Cuando escuchamos a nuestro hijo decir “no quiero ir al cole”, pensamos que es un caso aislado y que se puede deber a la desidia por ir al centro. Cuando ya es algo reiterado y que implica un cambio en su comportamiento, es ahí cuando debemos prestar mucha atención. En este artículo trataremos algunas de las posibles razones que están detrás de la frase “no quiero ir a clase”.
Cuándo debo preocuparme si mi hijo no quiere ir al colegio
Somos las madres y padres de nuestros hijos, los observamos durante todo el día y convivimos con ellos. Sabemos cuándo están tristes, felices o cuándo ha ido algo mal. Esta es la primera herramienta que debemos utilizar para discriminar información: la observación.
Si nuestro hijo manifiesta que no quiere ir al colegio, pero observamos que está feliz, tranquilo, integrado y disfruta, podemos estar tranquilos, todo fluye con normalidad. Conocemos a nuestro hijo, si es un niño extrovertido que juega y se relaciona con el resto de compañeros, podemos relajarnos. Si por el contrario, es más tímido e introvertido, pero que tiene un grupo más reducido de amistades o que incluso, se acerca a niños cuando desea interaccionar con ellos de forma sana, también podemos relajarnos.
Cuando debemos empezar a preocuparnos, o estar más pendientes de ellos, es en el momento en el que lo repiten de forma reiterada y hay un cambio en su comportamiento, por ejemplo, diciendo que se encuentran enfermos, estando más apáticos o tristes.
Algunas razones por las que no quiere ir al colegio
No querer ir al colegio puede ser un tema de preocupación para muchas madres y padres, por lo que tendremos en cuenta algunas situaciones que pueden explicar su rechazo.
No quiere ir al cole, pero está contento
Incluso si se siente bien en el colegio, salir de casa puede suponer un gran esfuerzo. Amaya de Miguel, fundadora de Relájate y educa, nos explica en su libro “Relájate y educa” que esto suele ser algo muy frecuente en los niños. De la misma forma que a muchos de nosotros nos cuesta ir a trabajar cada mañana, a nuestros hijos, igual.
La experta explica que esto puede deberse a la dificultad de separarse de nosotros. Tengan la edad que tengan, en casa se está mucho mejor que desarrollando nuestras responsabilidades. Ella nos aconseja no convencerlos de lo contrario diciendo que ir al colegio es estupendo, su sentimiento no va a cambiar por muchas explicaciones que les demos.
Lo que sí podemos hacer es darle la vuelta a la situación. Cada día, cuando vayamos a recogerlos, les podemos decir: “veo que tienes una gran sonrisa. Me parece que ha sido un buen día para ti, ¿es así o me equivoco?”. Cuando nos despidamos de ellos también les puede ayudar lo siguiente: “Sé que la despedida es difícil, también sé que cuando hoy te recoja vas a estar muy contento”. Amaya de Miguel menciona que a los niños les ayuda mucho contar cada día algo positivo, podemos decirles que cuando vayamos a por ellos nos deben decir algo bueno que les haya ocurrido.
Ella también nos propone dos acciones más:
- Llevar un objeto personal nuestra. Cuando les cuesta separarse de nosotros puede ser de gran ayuda que lleven un collar, un llavero o incluso un pañuelo. Así cuando nos echen de menos pueden tocarlo y no se sentirán tan tristes.
- Dejar una nota especial. Esta es una técnica que utiliza mucho Lucía, mi pediatra. Consiste en dejar una nota con el almuerzo y que lo lea cuando esté en el recreo o en clase. Puede ser simplemente decirles que les queremos, un chiste o un dibujo, no importa el contenido, para ellos será un regalo especial.
No quiere ir al cole, creo que está sufriendo acoso escolar
Sin duda alguna este es el momento que más tememos como madres y padres. En el curso de la plataforma “cómo mejorar la relación con los profesores“, Carmen Cabestany, fundadora de NACE, nos habla sobre cómo debemos proceder en el caso de que nuestro hijo o hija sufra bullying. Como educadora y experta, menciona que lo primero que tenemos que hacer es acudir al centro y poner la situación en conocimiento del profesorado y el equipo directivo para que pongan solución al problema de manera inmediata.
Natalia de Agustín, autora de “Resistiré” y víctima de acoso, relata que “en el momento en el que el menor regresa del colegio padeciendo episodios que se salen de la normalidad y se repiten. Los padres pueden detectar el acoso teniendo comunicación con el menor y observando su estado de ánimo. Es imprescindible crear un clima de confianza para que el menor pueda expresar lo que le sucede sin sentirse juzgado”. Para ella la clave reside en arropar al menor con ayuda profesional para recomponer el daño que ha sufrido, aquí la ayuda psicológica es necesaria.
Por su parte, la psicóloga Úrsula Perona propone que la prevención es la mejor herramienta contra el bullying. Desde los colegios es fundamental incorporar programas de prevención que incluyan la inteligencia emocional, la resolución de conflictos o las habilidades sociales.
Por supuesto, también tener tolerancia cero con la violencia, tanto desde casa como desde los centros educativos. Para eso es necesario tener unas normas y valores claras sobre la violencia, y saber trasladarlas al alumnado. Demasiadas veces toleramos en niños y adolescentes conductas que jamás toleraríamos en adultos. Por ejemplo: nunca consentiríamos que un compañero de trabajo nos insultara, nos zarandeara o nos gastara bromas pesadas. Tampoco que nos humillara en redes sociales.
Otro aspecto importante es tener protocolos claros de actuación en los colegios ante casos de bullying. Lamentablemente muchas veces los equipos docentes no saben bien cómo deben actuar ante un caso así.
Ha discutido con sus amigos y no quiere ir a clase
Puede que este sea otro de los motivos por los que no quiere ir al centro. No importa si es adolescente o no, a partir de los 7 años los amigos comienzan a ser personas importantes en sus vidas, por lo que una discusión les afecta al ánimo. La psicóloga Silvia Álava en su libro “queremos que crezcan felices”, expone la importancia de que los conflictos entre iguales los resuelvan ellos mismos, no nosotros. Eso sí, hace un apunte, siempre que sean de la misma edad y no mayores. A no ser que sea algo que se produzca de forma repetitiva, las madres y padres no debemos intervenir.
Desde su experiencia son muchas las cosas que podemos hacer madres y padres para enseñar a nuestros hijos a resolver conflictos con sus amigos:
- Aprender a ceder y a negociar. Algo fundamental para nuestras relaciones sociales es saber que en ocasiones hay que ceder y en otras, negociar. Por ejemplo: “Ahora eliges tú a qué jugamos, pero luego me tocará a mí” o “Cómo antes has elegido tú, ahora me toca a mí elegir el juego”.
- Aprender a controlar la envidia. La experta resalta este aspecto como algo fundamental para regular sus emociones y por supuesto, para evitarles muchos futuros conflictos. Como siempre, nosotros somos sus referentes. Debemos tener cuidado con quitar el mérito a amigos o terceras personas por sus logros. Lo positivo para ellos es ver cómo nos alegramos por el éxito de los demás.
- Actuar bajo sus propios valores. Otro buen consejo para nuestro hijo que propone Silvia, es defender los derechos de aquellos niños a los cuales el líder de la clase no deja jugar. Aquí es clave la empatía, hay que hacerle ver que él sabe cómo se siente ese niño al que no le dejan jugar y así, cuando le ocurra a él, también le apoyarán. El role playing es una buena herramienta para trabajar diversas situaciones y buscar soluciones creativas.
- Ser modelos de comportamiento asertivo. Nuestro hijo o hija debe aprender a decir lo que piensa, siente y quiere, pero sin enfadarse ni imponerlo. De nuevo, somos su referentes, por lo que en casa debe haber climas de confianza y asertividad donde se traten los conflictos y se respete las emociones del otro.