Según el estudio ‘Pasos’ de la Fundación Gasol, un 40,9% de los niños y adolescentes no cumplen las recomendaciones de sueño entre semana, cifra que llega al 48% los fines de semana.
Las consecuencias negativas de dormir poco y mal, según informan desde la Sociedad Española del Sueño (SES), son déficit de atención, problemas de memoria o de concentración, impulsividad conductual, con razonamientos ilógicos y toma de decisiones inadecuadas, pero también mayor probabilidad de padecer sobrepeso u obesidad.
La relación del descanso con la obesidad
“Dormir poco predispone a la ganancia de peso. Y esto es debido a que la falta de sueño altera la regulación de la grelina y la leptina, que son las hormonas que regulan el hambre y la saciedad. Sin embargo, cuando dormimos lo suficiente, estas hormonas están en equilibrio”, nos dice el nutricionista Aitor Sánchez, autor del libro ‘Qué le doy de comer’. La mala regulación de estas hormonas lleva a nuestros hijos a comer más y alimentos menos saludables, con alto contenido calórico.
Pero hay más razones, más allá de las hormonales, por las que el hecho de que nuestros hijos duerman mal o poco aumente sus probabilidades de padecer sobrepeso u obesidad.
Para seguir leyendo el artículo, haz clic aquí.