes de conocer las particularidades del cerebro inmaduro de nuestro bebé, y sus necesidades básicas desde su nacimiento: seguridad, afecto y protección.
“La falta de vínculos afectivos compromete la salud inicial del cerebro”. Campaña de la OMS de la alerta a padres y educadores.
En la recta final del taller, futuros papás y mamás se cogen de la mano y escuchan emocionados los tipos de apego, desde la Teoría del Apego de John Bolwby y su estudio con monos Rhesus, y la situación extraña de Mary Ainsworth, sonriendo mientras comprenden el resultado de este experimento: mamíferos similares a los humanos prefieren permanecer al calor de una mamá de felpa a una mamá de alambre que sostiene un biberón de leche. El apego es más que alimento, supone ternura, cuidados, protección y calor. Y el apego seguro ofrece la posibilidad de conocer el mundo con la seguridad de encontrar a su lado a las figuras de referencia, que somos sus padres (por cercanía y cuidados) en el momento que necesiten tomar fuerzas para seguir avanzando por el aprendizaje de exploradores de esta vida única.
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