Los 5 mitos sobre las dificultades de aprendizaje

Desmontamos algunos de los mitos sobre los trastornos que afectan al aprendizaje de los niños y niñas

Cada vez hay más visibilidad, más apoyo y más herramientas para tratar las dificultades de aprendizaje que poseen los niños y niñas.

Los trastornos del neurodesarrollo que inciden en las dificultades de aprendizaje más comunes son el Trastorno de Déficit de Atención (TDA), el Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), la dislexia, el Trastorno Especifico del Lenguaje (TEL), antes conocido como disfasia y el Trastorno de Aprendizaje No Verbal (TANV).

Existen muchos mitos sobre las personas con estos trastornos y las dificultades que provocan en su aprendizaje. Desmontamos algunos de estos mitos con la ayuda del neuropsicólogo José Ramón Gamo en el nuevo curso “Dificultades de aprendizaje: claves para educar en familia” de Educar es Todo al que puedes acceder con este enlace.

“El aprendizaje tiene que ver con su voluntad y las ganas que le ponga”

Los niños y niñas con estos trastornos de aprendizaje tienen mayores dificultades para concentrarse y retener conocimientos. Pero no se trata de una cuestión de su voluntad y de sus ganas para aprender, sino que tienen una dificultad por su neurodesarrollo. “Las dificultades de aprendizaje son particularidades neurológicas que generan una dificultad para llevar los procesos de aprendizaje como el resto de las personas”, especifica Gamo en el curso.

No se trata de una cuestión de “querer es poder”, ya que por mucha voluntad que tengan nuestros hijos e hijas de mejorar y entender alguna materia, ellos tienen una dificultad neurológica para aprender que les impide comprender con la misma facilidad que tienen los demás.

Aquí debemos diferenciar entre trastornos de aprendizaje específicos como es la dislexia y trastornos de aprendizaje que generan dificultad en el aprendizaje, pero no son específicos, como lo son el TDA, TDAH y TANV. En estos últimos, los niños tienen dificultad debido por una parte, “a sus singularidades neurológicas”, pero sobre todo por “los procesos de enseñanza y aprendizaje en los que están inmersos”. Por eso, cambiando las metodologías de aprendizaje, los niños pueden mejorar su capacidad para aprender. Por el contrario, con la dislexia, con los trastornos específicos de aprendizaje, independientemente del tipo de enseñanza en el que esté inmerso el niño, va a tener una dificultad para aprender a leer y escribir.

“Si se esfuerza más, no debería tener dificultad para aprender”

La realidad es que los niños con problemas de aprendizaje realizan enormes esfuerzos para poder aprender y superar aquello que les cuesta asimilar. Por eso, a la hora de poner una nota, la persona que califica no debería fijarse en el resultado que ha obtenido el niño, sino en el esfuerzo realizado.

Gamo señala que el entorno debe entender que se debe recompensar el esfuerzo y no el resultado. “Si yo penalizo constantemente su esfuerzo porque no obtiene los resultados que espero, lo que le estoy educando y lo que le estoy transmitiendo es que el esfuerzo no tiene valor, y nuestros niños acaban con la mentalidad de crecimiento rota”, explica. Esta mentalidad de crecimiento aumenta si vemos que el esfuerzo se correlaciona con la capacidad para mejorar; pero si vemos que el esfuerzo no implica una mejora, no nos esforzamos. Por eso, no debemos ni analizar, ni premiar ni desprestigiar sus resultados, sino su esfuerzo.

La dislexia con práctica se cura”

No. Debemos entender que la dislexia no es una enfermedad, por lo que no puede curarse. La dislexia es un trastorno específico del aprendizaje que se puede mejorar, por ejemplo, mediante programas de reeducación lectora que hayan sido diseñados por un logopeda especialista. Pero hay otros rasgos de las personas disléxicas que aunque se trabajen, es complicado que vayan a mejor, como lo son las faltas ortográficas. La dislexia se puede mejorar, sí, pero no se puede eliminar de una persona, porque posee esta particularidad neurológica en su cerebro.

“Si no le acostumbras a leer de pequeño, será disléxico”

La dislexia no se aprende con la edad, no se adquiere en un momento determinado y tampoco la padecemos porque no hemos leído lo suficiente. Como señala Gamo, si nuestro hijo es disléxico, “independientemente del proceso metodológico que vamos a llevar a cabo para enseñar a leer y a escribir a un niño, independientemente de su capacidad intelectual, independientemente del nivel cultural de su entorno, e independientemente de la cultura general en la que se desenvuelve, ese niño va a presentar una resistencia especifica para aprender a leer y a escribir”.

Si como padres y madres no hemos fomentado la lectura desde que son pequeños, no hay mayores probabilidades de que los niños sean disléxicos. Para los niños disléxicos es mejor no presionarles con la práctica de la lectura y escritura. Lo que hay que hacer, como cuenta Gamo, es “detectarles temprano, asignarles un logopeda, reeducar el cerebro para que pueda leer, y cuando lo pueda hacer, entonces, vayamos a leer”.

No todos los niños con discapacidades del aprendizaje tienen dislexia

Aunque nuestro hijo o hija presente una dificultad de aprendizaje no tiene por qué tener dislexia. La dislexia, es un trastorno específico de aprendizaje que afecta sobre todo a la lectura y escritura. Existen otros trastornos que generan dificultad en el aprendizaje como son el Trastorno de Déficit de Atención (TDA), el Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), el Trastorno Especifico del Lenguaje (TEL), antes conocido como disfasia y el Trastorno de Aprendizaje No Verbal (TANV).

Hay que tener en cuenta que muchas veces varios trastornos puede coexistir en una misma persona, y es que la dislexia y el TDAH muchas veces van de la mano. “Casi el 40% de los niños disléxicos tienen déficit de atención con o sin hiperactividad”, asegura Gamo.

Si sospechamos que nuestro hijo o hija puede tener alguno de estos trastornos, es conveniente que vayamos a un especialista.

*Recuerda que puede conocer más sobre las Dificultades en el aprendizaje de los niños en el curso de José Ramón Gamo para Educar es Todo.

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Alicia Mendoza

En el camino a convertirme en periodista y comunicadora audiovisual descubrí que hay varios valores que quiero que acompañen siempre a mis palabras: el compromiso, la verdad y la igualdad. Valores que también aplico a mi día a día para contribuir a una sociedad cada vez más justa. La educación, los feminismos, los cuidados y los vínculos emocionales conforman los pilares sobre los que me formo cada día.

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