Frases que ilusionan: “Todas las emociones son importantes. Así que emociónate”

Cabe tener presente, como nos dijo justo hace una semana Mar Romera, que "las emociones no son negativas ni positivas y tenemos que vivirlas todas. Yo quiero que mis hijas vivan todas las emociones, no que sean felices”. Así, subrayó la necesidad de enfadarse cuando alguien nos trata mal o de estar tristes cuando ocurre una desgracia.

Frases que ilusionan: “Todas las emociones son importantes. Así que emociónate”

Muchas veces, incluso en este espacio, hablamos de emociones negativas (miedo, ira, tristeza) y emociones positivas (alegría, básicamente). Padres y madres tratamos de evitar que nuestros hijos sientan (o expresen) miedo, ira, tristeza…, porque son emociones que quizá compliquen el momento, obliguen a parar nuestra actividad o nuestro ritmo de vida para ayudar a nuestros hijos a procesarla y porque, desgraciadamente, entendemos que mostrar emociones es signo de debilidad, es exponerse demasiado. Pero cabe tener presente, como nos dijo justo hace una semana Mar Romera, que “las emociones no son negativas ni positivas y tenemos que vivirlas todas. Yo quiero que mis hijas vivan todas las emociones, no que sean felices”. Así, subrayó la necesidad de enfadarse cuando alguien nos trata mal o de estar tristes cuando ocurre una desgracia.

Jaime es un niño de 6 años que cualquiera etiquetaría como “muy intenso”. Desde pequeño, se enfada de lo lindo cada vez que vive algo que considera una injusticia, se pone a llorar con enorme pena cuando siente mucha tristeza… En su entorno, suele recibir el mensaje de que no debería ponerse así, que si no le da vergüenza ponerse tan enfadado, que esa pena no es para tanto… Lo cierto es que estos comentarios no ayudan a Jaime, porque como buen niño, tal como dice Óscar González, “es pura emoción en movimiento” y no puede esconder ni procesar bien esas emociones. Felizmente, sus padres suelen tomarse esas emociones como una fuente de información y como un signo claro de que su hijo es un ser vivo y sano, capaz de emocionarse.

Un día, en una comida familiar, Jaime se puso muy triste a llorar porque sus primos, mayores, no le dejaban jugar con él. Algunos de sus familiares le soltaron rápido:

– Ay, Jaime, qué blandito eres, te pones a jugar a otra cosa y ya. Si es que lloras por nada. 

Sin embargo, el padre de Jaime, Óscar, no quiso dejar el tema ahí y forzar a su hijo a tragarse la tristeza.

-¿Qué pasa, Jaime? – le dice, abrazándole, mientras su hijo no para de llorar. – Ven, cuando te calmes me cuentas qué ha pasado. 

Viendo las miradas de desaprobación de algunas personas (como diciendo “qué sensible es este niño y qué blandito lo están haciendo”), Óscar decide hablar con su hijo tranquilamente sin público delante, así que se lo lleva fuera del restaurante. Deja llorar a su hijo y cuando está listo Jaime le cuenta que se había sentido excluido en el juego y que se metieron con él cuando dijo que eso le ponía triste.

Pues a mí me parece genial que compartas tus emociones, es muy valiente. Pero ahora, ¿qué crees que puedes hacer? ¿Cómo podrías resolver esta situación?

Jaime decide jugar con los primos más pequeños y no dejar que los primos mayores sigan tratándolo con faltas de respeto. Y mientras tanto Óscar y María, los padres de Jaime, debaten con sus primos sobre cómo gestionar las emociones con sus hijos:

Me parece que os equivocáis dando tanta importancia a las emociones de Jaime. Se está convirtiendo en un sensiblero y carne de burla – les dice uno de sus primos.

– Es que las emociones son importantes. A ti no te gustaría que cuando estés triste nadie te escuche. Eso no significa que le resolvamos el problema, ya has visto que no hemos ido corriendo a solucionar la situación, simplemente le escuchamos. Porque lo hagamos o no, esa emoción existe y es mejor enseñarle a procesarla con calma.

-Es que si le das tanta importancia, no le ayudas a salir de emociones negativas -opina otra de las primas.

– No existen emociones positivas o negativas. ¿O es positivo que Jaime se alegre si un amigo se rompe un brazo? ¿Es positivo que Jaime no se enfade con alguien que le empuje? ¿Es positivo que Jaime no se ponga triste si se muere nuestro perro? – dice María.

– Al menos nosotros con Jaime vemos que permitir que exprese la emoción, hablar sobre ella cuando se calme, animarle a sacarla de dentro para poder procesar la información, le ayuda a aprender, a calmarse… Y cuando tenemos prisa porque la emoción se esconda, porque en ese momento no nos va bien, solo conseguimos que se ponga más nervioso, que no entienda nada y que esté menos a gusto. Y que no aprenda nada de la situación ni busque una salida o una solución. .

 

 

 

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Educar es todo

Educar es Todo es un proyecto cuyo objetivo es colaborar con madres y padres en su labor educativa. Uno de los pilares fundamentales de una buena sociedad es apoyar la tarea de las madres y padres que lideran los hogares y la educación de sus hijos. Por eso, queremos acompañarlos en este apasionante viaje educativo, aportando ideas, reflexiones y estrategias que les ayuden a conseguir ese objetivo, que entendemos que es el de todos. Esperamos que también el tuyo.

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