Controlar una pataleta de nuestro hijo o hija no es tarea fácil. Cuando uno se convierte en padre o madre, la preocupación viene de serie, y esta aumenta cuando los niños tienen una rabieta que no sabemos cómo calmar.
Pero podemos tranquilizarnos, las pataletas forman parte del desarrollo natural de nuestros hijos. Son reacciones igual de normales que cuando nuestro hijo se hace pis. No son una forma de desafiarnos, ni de retarnos ni de atacarnos. Son la forma que tienen los niños pequeños de expresar una emoción.
Es legítimo y beneficioso manifestar lo que sentimos, pero siempre desde conductas proporcionadas. Sin embargo, los niños pequeños no saben cómo gestionar sus emociones y cómo reaccionar ante ellas y, además, como nos cuenta en este vídeo el psicólogo Alberto Soler, no tienen desarrollada la parte del cerebro que controla sus impulsos. Por eso, acuden a las pataletas, ya que no conocen otra manera de manifestar lo que sienten.
¿Cuándo aparecen estas rabietas o berrinches?
Estas pataletas pueden aparecer desde los dos años hasta los cuatro (aunque pueden prolongarse durante más tiempo), y son un signo de que nuestros hijos están desarrollando su propia autonomía.
Los niños y niñas acuden a ellas tras experimentar la emoción de la ira, el enfado o cuando se sienten frustrados. Estas emociones pueden surgir cuando no les apetece hacer algo, cuando tienen una necesidad que no les hemos cubierto o cuando tienen un deseo y no se cumple.
Por ejemplo, nuestro hijo quiere una tableta de chocolate del supermercado. Nosotros pasamos de largo y no se la compramos. Es muy probable que nuestro hijo se enfade con nosotros al no ver cumplido su deseo y esto le provoque una pataleta, la cual la puede expresar a través del lloro, de los gritos, de patadas o ataques de rabia.
Cómo prepararse antes de que se produzca una rabieta
- Comprender y empatizar: Tenemos que concienciarnos de que los niños acuden a las pataletas para expresar sus emociones. Debemos legitimar lo que sienten y permitirles que lo manifiesten de esta forma.
- Satisfacer sus necesidades: Tanto las fisiológicas (alimentación, higiene, sueño…), las afectivas (cariño, amor), las cognitivas (curiosidad y autonomía), como las sociales (formar parte de un grupo, socializar primero con familia y más adelante con otras personas).
- Tener rutinas y horarios fijos: Alberto Soler explica que nuestro hijo va a estar mucho más tranquilo si sus días son parecidos entre sí, pues de esta forma irá aprendiendo que se han de respetar esos horarios y no sentirá ansiedad ante la incertidumbre.
- Evitar situaciones proclives a las rabietas: Si nuestro hijo o hija monta una pataleta cada vez que le apagamos la televisión o cada vez que pasa por la tienda de chuches porque no se las vamos a comprar, es mejor evitar estos escenarios desde el principio para no plantearles ese deseo.
Qué hacer cuando mi hijo tiene una pataleta
Como cuenta Soler, muchas veces no sabemos reaccionar ante un berrinche, porque actuamos más de cara a los demás, por las miradas cuando se da una rabieta en un espacio público, que por cómo se encuentra nuestro hijo. Estos cuatro consejos nos pueden ayudar a calmar la emoción de nuestro hijo o hija:
- Bajar a su nivel y mirarle a los ojos: Solo así podremos calmar al niño, ya que estando a su misma altura, estará mucho más receptivo.
- No chillarles: Aunque es muy complicado no gritar en ciertas situaciones, tenemos que pensar que con los gritos solo conseguiremos agravar la situación y el vínculo con nuestro hijo empeorará.
- Transmitirles amor incondicional: Expresarles muestras de amor y cariño puede ayudarles a calmarles. Asimismo, puede ir acompañado de frases en un tono calmado como: “Cariño, yo te quiero mucho, pero esto no es posible”.
- Redirigir una vez se haya calmado la crisis: En medio de un estallido emocional, por mucho que queramos apelar a la mente racional de nuestro hijo, no va a comprender nada. Podemos acercarnos a hablar con él cuando se haya calmado sobre lo que ha sucedido.