La dislexia es una dificultad específica del aprendizaje alrededor de la cual existen muchos mitos y desconocimiento. Los niños y niñas con dislexia se enfrentan, no solo a las dificultades que les ocasiona la misma, sino también a una sociedad que no les comprende y, en muchos casos, les juzga.
Es muy importante que contemos con información que nos haga conocer, entender y no estigmatizar a las personas con dislexia. Por eso, vamos a ver algunas claves que nos permitan desterrar mitos y también a repasar algunos de los signos que nos pueden indicar que nuestro hijo o hija puede tener esta dificultad del aprendizaje. En caso de que nuestro hijo presente estos síntomas, debemos acudir a un profesional especializado en trastornos del aprendizaje.
- ¿Qué es la dislexia?
El psicólogo Rafa Guerrero nos explica que “la dislexia es un trastorno específico del aprendizaje que se encuadra dentro de los trastornos del neurodesarrollo”.
“Estos trastornos se dan cuando el desarrollo del cerebro es más lento si lo comparamos con otros cerebros de niños de la misma de edad. No solamente hay diferencias en lo anatómico, o en lo fisiológico, sino que el funcionamiento del cerebro también es diferente”, señala Rafa.
Por lo tanto, “el problema de la dislexia está en la decodificación de los fonemas”, explica el psicólogo. “Yo soy capaz de reconocer que esto es una pelota, porque conozco la pelota y la sé reconocer, pero mi cerebro en algún momento ha tenido que decodificar que algo redondo, que bota, es una pelota. El problema de estos niños es que tienen esa dificultad para decodificar”.
2. ¿La dislexia está relacionada con un bajo coeficiente intelectual?
Como apunta Rafa Guerrero, “uno de los criterios que descarta el diagnóstico de dislexia es la inteligencia baja. Es decir, existe el mito de que las personas con dislexia son personas con un coeficiente intelectual bajo, y eso no es cierto. Lo mismo ocurre con los TDAH”.
Desde Change Dyslexia explican que “existen personas con dislexia con diferentes cocientes intelectuales. Si el niño presenta inteligencia normal o superior pero no logra las habilidades lingüísticas de lectura, escritura y ortografía en consonancia con su edad y sus habilidades intelectuales, puede tener dislexia”.
3. ¿Qué implicaciones tiene la dislexia?
José Ramón Gamo, especialista en neuropsicología infantil, explica que “prácticamente el 100% de las personas con dislexia van a poder ser lectores competentes a través de los programas de reeducación lectora, con una velocidad adecuada, sin cometer errores significativos y con la comprensión totalmente preservada”. Sin embargo, apunta Gamo, “va a ser muy difícil o casi imposible que consigamos que mejore su ortografía arbitraria”.
Ortografía arbitraria: la “b”, “v”, “g”, “j” o “h” son ortografía arbitraria ya que eran sonidos que existían en el lenguaje oral pero que, con su evolución, desaparecen (ya nadie dice la “v” fricativa, por ejemplo). Sin embargo, a pesar de desaparecer del lenguaje oral, sigue representándose por escrito.
Otra de las particularidades de los disléxicos, explica Gamo, es que no van a poner tildes. “Ellos aprenden la regla (por ejemplo: las palabras agudas se acentúan cuando acaban en vocal, “n” o “s”), pero el cerebro no les manda la información de dónde está la sílaba tónica, así que no pueden asignar la tilde”.
Aparte de las dificultades en la lectura y escritura, José Ramón Gamo apunta que “la mayoría de los disléxicos (no todos) no son capaces de memorizar las tablas de multiplicar. Hasta la tabla del 5 se manejan bien, pero luego van haciendo estrategia sumatoria y esto les lleva muchísimo tiempo”. Por eso, “recomendamos que se les deje tener las tablas de multiplicar encima de sus mesas o que puedan trabajar con una calculadora”.
Gamo también señala que “muchos niños con dislexia van a poder tener un buen desenvolvimiento en el aprendizaje del inglés oral, pero en el inglés escrito siempre van a tener dificultad. Y, por desgracia, aunque reeduquemos una dislexia en castellano, esto no se va a generalizar para el inglés: habría que reeducar la dislexia para cada idioma que pretendamos que lean”.
4. Dislexia y autoestima
Rafa Guerrero explica que “hablando en términos generales (luego habría que ver cada caso), suelen ser niños y niñas que tienen la autoestima y el autoconcepto bastante bajo. Son niños que cuando están en clase lo pasan fatal cada vez que el profesor pide un voluntario para leer, por ejemplo, o si saben que el profesor les puede preguntar”.
Rafa también añade que “en todo lo que tiene que ver con el ámbito académico, lo suelen pasar muy mal. El ver que no leen como el resto de sus compañeros les genera mucha vergüenza, se sienten muy por debajo e intentan no participar en clase. No terminan de entender lo que les pasa y, si nosotros no les explicamos, se llevan el mensaje de que no valen”.
5. La dislexia y el efecto dominó
Como nos explica Rafa Guerrero, también es importante apuntar que la dislexia produce un efecto dominó. Para entenderlo mejor, Rafa pone un ejemplo: “Ser ciego no significa solamente no ver, sino que además va a conllevar que el hecho de no ver en el día a día tenga determinadas consecuencias”.
Entonces, “si somos capaces de estructurar el espacio de determinada manera para que una persona ciega pueda sobrellevar mejor el día a día, le vamos a facilitar la vida. Si, en cambio, le ponemos obstáculos, se la vamos a dificultar. Con la dislexia ocurre igual: la clave consiste en tender la mano, darles recursos que puedan servirles para que puedan estar lo más adaptados posible”, señala el psicólogo.
6. La psicoeducación
Otro aspecto muy importante es la psicoeducación, es decir, explicarle al niño qué es lo que pasa: “Te estamos llevando a un psicólogo, logopeda, a un profesional (el que sea) porque ocurre esto”, explica Rafa Guerrero.
A veces, madres y padres a cuyo hijo se le ha diagnosticado algún trastorno como la dislexia nos preguntan si deberían o no contárselo. Respecto a esto, la respuesta de Rafa es rotunda: “Sin duda, hay que contárselo. A mí nunca se me ocurriría no contarle a un paciente lo que tiene, y si tiene 5 años, pues lo haremos de forma adecuada a su edad. Ya no solo se trata de algo ético, o de cómo yo lo concibo, es que es parte de la solución. El hecho de que yo esté haciendo algo mal y que no se me achaque a que es que eres un vago, eres un torpe, sino a que tengo una dificultad, y tú tendrás otra, pero hay que explicárselo y que sepa qué le pasa”.
Dentro de la psicoeducación también es muy importante que madres y padres sepan que “la dislexia tiene un componente genético muy importante”, señala Rafa Guerrero.
7. Acompañar a los niños y niñas con dislexia
Otra clave fundamental es el acompañamiento, que se sientan acompañados, legitimados, sobre todo por los padres y los profes. “Dar la mano literal y metafóricamente a los niños, entender qué es la dislexia, aceptarla y aceptar al niño o niña. Al final, cada niño tiene sus ritmos, y la clave consiste en que mamá, papá y profes hagan trajes a medida, no trajes estándar“, señala Rafa Guerrero.
“El acompañamiento también implica no recriminar. Ya pero es que es un vago o es que no le gustan los estudios y a mí me gustaría que estuviera más implicado… Bueno, pues igual que a ti a lo mejor no te gusta determinada comida, es legítimo, lo cual no quiere decir que tenga que dejar de hacerlo”, indica Rafa.
8. La mirada incondicional
Rafa Guerrero hace hincapié en que tenemos que mirar a nuestros hijos e hijas de forma incondicional, “sin etiquetarles, sin juzgarles por lo que hacen, sino que les acompañándoles y mirándoles por lo que son”.
Rafa nos advierte que “lo que no podemos hacer, como dice José Ramón Gamo, es condicionar el cariño, el amor o el tiempo. Por ejemplo: Si hoy te portas bien, por la tarde vamos al parque. Eso es una auténtica aberración, es como si te digo si te portas bien te doy de cenar y si te portas mal no te doy de cenar. En este caso vemos más claro que es una aberración porque en el primer caso ya nos hemos acostumbrado a castigar con lo social”.
Por lo tanto, muy importante también: no castigar. “El castigo no se puede activar en ninguno de los casos, pero menos con en estos niños”, señala Rafa. Y añade: “Niños y niñas que dedican el doble o el triple de tiempo en hacer sus tareas escolares y a pesar de eso reciben bastantes peores resultados que sus compañeros. Entonces, lo que hay que hacer es premiar el trayecto, el esfuerzo”.
“Además, es fundamental respetar los ritmos y el desarrollo de cada niño y niña en todos los casos, pero especialmente en estos”, remarca Rafa.
9. La comorbilidad en la dislexia
Los trastornos del neurodesarrollo, entre ellos, son muy comórbidos. Es decir, “que la probabilidad de tener otro trastorno asociado es mayor. Por ejemplo, el TDAH es un trastorno muy comórbido, lo cual quiere decir que estas personas, en un 70-80% de los casos, también tienen otro trastorno como puede ser la dislexia, dificultad de aprendizaje…”, explica el psicólogo.
10. Búsqueda de ayuda profesional
Es muy importante que los padres y madres lleven a los niños con sospechas de dislexia a un profesional experto en dislexia: “Es fundamental”, recalca Rafa Guerrero.
“Mi título de psicólogo me permite diagnosticar anorexia o trastorno límite de la personalidad, pero no se me ocurriría hacerlo, porque no soy experto en ello”.
11. Importante la detección precoz
“Cuando antes intervengamos, mejor”, apunta Rafa Guerrero.
La dislexia es un trastorno del neurodesarrollo que se debe diagnosticar a partir de primero de primaria, nunca antes. Rafa explica que esto se debe a que “si no hemos aprendido ni a leer ni a escribir, y el cerebro no está preparado para ello, no se puede diagnosticar este trastorno”.
Sin embargo, “yo puedo tener una probabilidad alta por mis genes a desarrollar una dislexia, pero resulta que si en la etapa de infantil hemos desarrollado bien la psicomotricidad, hemos trabajado bien los grafemas, los fonemas, hemos trabajado bien lo que se tiene que trabajar en niños de esa edad, la probabilidad de desarrollar una dislexia es menor, no es nula, pero es menor”. “Y también puede ocurrir al contrario”, explica el psicólogo.
Por lo tanto, “es un diagnóstico que se tiene que dar a partir de la etapa de primaria, pero siempre se pueden ir trabajar este tipo de cosas”.