El sentido del humor es una excelente herramienta educativa. La risa nos proporciona energía, conexión con los demás, creatividad y optimismo. El humor ayuda a buscar alternativas, a pensar de forma racional y nos proporciona sentimientos positivos de alegría y gozo. En este artículo veremos qué beneficios tiene y cómo fomentarlo en nuestros hijos.
Qué beneficios tiene el sentido del humor en nuestros hijos
El gran Carles Capdevila mencionaba en una de nuestras ponencias que “uno de los principales problemas que tenemos los padres hoy en día es que hablamos de la educación de nuestros hijos muy preocupados. Nos lo tomamos muy en serio y eso es muy importante, pero casi preferimos estar angustiados a estar alegres”. Frente a esta actitud, subraya que “cuando eduquemos y cuando hablemos de la paternidad y la maternidad, creo que es importante que intentemos buscar esta sonrisa, esta alegría, la espontaneidad, la naturalidad. Que nos levantemos por la mañana diciendo: “Esto es muy difícil, pero vamos a divertirnos”.
Por su parte, la psicóloga Silvia Álava en su libro “queremos que crezcan felices”, menciona que el sentido del humor es un recurso que se puede trabajar con nuestros hijos desde que son pequeños. Algunos beneficios que propone son:
- Aprendemos a relativizar los problemas. Cuando utilizamos el humor en los conflictos confrontamos nuestra interpretación de la realidad. Lo importante no es lo que nos pasa, si no la interpretación que hacemos sobre ello. Somos los reporteros y reporteras de nuestras vidas.
- La risa, y el sentido del humor nos centra en el aquí y el ahora. Es el mindfulness de los niños. Es más, los efectos cerebrales de la meditación y del humor son parecidos, pues se producen altos niveles de ondas gamma, que permiten una mejor sincronización neuronal de distintas áreas cerebrales destinadas a la atención, a la memoria de trabajo, al aprendizaje…”
- La risa nos conecta con los demás, potencia la proximidad, la amistad y el amor. Y además predispone a la cooperación, al buen ambiente, reduce la agresividad y facilita la comunicación.
- La risa es fundamental para la salud mental. Reduce la ansiedad, el estrés y la depresión. No se trata de querer estar todo el rato riéndose, pero dejar hueco a la risa en nuestro día a día nos ayuda a vivir la cotidianeidad con más alegría, optimismo y energía.
- La risa refuerza la autoestima y el autoconcepto. Reírse de uno mismo, de nuestros errores, nos ayuda a aceptarnos mejor, a entender nuestra imperfección sin complejos y a seguir adelante.
Cómo potenciar el sentido del humor
El sentido del humor nos acerca a los otros y reduce las tensiones en los grupos, también en nuestra familia. Silvia Álava nos propone algunas acciones para fomentar este hábito en nuestra familia:
- Generar buen ambiente. Las madres y padres debemos aprender a reírnos de las situaciones cotidianas en lugar de enfadarnos. La confianza es la clave.
- Aprender a reír. Se puede aprender a desarrollar el sentido del humor, ya que este no es una capacidad innata. Para que nuestros hijos lo utilicen es necesario que tengan un buen modelo y ahí nosotros jugamos un papel clave.
- Afrontar los problemas desde el sentido del humor. Silvia nos menciona que necesitamos relajarnos, pensar qué haría otro en nuestro lugar y cómo nos ven los demás. Mostrarle al niño que cuando uno aprende a reírse de sí mismo relativiza el problema y se predispone a solucionarlo de forma positiva.
- No todo vale, tampoco para reírse. Los valores, y especialmente el respeto, son los pilares de la educación. Y la risa también debe sostenerse por esos valores. Es importante enseñarles a reírse de sí mismos y enseñarles a reírse con los demás, pero no de los demás. El respeto hará que no se rían de una estrepitosa caída de la que son testigos, pero les hará capaces de reírse con un amigo cuando este afronte con humor una caída.
- No queramos ser dramáticos con los contratiempos del día a día. Imagina que la deliciosa cena que estabas preparando se quema. Una verdadera pena, sí, pero podemos vivirlo de dos maneras: como un drama que se une a todos los problemas que hemos tenido durante el día y demuestran que “hoy no es nuestro día” o con lógico fastidio pero decidiendo salir de este dramatismo para lamentar que, vaya, “así no me van a aceptar en Masterchef”. En el fondo, todos los pequeños contratiempos son oportunidades para dramatizar o para aprender y reír. Y no podemos elegir qué nos va a pasar durante el día, pero tal vez si podamos decidir con qué actitud vamos a vivir eso que nos pasa.
Será importante promover el humor y la risa durante toda la vida, ya que en ocasiones, esas ganas de bromear y jugar desaparecen con la edad, dando lugar a los reproches y enfados.