En la actualidad, los menores destinan, diariamente, más de 3 horas de su vida a realizar cualquier acción en sus redes sociales. Además, la frecuencia de conexión de una cuarta parte de ellos, es de más de 10 veces al día. Lo que demuestra que las redes sociales son el nuevo lugar favorito de nuestros hijos.
En ellas se relacionan entre sí, se informan, se divierten, aprenden…. ¿Aprenden? Sí, también. Veamos cómo.
Las redes sociales pueden ser una fuente inagotable de aprendizaje e inspiración
Las redes sociales son una fuente inagotable de inspiración y un escaparate cultural y artístico en todas sus formas de expresión. Quince segundos se pueden convertir en una trepidante narración audiovisual, los mensajes se entrelazan para crear narraciones y ahí, en la red, es donde se descubren artistas, autores, artesanos, animadores, cuentas de manualidades y perfiles con los que dar rienda suelta a la imaginación, mejorar las habilidades o iniciar una afición. Basta con realizar una sencilla búsqueda por palabras o hashtags (esas etiquetas que se emplean en redes sociales precedidas del símbolo almohadilla).
En eso radica precisamente el origen de la Web 2.0: la posibilidad de que los usuarios (las personas) creen contenidos online, construyan mensajes y los difundan, reelaboren y reinterpreten, y se erijan así en actores de la comunicación en lugar de limitarse a meros espectadores pasivos. Aunque quizás en los últimos tiempos el consumo pasivo (y masivo) le haya ganado terreno a la creación y la creatividad parezca haber quedado enterrada por el exceso y la sobrecarga de información.
En las redes sociales, los géneros se transforman y reinventan. De la unión de poesía e Instagram surge la instapoesía, en Twitter encontramos la tuiteratura (es decir, la creación de narraciones a partir de tuits entrelazados) y en YouTube abundan los booktubers que recomiendan libros. En Spotify hay múltiples playlists de poesía recitada y podcasts de poesía.
Los retos o challenges, tan denostados a veces por absurdos o estúpidos, cobran una nueva perspectiva cuando el desafío pone a prueba la fantasía de los participantes. Basta con hacer un repaso rápido a algunas etiquetas populares en TikTok e Instagram, #ToonMeChallenge invita a reinventar la foto de un retrato pintando al protagonista como si de un dibujo animado se tratase y #OneLineChallenge reta a trazar un dibujo sin levantar el lápiz del papel, poniendo a prueba la destreza en ilustración. En #DressLikeABook se anima a los usuarios a vestirse como la portada de su libro favorito y compartirla en Instagram, y todos los viernes Twitter, Instagram y Facebook se ven salpicados por #BookFaceChallenge, con la que librerías, bibliotecas y usuarios lectores encajan la portada de un libro en una fotografía, generando de paso una colección de recomendaciones literarias.
Algunos retos han llegado a involucrar a museos de reconocido prestigio: en 2020, el Rijkmuseum de Ámsterdam, el museo Getty de Estados Unidos y la Galería Nacional en Londres propusieron recrear obras de arte famosas con tres sencillas reglas: (1) elegir un cuadro, escultura, mural o cualquier otra técnica; (2) utilizar solo objetos disponibles en el hogar; y (3) recrear la obra. Una forma, en definitiva, de descubrir obras de arte y poner a prueba el ingenio, que recorrió Twitter, Instagram y TikTok.
¿Cómo potenciar este uso creativo entre nuestros hijos e hijas?
- Lo primero es saber qué les gusta, cuáles son sus aficiones, qué les entretiene.
- A continuación, ayúdale a encontrar en sus redes sociales cuentas y perfiles sobre esos temas.
- Y anímale a poner en práctica tutoriales y aprendizajes que hayáis descubierto juntos en las redes sociales. Simplemente, por el placer de crear y experimentar, ni siquiera hace falta que comparta el resultado.
El algoritmo que rige el funcionamiento de las redes sociales y determina qué ve cada usuario, es el mismo algoritmo que puede ayudar a aprender y estimular la imaginación. Todo depende de para qué y cómo utilice cada persona las diferentes plataformas sociales. Y en eso no manda el algoritmo, sino la voluntad personal y nuestra capacidad para guiar a nuestros hijos e hijas.
En el curso gratuito que hemos elaborado junto a Orange: “Redes Sociales para padres y madres”, María Lázaro nos cuenta cómo potenciar este uso creativo de las redes sociales.