¡Socorro! ¿Cómo educar a mi hijo preadolescente?

Si tu hijo o hija ya ronda los 10 años, empieza a avergonzarse de tus muestras de cariño en público, tiene contestaciones rebeldes, su cuerpo se va transformando de un modo que da vértigo y tu hijo quiere ir por su cuenta, te damos la bienvenida a una etapa apasionante y llena de desafíos: la preadolescencia.

Si tu hijo o hija ya ronda los 10 años, empieza a avergonzarse de tus muestras de cariño en público, tiene contestaciones rebeldes, su cuerpo se va transformando de un modo que da vértigo y tu hijo quiere ir por su cuenta, te damos la bienvenida a una etapa apasionante y llena de desafíos: la preadolescencia. Se trata de una etapa que está cobrando cada vez más importancia y que nos pilla por sorpresa. Y es que muchos padres y madres esperamos (o más bien tememos) la llegada del terremoto de la adolescencia a los 13 años y nos encontramos con que nuestro niño de 9 años tiene actitudes adolescentes ya. ¿Cómo podemos educar a nuestros hijos preadolescentes? ¿Cómo relacionarnos con ellos de forma positiva y sana? Vemos algunas pautas.

Qué es un hijo preadolescente

La respuesta rápida y fácil es que es un marciano vestido de niño, pero vamos a explicarnos mejor. La preadolescencia es una etapa de transición entre la niñez y la adolescencia que comienza con 9-10 años y se desarrolla hasta los 12-13 años. En esta etapa, nuestros hijos viven cambios en su cuerpo y en su vida emocional, cambios que pueden llevar peor o mejor y ante los que, aunque tal vez no lo digan, necesitan nuestra orientación y apoyo. Los cambios físicos, evidentes, pueden generar cierta desazón en los niños y niñas, por lo que hablar con naturalidad de ellos puede ayudarles a llevar estos cambios con más sosiego.

Los cambios psicológicos y sociales son también muy claros: desean más independencia, se muestran rebeldes, gana mucha importancia su grupo de pares, aumenta el interés por ser aceptado y querido entre los amigos y viven las emociones de manera extrema e intensa.

Como nos decía Carles Capdevila hablando de su hija de 12 años, “el segundo día del instituto, que la llevaba, a 100 metros descubrí que era ventrílocua porque me dijo con los labios cerrados ‘Ya te puedes ir. ¡Que te vayas, que te vayas!” Y me fui al bar a tomar algo para olvidar mis penas, porque descubrí que a cierta edad tienes una orden de alejamiento del instituto. Es el aprendizaje de cuando eres su héroe a cuando dejas de serlo”, toda una lección sobre la que Carles Capdevila profundiza en un genial vídeo de nuestra plataforma.

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Cómo podemos acompañar a nuestro hijo preadolescente

Acompañar a nuestros hijos en la preadolescencia no es un camino fácil ni tranquilo, más bien es todo un reto. Puede resultar agotador, puede que nos hieran muchos comentarios o el dejar de ser referentes para ellos, puede que nos resulte vertiginoso y difícil de asumir el cambio físico y psicológico de nuestro hijo, puede que pensemos, en palabras de Eva Bach, que “ “yo antes tenía un osito de peluche y ahora tengo un cactus”. Así que, si estás ya en camino, sobre todo mucho ánimo. Y además, te ofrecemos algunas pautas para llevarte mejor con esta etapa y con el marciano que tienes en casa:

  1. No tomarnos su rebeldía como algo personal. Echar la culpa a las hormonas tal vez nos ayude a no tomarnos con hostilidad sus contestaciones, sus desplantes y esa pose (que sí, es una pose muchas veces) de “paso de mis padres” o “me avergüenzo de mis padres”.
  2. Fomentar el respeto como base de nuestra relación: Aunque es normal que estén más contestones, no es buena idea jugar al pimpón con una  pelota llena de faltas de respeto que nos vamos pasando. Dicho de otro modo, hagamos nuestra la máxima de “Yo te hablo bien y tú me hablas bien”. Cristina Gutiérrez nos invita a decir esta frase: “No te permito que me hables así”. El respeto es básico y “si vosotros enseñáis esa frase ellos también la dirán cuando necesiten defenderse”.
  3. Cuidar la conexión: Por mucho que parezca que nuestros hijos preadolescentes nos rechazan, lo cierto es que siguen necesitando referentes y acompañamiento. Una conversación cara a cara, cenar todos juntos sin ningún tipo de pantalla (si hacen los Simpson, tal como nos recuerda Gregorio Luri, lo podemos hacer nosotros), compartir alguna afición, leer juntos antes de irnos a dormir, preguntarles con verdadero interés y sin juicio cómo ha ido el día…
  4. Respetar su intimidad: Sin que eso signifique mostrar desinterés por su vida, habrá temas que no querrá hablar con nosotros, momentos en los que quiera estar a solas en su cuarto… Respetar esos momentos es una manera muy importante de cuidar la relación.
  5. Mostrar afecto: Aunque rechacen los besos, nuestros hijos preadolescentes siguen necesitando muestras de afecto, tal vez más sutiles, como palabras de cariño o toquecitos en la espalda. Seguro que puedes encontrar la manera de mostraros afecto que os funcione a los dos.
  6. Sentir empatía: Recordar cuando nuestro cuerpo comenzó a cambiar en plena pubertad y cuando nuestros padres nos empezaron a parecer un rollazo tal vez ayude a conectar mejor con nuestros hijos y entender sus emociones, sus vivencias y sus actitudes.
  7. No dimitir de padres ni olvidarnos de dar ejemplo: Que quiera ir a su rollo y que necesite intimidad no significa que debamos desaparecer de su vida. Interesarnos por sus amistades, por las actividades en las redes sociales si es que ya tiene un smartphone, dar ejemplo construyendo la relación que queremos con ellos (por ejemplo, no enganchándonos al móvil, hablando con respeto, presentándole nuestros amigos….) y, por supuesto, buscando ayuda si surge algún problema que se nos escapa son algunas de las decisiones que podemos tomar para seguir siendo su ejemplo, aun desde cierta distancia.

Si quieres leer más sobre esta apasionante pero desafiante etapa, te recomendamos:

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Educar es Todo es un proyecto cuyo objetivo es colaborar con madres y padres en su labor educativa. Uno de los pilares fundamentales de una buena sociedad es apoyar la tarea de las madres y padres que lideran los hogares y la educación de sus hijos. Por eso, queremos acompañarlos en este apasionante viaje educativo, aportando ideas, reflexiones y estrategias que les ayuden a conseguir ese objetivo, que entendemos que es el de todos. Esperamos que también el tuyo.

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