Las crisis de lactancia son una de las causas que nos llevan a las madres a abandonar la lactancia antes de tiempo. Aunque recibir leche materna alguna vez comparado con no lactar nunca ya resulta ventajoso para la salud de nuestro bebé y la nuestra, la evidencia actual confirma que dichos beneficios son dosis-dependiente, es decir, a mayor tiempo de lactancia, mayores beneficios obtendremos.
En España, el porcentaje de mujeres que alimentan a sus hijos hasta los seis meses a través de la lactancia materna exclusiva es del 28’5% (dato extraídos de las Encuesta Nacional de Salud). Cifras similares a las globales europeas, pero lejanas a la recomendaciones de la OMS-UNICEF que insisten que “la alimentación con leche materna es, probablemente, la intervención sanitaria que, con menores costes económicos, consigue mayores beneficios sobre la salud de las personas”.
¿Qué es una crisis de lactancia?
Las crisis de lactancia, también conocidas como brotes o escalones de crecimiento, son aquellos momentos en los que el comportamiento del bebé respecto al pecho y a la lactancia cambia. Las madres los notamos porque los bebés parecen no estar satisfechos o, incluso, parecen estar incómodos mamando, lo que hace que entremos en pánico y pensemos que nuestro bebé ya no quiere pecho o que se queda con hambre, lo que nos lleva, en muchas ocasiones, a abandonar la lactancia.
“Hay tanta falta de información sobre los procesos fisiológicos de la lactancia y sobre los comportamientos del bebé lactante, que cuando nuestro bebé tiene épocas de estar más inquieto, o de querer mamar continuamente, llorar más, distraerse con cualquier ruido, agarrar al pecho, estirarlo y soltarlo, las madres pensamos que algo no va bien, que nuestra leche ya no es suficiente… Y no es así, simplemente estas etapas forman parte de la evolución normal de la lactancia, que no es un proceso estanco, sino que cambia a medida que nuestro hijo crece”, asegura Alba Padró, consultora de lactancia IBCLC, cofundadora de LactApp y autora de los libros ‘Somos la leche’ y ‘Destete’.
¿Cuándo se dan las crisis de lactancia?
Las crisis de lactancia se dan, normalmente, en 8 momentos concretos. Conocerlas nos hará reconocer que estamos ante una de ellas y saber cómo actuar en cada caso.
-
Crisis de lactancia a los 2 días
Aunque parezca muy pronto para que aparezca una crisis de lactancia, a los dos días del nacimiento del bebé, suele haber una. A esta crisis se la conoce como ‘la noche de las vacas locas’. “Lo que ocurre es que el bebé empieza a darse cuenta de que ha llegado al mundo. Toda la oxitocina que la mamá le ha pasado durante el parto, empieza a descender en su organismo. Tiene un momento de despertar al mundo, y sabe que tiene que conseguir leche. Esto ocurre en la segunda noche de vida. Llora, demanda teta, está incómodo. Muchas veces, en el hospital, te dan un suplemento. Pero hay que entender que esto es un proceso normal. Normalmente, el bebé, al día siguiente, ya está más tranquilo”, asegura Alba.
-
Crisis de lactancia a los 15 días
Hasta este momento, el bebé tenía unos ritmos bastante marcados en cuanto a cuándo comía y cuándo dormía. Pero en torno a los 15 días, notarás que:
- Quiere mamar de manera continua, lo que puede traducirse en no soltar el pecho o comer cada 30 minutos.
- Llora desesperados si no tiene el pecho en la boca.
- Vomita la leche en cantidades considerables, pero quieren seguir mamando. Lo cual, nos desconcierta.
Todo esto es normal. “Tu bebé ha crecido y, como cualquier bebé cuando crece, necesita comer más. Para aumentar la producción de leche de su madre, el bebé sabe que la única manera de conseguirlo es mamar sin tregua durante un par o tres de días, consiguiendo así una producción de leche óptima. Una vez logrado el objetivo, el niño volverá a hacer tomas más espaciadas y la lactancia retomará su curso más tranquilo de demanda”, nos dice Alba.
Van a ser unos días muy intensos en los que vamos a necesitar ayuda de nuestra pareja y familiares.
-
Crisis de lactancia a las 6 semanas
Hacia el mes y medio de vida, los bebés y sus madres viven la segunda gran crisis de lactancia. El sistema digestivo de nuestro bebé ha madurado y nuestra leche cambia para adaptarse, pero al hacerlo, cambia de sabor y eso es lo que hace que algunos bebes se comporten así. Cuando se acostumbran al nuevo sabor, todo volverá a la normalidad.
“La leche es más salada y al bebé esto le molesta. Se pone recto, se retuerce, se queja… A veces se asocia a rechazo, pero es una etapa normal que pasa. Cuando el bebe se acostumbra al nuevo sabor de la leche, todo vuelve a su cauce”, nos tranquiliza Alba.
-
Crisis de lactancia de los 3 meses
La llamada “crisis de los 3 meses” es, posiblemente, la más compleja, ya que es más duradera, y la situación tarda más tiempo en encauzarse.
Alba nos dice qué señales nos dicen que estamos ante una crisis de lactancia:
- El bebé ya no pide pecho tan a menudo, algo que la madre puede interpretar de diversas formas: no tiene hambre, no quiere comer o la rechaza. Lo que ocurre es que todas sus estructura orales han evolucionado, y ya no le cuesta tanto obtener leche, por tanto, es más rápido haciéndolo.
- El niño, que antes se mostraba encantado de pasar largo rato prendido al pecho, hace ahora tomas de escasos minutos. Lo que ocurre es que, aunque la teta le sigue interesando, ahora también le interesan otras cosas de su entorno, y se distrae.
- La madre nota los pechos blandos, lo que atribuye a una producción insuficiente de leche. Lo que ocurre es que la glándula se adapta a la nueva situación, y deja de producir leche a lo loco, y solo la produce cuando el bebé se engancha al pecho.
- Sólo parece mamar bien y tranquilo cuando está dormido.
- El bebé engorda menos, lo cual es perfectamente normal a medida que crecen, pero puede reforzar la sensación de que pasa hambre.
- A menudo, hay una disminución en la frecuencia de las deposiciones del bebé (si hasta entonces hacían caca varias veces al día, pueden pasar a hacer sólo una o incluso pasar varios días sin ir de vientre). Puesto que las deposiciones también suelen interpretarse como medidores de la ingesta de leche, la madre puede interpretar esta menor frecuencia en las deposiciones como señal de una ingesta insuficiente.
-
Crisis de lactancia de los 4 meses
A los 4 meses, hay un cambio en el patrón de sueño del bebé y, temporalmente, tiene un sueño más ligero y superficial. Se despierta por cualquier cosa. ¿Y qué pide para calmarse y volverse a dormir? Teta. Nosotras pensamos que pasa hambre, y que por eso pide teta por la noche, pero nada que ver con el hambre.
-
Crisis de lactancia de los 8 meses
Tal y como nos cuenta Alba, “es bastante similar a la anterior, pero la causa es la angustia por separación. Empiezan a entender que mamá y bebé son dos entes diferentes, y que a veces te vas y que él no controla cuando vuelves. Por eso, por las noches se despierta llorando y demanda pecho. Es su forma de controlar la situación y tener a mamá cerca”.
-
Crisis de lactancia del año
A partir del año de vida, los bebés reducen su velocidad de crecimiento, lo que se traduce en un descenso de la ingesta de alimentos sólidos (que empezó a los 6 meses), aunque no por eso reducen la demanda de pecho o dejan de mamar. Aquí muchos especialistas te dicen que, a causa de la teta, tu bebé ya no tiene hambre. “Eliminar la lactancia para intentar que coman más sólidos solamente provoca que el niño reciba menos alimentos, puesto que a pesar de lo que se cree, la leche materna sigue siendo nutritiva y adecuada para los niños a partir del año”, nos recuerda Alba.
¿Cuánto dura esta crisis? Cuando la velocidad de crecimiento se incrementa de nuevo, aproximadamente sobre los 15-18 meses, los bebés empiezan a comer con mayor interés adaptándose instintivamente sus necesidades.
-
Crisis de lactancia de los 2 años
La Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses, y en combinación con tros alimentos hasta los 2 años. Es justo a los dos años cuando empieza una nueva crisis de lactancia. ¿En qué se caracteriza?
- Los niños demandan el pecho de manera continua, con unos requerimientos e intensidad similar a las de un recién nacido.
- Demandan el pecho de manera nerviosa y a veces inquisitiva.
- Si la madre les niega el pecho o intenta aplazar la toma, el bebé no se lo toma nada bien.
“Los niños a los dos dos años son capaces de hacer muchas cosas por sí mismos y se desenvuelven con soltura ante las situaciones diarias, pero a la vez esta independencia les causa muchas inseguridades. La mejor manera de saber que todo va bien, sentirse protegido es mamar, es pedir el pecho a cada momento”, nos dice Alba.
Suele durar unos meses, hasta que el bebé adquiere más seguridad en sí mismo, entonces la demanda se normaliza y reduce.
Consejos para superar las crisis de lactancia
La lactancia materna no es un proceso fácil, en el camino tendremos que lidiar con “obstáculos”, las crisis de lactancias son algunos de ellos. Para superarlos, Alba Lladró nos da algunos consejos:
- Jamás, bajo ningún concepto, hay que forzar a un niño a mamar ni insistir demasiado para que tome el pecho, puesto que el resultado puede ser justamente el contrario y provocar un rechazo real donde hasta entonces no existía más que una crisis pasajera.
- Cuando un niño está en plena crisis, puede resultar muy útil darle el pecho en penumbra y en silencio, puesto que cuantos menos estímulos externos haya, más tranquila será la toma.
- No esperar a que el niño llore para ponérselo el pecho, pues es posible que para entonces su ansiedad se traduzca en desesperación.
- No darle suplementos de leche artificial.
- Nunca dudar sobre tu capacidad para amamantar.
- Paciencia, mucha paciencia. Tal como ha llegado, la crisis se irá. No hay atajos, no hay forma de evitarlas, son procesos naturales. La palabra crisis les da un aspecto negativo, pero son totalmente naturales y adaptativas.