Si hemos decidido optar por la lactancia materna, el proceso ha podido tener sus mejores y peores momentos. Uno de los más difíciles es el destete. Cuando nos planteamos iniciarlo, no sabemos cómo plantearlo, ya que, sin duda alguna, será algo duro para nuestro hijo o hija y para nosotras. El vínculo que se crea a través de la lactancia es maravilloso y especial, de ahí que también nos cueste dar ese paso. En este artículo daremos algunas claves para comenzar el destete con nuestros hijos e hijas.
¿Hasta cuándo es bueno que siga mamando mi hijo?
A lo largo de la historia no ha existido un patrón constante sobre la duración de la lactancia. Aunque en otras culturas es algo habitual y cotidiano, la lactancia materna por encima del año es relativamente poco frecuente en los países occidentales. Seguramente muchas de las mujeres que han decidido continuar con la leche materna más allá del año han oído alguna vez frases como: “cómo puedes seguir dándole el pecho, eso ya no alimenta” o “¿no te da vergüenza con lo grande que es?”.
En nuestra cultura occidental, si deseamos continuar con una lactancia prolongada nos encontraremos poco apoyo social, aunque afortunadamente cada vez hay más acompañamiento. La Asociación Española Pediátrica recomienda que, a partir de los 6 meses, además del pecho, se ofrezca una dieta variada y rica en hierro. No son necesarias otras fuentes de lácteos si se realizan al menos 4 tomas de pecho diarias.
Actualmente, no existe evidencia que demuestre que a partir de cierto momento, la lactancia natural sea perjudicial o pierda sus propiedades beneficiosas. Por el contrario, se sabe que la lactancia prolongada aporta numerosos beneficios a la madre y al niño, tal y como establece la Asociación Española de Pediatría:
- En los niños que maman por encima del año, el aporte calórico y de micronutrientes como hierro, calcio o vitaminas, sigue siendo considerable, pudiendo en ocasiones suponer hasta más del 50% de las necesidades diarias.
- En el primer año se recomienda ofrecer el pecho antes de las comidas.
- Después del primer año y, por lo menos hasta el segundo, es recomendable que el niño realice al menos 4 tomas de pecho al día. Si las realiza después de las comidas, no le interferirá con el apetito y las ganas de probar nuevos alimentos, aunque realmente, cualquier momento puede ser bueno: después de las comidas como postre, antes de irse a dormir…
- Cuando están enfermos puede que sea el único alimento que les apetezca.
- No existen argumentos fundados para creer que la prolongación de la lactancia aumente el grado de dependencia de los niños hacia sus madres.
- La lactancia materna prolongada facilita el destete natural del niño, según su ritmo de desarrollo, sin que ello influya en su nivel de autonomía.
Cómo y cuándo empezar con el destete
La lactancia materna es un acto personal entre madre e hijo, por lo que puede prolongarse hasta que la madre o el niño lo deseen. En función de cada situación tomaremos diferentes decisiones.
Destete dirigido por el bebé
Que un niño menor de un año decida de forma voluntaria el destete es algo realmente raro, pero puede ocurrir. Alba Padró, consultora internacional de lactancia, en su libro “Somos la leche”, manifiesta que puede pasar porque el niño siente dolor, le gusta mucho la comida, porque las tomas las ha reducido, etc.
Este es el momento donde nosotras como madres debemos tomar la decisión sobre lo que queremos hacer: o continuamos con el destete o lo seguimos poniendo al pecho. En el primer caso solo debemos controlar el estado de nuestros pechos, extraer la leche cuando estén cargados, aplicar frío y esperar a que la producción se reduzca.
Destete dirigido por la madre
En este caso, Alba Padró, propone algunas acciones para comenzar con este proceso:
- Sacarnos la leche. La leche no desaparece, por lo que si nos sentimos con el pecho lleno debemos sacárnoslo y dejar una parte dentro para que la producción vaya disminuyendo poco a poco. No importa si es usando el sacaleches o a mano.
- No negar, no ofrecer. La experta menciona que esta técnica consiste en no negar el pecho cuando el bebé se acuerde de él, pero tampoco ofrecérselo en el caso de que no se acuerde. Cuando nos lo pida, le damos el pecho sin rechistar y al cabo de unos minutos le proponemos una actividad para que se distraiga.
- Juguemos a distraer. En cuanto escuchemos “mamá, teta”, nuestra creatividad debe saltar por los aires. Como se ha mencionado anteriormente, démosle entretenimientos que le gusten como por ejemplo salir a dar un paseo o jugar con sus juguetes.
- La ayuda es necesaria. Cuando nos sentimos a punto de colapsar necesitamos que alguien venga a rescatarnos, no importa si es nuestra pareja, una amiga o nuestra madre, necesitamos ayuda. Necesitamos que lo distraigan para que desvíe su atención del pecho. De nuevo, si comienza a llorar o a enfadarse le damos el pecho para que se tranquilice y esa persona pueda proseguir con un juego y que la toma sea lo más corta posible.
Por su parte, la Asociación Española de Pediatría nos propone otras actuaciones:
- Plantear el destete de forma gradual, nunca bruscamente, dándole muestras constantes de cariño.
- Al comienzo del destete, acortar la duración de las tomas o disminuir el número de veces que se le ofrece el pecho, aunque no se le niegue cuando lo pide.
- Progresivamente, ir pactando con el niño, los momentos de las tomas: después de merendar, antes de dormir… hasta hacerlas cada vez menos frecuentes.