Nuestros expertos reflexionan acerca de la importancia de fomentar la autonomía y evitar la sobreprotección
Te vamos a proponer un pequeño juego de memoria, de la mano de la experta en innovación educativa Heike Freire. Piensa en un recuerdo de tu infancia en el que te sintieras capaz de afrontar un reto, de hacer las cosas por ti mismo, en que corrieras aventuras sin adultos controlándolo todo a tu alrededor. ¿Lo tienes? ¿Cómo te sentiste? Seguramente capaz, con ganas de aprender, de superarte, de desenvolverte por ti mismo. Y muy probablemente sentiste satisfacción, orgullo, alegría. Y es que, como nos dice Heike Freire en un vídeo exclusivo de nuestra plataforma Gestionando hijos, “querer hacer, aunque sea de manera imperfecta, tiene que ver con querer ser y con quererse, con la autoestima”. Sin embargo, padres y madres muy a menudo queremos proteger a nuestros hijos de todos los peligros y, en ese afán de sobreprotegerlos, impedimos, con la mejor de las voluntades, que tengan esa sensación tan placentera que acabas de revivir.
El neuropsicólogo Álvaro Bilbao explica en la plataforma Gestionando hijos por qué sobreprotegemos: “Todos los padres queremos ayudar a nuestros hijos porque tenemos miedo de que no sean capaces de afrontar las situaciones con éxito”. Y nos explica que, ante un reto, a nuestro hijo se le activan dos zonas del cerebro: la amígdala, que avisa de los peligros, y la corteza prefrontal, que nos dispone a superar retos. “Cuando resuelves el problema por tu hijo sin darle la oportunidad de equivocarse, en su cerebro esa parte que afronta los retos se apaga. Y la única parte que queda activada es la amígdala, el miedo. Le estás enseñando a tu hijo que no es capaz de afrontar los peligros y que ante una situación difícil debe sentir miedo, porque no ha entrenado la estructura que se activa para superar retos”.
No solo en el cerebro, también en un jardín pueden estar las claves que nos permitan comprender los peligros de la sobreprotección. El experto en comunicación Félix Muñoz nos revela en la plataforma Gestionando hijos un secreto básico que conocen los mejores jardineros: una planta debe pasar sed para buscar con sus raíces la humedad del subsuelo y así hacerse más fuerte. Si le damos toda el agua que necesita, no la buscará en el subsuelo, no se hará más fuerte y se caerá en cuanto crezcan los frutos cuyo peso no puede sostener porque no ha enraizado bien. Bonita metáfora, ¿no?
María Jesús Álava Reyes, conocida psicóloga, ha reflexionado mucho acerca de este fenómeno, muy ligado a la culpa que sentimos padres y madres por no pasar tiempo suficiente con nuestros hijos. Y nos regala en este vídeo un importante mensaje que no debemos olvidar nunca:
Ideas claves para dejar de ser un padre helicóptero
1.- Entender el error, los problemas y los retos como una oportunidad de aprendizaje. Tenemos miedo de que nuestros hijos sufran, de que no sepan resolver sus problemas e incluso de que se equivoquen. Pensemos que nosotros hemos cometido muchos errores, hemos afrontado muchos problemas y hemos superado muchos retos. Nos daremos cuenta de que hemos aprendido mucho de ellos.
2.- Confiar en ellos. Seguro que recuerdas tu agobio por afrontar el reto de dejar el chupete, tu preocupación porque el vecinito, con la misma edad, habló o anduvo antes que tu hijo, tu preocupación por saber si sería capaz de adaptarse al cole o dejar el pañal. Ahora te darás cuenta de que tu hijo ha sido muy capaz de superar estos retos, como hará con los que le queden por afrontar. Es buena idea, como dice María Jesús, sustituir miedo por confianza.
3.- Dejar que exploren libremente y jueguen sin tu control. En ese recuerdo feliz de la infancia, seguramente estabas jugando libremente con otros niños o superando un reto sin el control de tus padres. Nuestros hijos necesitan disponer de tiempo no dirigido, de exploración y juego libres, para sentirse capaces, en un entorno seguro.
4.- Entender que resolverles sus problemas y necesidades no le hace feliz. Como nos dice María Jesús Álava Reyes, nuestros hijos quieren aprender, quieren valerse por sí mismos y tienen desde bebé el potencial de hacerlo. Resolver los problemas por uno mismo, aun con cierto apoyo y ayuda, es mucho más gratificante que ser rescatados.
5.- Propiciar y cuidar las oportunidades de aprendizaje. Si nuestra hija quiere llegar a un lugar alto en el que se encuentra una fruta que quiere tomar, tal vez sea buena idea preguntarle: “¿Cómo lo puedes hacer?” en lugar de ir corriendo a alcanzársela. O si nuestro hijo quiere abrocharse el abrigo, sería buena idea dedicar un tiempo un día sin prisas a que entrene.
Todos tenemos inquietudes educativas. ¡Y queremos buenas ideas para resolverlas! Por eso te proponemos que te suscribas a Gestionando hijos, encontrarás contenidos exclusivos que te ayudarán a saber más para educar mejor. Visita www.gestionandohijos.com/plataforma.