¿Cómo educar en la cultura del esfuerzo en medio del escándalo de los másteres?

En medio del escándalo por el presunto trato de favor de altos cargos a la hora de obtener títulos de máster, nos preguntamos: ¿cómo podemos educar para fomentar la cultura del esfuerzo? ¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a entender la importancia de la honestidad y del aprendizaje sin trampas?

Muchas veces las noticias nos lo ponen muy difícil a la hora de educar. En medio del escándalo por el presunto trato de favor de altos cargos a la hora de obtener títulos de máster, nos preguntamos: ¿cómo podemos educar para fomentar la cultura del esfuerzo? ¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a entender la importancia de la honestidad y del aprendizaje sin trampas? Lo vemos con la opinión de nuestros expertos.

El pasado sábado, en nuestro evento en Barcelona, la autora de cuentos infantiles Begoña Ibarrola habló con Carlos Escudero, Lucía Galán y Leo Farache de educar para comprender la actualidad. Y Carlos Escudero le preguntó sobre la corrupción: “Frente a la corrupción hay que enseñar a ser honesto. Y limpiar la casa”, contestó Begoña. Hoy un caso de presunta corrupción afecta de lleno al mundo de la educación y parece constituir un agravio frente a la cultura del esfuerzo y al interés genuino por aprender. Y puede llevar a nuestros hijos mayores a renegar del esfuerzo, a menospreciar la importancia de estudiar y aprender y a apostar, como decía Begoña en nuestro evento, “por los valores del tener en lugar de los valores del ser”.

Si esta crisis de valores ha llegado a tu casa y quieres dar argumentos a tu hijo a favor del esfuerzo, del aprendizaje, de la honestidad, te damos algunas pistas.

Educar e la cultura del esfuerzo es alabar el interés o el proceso

Desde bien pequeñitos, como nos dice Gregorio Luri en nuestra plataforma, en lugar de alabar lo listos que son o un logro, “¿no sería más interesante alabar el interés, el esfuerzo?”. Ya hemos hablado en alguna ocasión del experimento de Carol Dweck, que concluyó que se esforzaban más por autosuperarse los niños a los que se les alababa el esfuerzo en lugar de felicitarles por el logro o lo listos que son. Por lo tanto, parece interesante que, cuando nuestro hijo se ate los zapatos, no le felicitemos por hacerlo o le digamos que es muy listo sino que hablemos de su esfuerzo y le hagamos ver lo bien que sienta superar retos por uno mismo.

Y como se equivocará, por supuesto, se trataría de ayudarle a entender los errores son oportunidades de aprendizaje y no sobreprotegerlo haciendo las cosas por él.

Educar en la cultura del esfuerzo es dejar de obsesionarse por las notas y centrarse en que quieran aprender  

Ya desde Primaria nos preocupa que nuestro hijo saque buenas notas y nos obsesionamos por esto, incluso llegando a cometer importantes errores para su educación, como decirles que les queremos mucho porque han sacado notable. Y esto tiene dos peligros: el primero, que nuestro hijo se sienta muy presionado para sacar buenas notas, lo que no ayuda a su aprendizaje. Y el segundo: que esté dispuesto a cualquier cosa, incluso a hacer trampas, para conseguirlo.

Una escena real nos advierte de estos peligros: un profesor de primero de Primaria (sí, de primero de Primaria), viendo que sus alumnos estaban muy preocupados por las notas en sus primeros exámenes, propuso la siguiente idea: quien dejara el examen en blanco en su mesa obtendría un 10 automáticamente. Pero quien respondiera al examen obtendría su nota, “que es solo vuestra, que es fruto de vuestro esfuerzo, que no es de vuestras madres o padres, y que por ser solo vuestra vale muchísimo”, les dijo a sus alumnos. Solo un niño dejó el examen en blanco en la mesa del profesor tras esta tremenda lección de honestidad que seguramente se habrá quedado grabada en las cabecitas de estos niños.

Así que siguiendo la idea de Gregorio Luri, ¿no será mejor alabar y fomentar sus ganas de aprender, cultivarlas sin presión y alimentar su curiosidad? ¿No será mejor que entiendan el examen como una forma de comprobar lo que han entendido y una manera de aprender de los errores que como una prueba de su propia valía?

Educar en la cultura del esfuerzo es fomentar el ser en lugar del tener

Nos decía Begoña en el evento que los medios de comunicación parecen fomentar la cultura del tener. Sin embargo, señalaba, numerosos estudios demuestran que la felicidad y el bienestar están mucho más vinculados a la cultura del ser. Sentirse capaz, superar retos, aprender, avanzar, disfrutar del esfuerzo y del logro y ser honestos y fieles a nosotros mismos crea sin duda más bienestar, más “paz interior”, como subrayaba el neuropsicólogo Álvaro Bilbao hablando de la toma de decisiones, que tener.

 

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