Natalia Gómez del Pozuelo es experta en marketing y dejó su carrera en varias multinacionales para dedicarse a escribir. Ha escrito Buen padre, mejor jefe. Familia y trabajo, dos mundos relacionados de los que aprender. Sobre la relación del mundo de la empresa y la familia hablamos en esta entrevista.
¿Qué te animó a escribir Buen padre, mejor jefe?
Fue un momento de lucidez en el que me di cuenta de que, aunque intentamos tratar a nuestros hijos por igual, en realidad hacemos diferencias en función de sus necesidades, adaptamos la educación a cada uno aunque los valores de base sean los mismo, y entendí que en el trabajo sucedía lo mismo, cada colaborador necesita un trato diferente ya que sus motivaciones no son las mismas, esa asociación me llevó a entender que la familia y el trabajo eran dos mundos relacionados de los que podíamos sacar aprendizajes cruzados.
¿Qué competencias o habilidades tienen en común el buen padre y el buen jefe o líder? ¿Cómo se pueden adquirir o reforzar?
Más que competencias o habilidades, podríamos hablar de actitudes, como por ejemplo:
- No es necesario tener razón, la duda es una gran compañera de viaje.
Creo que esto nos resulta más fácil en la labor de padres, ya que la trascendencia de la misma hace que uno se cuestione más a menudo.
- Educar o dirigir no debería ser imponer, sino ayudar a ser.
Hay que fomentar las inclinaciones individuales, no destruirlas.
- Es necesario tratar a cada uno de manera diferente.
“La perfecta igualdad no existe sino entre los muertos”, decía Pitágoras
- Se aprende por imitación:
“Más hombres grandes formó Sócrates con sus costumbres que con sus lecciones”, decía Séneca.
Pero sobre todo, una apertura a la comunicación, que es el único camino al entendimiento.
¿Crees que la sociedad entiende que ser buen padre y ser buen jefe están relacionados o que, por el contrario, esta relación no se entiende socialmente?
Yo creo, incluso, que son conceptos que están peleados a nivel social. ¿Cómo puede uno ser buen padre o buena madre si se realizan reuniones laborales a las siete de la tarde, si está mal visto que el padre disfrute de su permiso de paternidad, si se trunca la carrera profesional de las personas que eligen reducción de jornada? Por ello, iniciativas como las de “Gestionando Hijos” son fundamentales para que la sociedad entienda que no podemos funcionar entre lo profesional y lo personal como si fueran compartimentos estancos: las personas somos completas y necesitamos equilibrar ambas facetas. El estrés es el mayor enemigo de la armonía.
¿Qué comentarios o impresiones has recibido de tu libro?
En general fueron muy positivas, ya que ayuda a las personas a reflexionar sobre el tema y a encontrar aprendizajes en ambos aspectos de su vida: el profesional y el personal.
¿En qué nos puede ayudar la paternidad a ser mejores profesionales?
Precisamente esa necesidad de dudar de la que hablábamos en la primera pregunta, así como la necesidad de ir adaptándonos a las nuevas condiciones del entorno. No sirve de nada que nos aferremos a los métodos antiguos, rígidos y jerarquizados; cada vez es más importante la flexibilidad mental y la capacidad de adaptación.
¿Cómo crees que deberíamos promover la conexión entre el mundo empresarial y el de la educación de nuestros hijos?
Cualquier iniciativa (y hay muchas), como la vuestra o La Asociación para la racionalización de los horarios españoles, sirve para concienciar a las personas sobre la necesidad de vivir (incluyendo dirigir y educar) de una forma equilibrada. Pero además, pasa por la comprensión de que se ha acabado el tiempo del padre y del jefe policía o juez. Hoy hacen falta padres y jefes que estimulen, que descubran talentos y que faciliten el trabajo y el crecimiento de las personas a su cargo.
