Hace unos meses hablábamos sobre el insulto que se estaba propagando para hacer referencia a aquellos niños que habían sufrido covid: “coronita”. En el momento actual, y debido a la polémica de las vacunas, nos encontramos con nuevas formas de discriminación.
Nos encontramos con centros que mandan a casa a niños no vacunados mucho antes que al resto de compañeros, a pesar de no tener síntomas, o incluso madres y padres que prohíben a sus hijos pasar tiempo con amigos que no están vacunados. El problema no solo es que venga de los compañeros, sino que ese trato discriminatorio lo realizan los propios adultos. Para comprender mejor esta situación hablamos con la educadora y presidenta de la asociación NACE (No al Acoso Escolar), Carmen Cabestany.
1. ¿Cómo podemos acompañar si nuestro hijo ha sido rechazado por no estar vacunado?
Lo primero es, siempre, mantener la calma, no dramatizar ni agudizar el problema para que nuestro hijo sufra lo menos posible. Pero, en paralelo, hay que hacerle saber que él no es culpable de nada, que le asisten derechos fundamentales y que hay varias leyes que se están vulnerando cuando alguien le rechaza por no estar vacunado, entre ellas: Declaración Universal de los Derechos Humanos, Ley de Protección del Menor o Art. 18.1 de la Constitución Española. Derecho a la intimidad entre otros. Es preciso que entienda que nadie puede siquiera preguntarle si lo está o no porque está vulnerando, entre otras, la Ley de Protección de Datos, y eso es muy grave.
Muchas veces, esto viene fomentado por la propia Administración Educativa que, de manera tácita o explícita, da consigna a los colegios para que pregunten a los menores quiénes han sido vacunados y quiénes no a fin de determinar quién se confina y quién no. De este modo, completamente ilegal, se expone a unos alumnos frente a otros -lo que, además, puede dar lugar a casos de acoso escolar-, se priva a los no vacunados de su derecho a asistir a clase -incluso teniendo un test negativo- y se les causa un grave perjuicio moral. También fomentan estas injusticias los adultos -madres, padres y profesores- que, sin criterio ninguno o siguiendo consignas que ni siquiera se cuestionan, incurren en actitudes poco respetuosas, antidemocráticas y, por tanto, censurables.
Por suerte, a veces los alumnos tienen más sentido común que los adultos. Hace unos días, en una de mis clases, al pasar lista, los chicos me iban diciendo quiénes faltaban porque les habían mandado a casa por no haberse vacunado, y se reían diciéndome: “Fíjate, a ellos los mandan a casa estando sanos cuando, en realidad, los que hemos pillado el Covid somos los que nos hemos vacunado”
2. ¿Existen otros protocolos de actuación para tratar este tema por parte del centro?
En lo que a protocolos se refiere, hay centros más laxos y otros menos, pero en general suelen seguir las directrices de la Administración sin cuestionarse si incurren o no en arbitrariedades o en ilícitos. En los colegios, el único protocolo que debería prevalecer es el del sentido común, el respeto a los niños, a sus familias y a la libertad de elección. Las cifras son claras: en los últimos dos años, según el Instituto de Salud Carlos III, han fallecido por Covid 49 chavales entre los 0 y los 19 años. A tenor de estos datos, ¿realmente se justifica el alarmismo que vemos en las aulas, la presión sobre los niños y niñas y las medidas a veces irracionales que se toman?
3. ¿Cómo podrían manejar los docentes esta situación desde el respeto y el optimismo?
Los docentes suelen estar sometidos a lo que determina la Administración, y frecuentemente están desinformados e intoxicados por todo lo que ven en televisión. ¿Se plantean realmente si es lícito preguntar a sus alumnos si están o no vacunados? ¿Saben que incluso la indicación de ponerse una mascarilla o tomar la temperatura a un niño son actos médicos y, por lo tanto, no deberían ser ejecutados por los profesores? Frecuentemente, lo que sucede es que se trasladan los propios miedos a los niños. Al parecer, existe ya un trastorno psicológico que afecta a muchas personas: la coronofobia. A los niños hay que darles seguridad, tranquilizarles, desdramatizar y facilitar que lleven una vida lo más normal posible.
4. Con respecto a las familias, ¿cómo pueden manejar el tema sin crear conflicto entre los niños?
La mejor manera sería respetar las diferentes opciones de las familias, no entrar en pánico ni transmitírselo a los más pequeños, no discriminar a ningún niño y evitar que los discriminen en el colegio. Para ello, si no se respetan los derechos de nuestros hijos en el colegio, hay que hablar con la Dirección del centro y exigir que se respeten. Ningún niño puede ser discriminado por ninguna razón, menos aún por no estar inoculado, ya que en España ninguna vacuna es obligatoria.
5. ¿Cómo se podría trabajar el respeto hacia las opiniones de otros, a pesar de no estar de acuerdo?
Entendiendo que cada uno es libre de tener su criterio respecto a temas tan importantes como la salud. Si una familia decide vacunar a sus hijos hay que respetarlo, pero si otra decide no hacerlo, merece el mismo respeto. En cualquier caso, hay que exigir que se cumpla la ley y que no se vulneren los derechos de los niños. Recientemente, 130 familias catalanas, junto a varios docentes, han pedido al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que suspenda cautelarmente el protocolo Covid en las escuelas para que se eliminen las cuarentenas en alumnos sin inmunizar y el uso de mascarilla dentro del aula en casos específicos.
Tal y como menciona la experta, la clave es el sentido común. Nuestros hijos e hijas necesitan sentir seguridad, amor y respeto, entender que una decisión de adultos no puede condicionar sus relaciones sociales y personales. Son niños que necesitan espacios seguros, como son su centro y su familia.