“Educar es autoeducarnos”. Ponencia de Marina Escalona

Marina Escalona, trimadre y responsable de Aprendemos Todos, nos brinda una ponencia emocionante en la que subraya que “un hijo es un catalizador que nos manda la vida para actualizarnos” y nos recuerda que los tiempos han cambiado “y ha acabado el tiempo de dirigir la vida de nuestros hijos, ahora toca inspirar".

Marina Escalona, trimadre y responsable de Aprendemos Todos, nos brinda una ponencia emocionante en la que subraya que “un hijo es un catalizador que nos manda la vida para actualizarnos” y nos recuerda que los tiempos han cambiado “y ha acabado el tiempo de dirigir la vida de nuestros hijos, ahora toca inspirar”. Por eso, su apuesta es que “educar es autoeducarnos”.
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Educar es autoeducarnos surfeando la ola

Marina Escalona comenzó su ponencia haciendo referencia a la enorme incertidumbre que sentimos ante el futuro: “Llevamos mucho tiempo oyendo que el mundo se acaba. Todo está en danza, todo se está moviendo y nosotros con ello. Ni siquiera somos capaces de imaginar cuál es el futuro que viene”. En este contexto, lo único que “tenemos muy claro es la incertidumbre”. Y esa incertidumbre hace que nos estemos moviendo muy rápido, sin saber a dónde: “Esto es agotador y nos resta fuerza para lo realmente importante, que es elegir conscientemente el mejor movimiento que queremos hacer cada día”.

Educar es autoeducarnos y entender los mensajes de nuestros hijos

Los que siempre vienen con retos son nuestros hijos, que son, “por encima de todo un reactivo, un catalizador que nos manda la vida, para actualizarnos”. Poniendo voz a nuestro hijo, Marina dice que nos está continuamente diciendo: “¿eres capaz de ver desde dónde yo miro el mundo y qué necesito? Yo la vida la quiero vivir entera, sin los recortes de tus miedos ni tus límites. Quiero que seas grande, muy grande, porque solo si tú eres grande me voy a dar permiso a mí mismo para serlo”. Pero, como Marina misma afirma, nuestros hijos no nos hablan así y sus mensajes son menos claros: “La mayoría de las veces vienen en formas ruidosas y nos dan donde más nos duele. Puede ser una rebeldía y un reto permanente, puede venir en forma de siete suspensos, o de una timidez y una invalidez que nos rompe por dentro o de una minifalda que no podemos soportar. En todos esos casos, nuestros hijos están queriendo llamar nuestra atención.

Nos están diciendo: “¿Eres suficientemente valiente, estás suficientemente abierto a la vida como para aprender la lección que yo hoy aquí te traigo, que no tiene nada que ver con la de ayer y que está lejos de las expectativas que te hiciste en relación a mí?

¿Cómo de grande es tu amor?”. Ante esta pregunta, “no nos queda más remedio que abrirnos a la vida y decir: “Pues venga, a ver qué trae hoy, cuál es la lección”. Esto que digo sé que es tremendamente complicado, nos hacen falta toneladas de confianza y un montón de habilidades dormidas, pero se puede hacer”, asegura esta trimadre.

Educar es autoeducarnos y propiciar la conexión

Marina Escalona educar es autoeducarnosMarina nos contó una escena que le había transmitido una madre: “Hace tiempo una madre me contó que había ido a las tres de la mañana a buscar a su hija con 15 años a las fiestas de Las Rozas. Su hija al meterse al coche le dijo: Mamá, me lo he pasado que te cagas, me he morreado con tres”. En ese momento, dice Marina, la madre sintió el impulso de “sacar de la lata la receta de su madre para hablarle de la decencia”. Pero afortunadamente pensó que “la hija venía con una confianza, una inocencia, una generosidad a traer esa experiencia de vida y la madre sentía que tenía que estar a la altura”. Por eso la madre le comentó a Marina: “me abrí a explorar esa vivencia y le pregunté cómo se había sentido, si más guapa o más sexy, y a preguntarle por qué necesitaba ese reconocimiento”.

Pero esta experiencia también le provocó interrogantes a la madre, que se preguntaba “hasta qué punto era capaz de devolver a su hija una visión valiosa, grande y preciosa de sí misma de forma que no esté pendiente del reconocimiento externo”. Y aún más complicado, “incluso se preguntó cómo se sentía ella misma de grande, de valiosa, de preciosa, como para no buscar reconocimiento externo”.  En conclusión, “lo que podría haber sido una tragedia, echando mano de lo anterior, gracias a ese movimiento para actualizarse y abrirse a la vida, pasó a ser un encuentro maravilloso entre dos seres humanos que se conectaron, porque solamente en esa conexión de ser humano a ser humano es posible y verdadera la educación”. Así esta experiencia que podría a todos asustarnos les hizo a ambas más grandes.

Inspirar, no dirigir, porque educar es autoeducarnos

Seguro que, como muchos padres y madres le dicen a Marina, has pensado alguna vez qué tienes o puedes hacer con tus hijos. Para ti, Marina tiene este mensaje: “No, el tema es qué tienes que hacer contigo. Porque ha pasado el tiempo de dirigir la vida de nuestros hijos y tenemos que empezar a inspirar, a convertirnos en un referente”. Para Marina Escalona, “se acabó el tiempo de buscar herramientas y recetas fuera de nosotros, porque aquí hay un montón de habilidades y conciencias dormidas”. Por eso, Marina Escalona señala que “no nos queda más remedio que crecer para ayudar a crecer”.

Hablar de educar y de autoeducarse implica, sin duda, amar. Marina lamenta que “hemos hecho de la palabra amor algo pequeño, lleno de chantajes e intercambios, cuando debiera ser ese espacio grande, generoso, que damos a los hijos y a la vida para que sean libremente lo que han venido a ser, más allá de nuestras expectativas”. Por eso, comparte que “el amor es lo que sostiene a la vida mientras llega a ella nuestro mayor brillo, nuestro mayor bien”. Para Marina esto debe empezar por el amor a una misma: “Amarme es sostenerme en el tiempo confiando en que va a llegar a mí la mejor versión de mí misma. Y solo desde ahí puedo ayudar a sostener en el tiempo a mis hijos mientras llega esa mejor versión, ese brillo máximo que sin duda llegará”

Marina quiere dejar claro el movimiento por el que apuesta: “En la lata no, me actualizo y me abro”. Y nos recuerda que aunque “el mundo se acaba todos los días” y a veces se acaba dejándonos un regusto amargo sobre lo mal que lo hemos hecho, “lo bueno es que al día siguiente empieza y hay una nueva oportunidad de buscar ese movimiento, el mejor movimiento, el que incluye la VIDA para nosotros y para nuestros hijos”.  

Si te interesa aprender más sobre la importancia de la idea de crecer para ayudarles a crecer, puedes leer estos posts:

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Educar es Todo es un proyecto cuyo objetivo es colaborar con madres y padres en su labor educativa. Uno de los pilares fundamentales de una buena sociedad es apoyar la tarea de las madres y padres que lideran los hogares y la educación de sus hijos. Por eso, queremos acompañarlos en este apasionante viaje educativo, aportando ideas, reflexiones y estrategias que les ayuden a conseguir ese objetivo, que entendemos que es el de todos. Esperamos que también el tuyo.

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