Respetemos y celebremos los sueños de nuestros hijos
Álvaro Bilbao, que estará con nosotros el 16 de diciembre en Madrid hablando de creatividad y es uno de los expertos de nuestra plataforma, considera que “para educar a nuestros hijos y conservar su creatividad hace falta decir menos “no, porque”, “sí, pero” y más “sí, y además”” ante sus ideas alocadas. Y sobre sueños alocados va este delicioso cortometraje protagonizado por una niña soñadora y sorda que sueña con ser… ¡bailarina! ¿Qué le dirá su madre? Es más, ¿qué le diría la sociedad? Un cortometraje que ayudará a nuestros hijos a comprender la importancia de la pasión y a reconocer la diversidad y la inclusión como una riqueza y prueba de superación.
Veamos el cortometraje:
Fernando Botella nos contó en un taller la historia de Lennon, una niña que bailó ante el famoso coreógrafo Rudolf Nureyev, que criticó con desprecio el baile de Lennon. La niña dejó la danza. Cuando Lennon era adulta, vio a Nureyev en otro espectáculo y le preguntó por qué le había criticado. Nureyev le contestó que bailaba muy bien y solo quería que encontrara la confianza en sí misma. Y con esta historia Fernando nos preguntó: “¿no seremos Nureyevs cuando les decimos a nuestros hijos: “¿De verdad a esto te quieres dedicar?”.
Frente a esta actitud de matar sus sueños, la apuesta de la ensayista italiana Natalia Ginzbug señala que “Lo que debemos realmente apreciar en la educación es que a nuestros hijos no les falte nunca el amor a la vida. ¿Y qué es la vocación de un ser humano, sino la más alta expresión de su amor a la vida? Nosotros debemos esperar, a su lado, a que su vocación despierte y tome cuerpo. La única verdadera salud y riqueza del hombre es una vocación”. “Todos los días, en todas partes, nuestros hijos extienden sus sueños bajo nuestros pies. Debemos pisar suavemente”, nos dice Ken Robinson, experto en talento.
Y es que estamos de acuerdo con Rita Pierson cuando dice: “¡Qué poderoso sería nuestro mundo si hubiera niños y niñas que no tuvieran miedo a correr riesgos, que no tuvieran miedo a pensar y que tuvieran un campeón a su lado! Todos los niños merecen un campeón, un adulto que nunca deje de creer en ellos, que insista en que se conviertan en lo mejor que puedan llegar a ser”.
Como nos indica Cristina Gutiérrez (experta de nuestra plataforma) que podríamos decir a nuestros hijos, “sin sueños el mundo no sería tan grande. Sueña, hijo, y hazlo inmenso”.