Acoso escolar: qué es y qué no es.

El acoso escolar, desgraciadamente, sigue formando parte de la vida escolar en los centros. Las cifras no mienten, 1 de cada 5 alumnos escolarizados en España sufre acoso, por lo que tomar esta lacra social como un juego de niños, es un craso error.

El problema del acoso reside en una carencia de valores y en la falta de convivencia por parte de los alumnos. Una de las partes más esenciales a la hora de erradicar este problema es identificar y comunicar que se está sufriendo acoso. Es un tema demasiado delicado como para utilizar su término a la ligera sin conocer de verdad qué es y qué no es bullying. Durante este artículo se delimitará el concepto de acoso escolar y se mencionarán algunas de las características que lo definen.

En primer lugar, el acoso es un conjunto de comportamientos físicos y/o verbales, llevada a cabo por un grupo de personas contra un compañero/a de forma repetitiva y duradera en el tiempo.

Existen tres indicadores para saber si se está produciendo o no acoso:

 

  1. Intencionalidad: el agresor es consciente de lo que está haciendo y tiene la intención de someter y maltratar a la víctima. Hay un deseo, una intención de sometimiento y dominación.
  2. Repetición: El bullying implica una repetición continua y constante de las agresiones. Es decir, siempre es el mismo individuo (o grupo) molestando, agrediendo, discriminando (o sea cual sea la forma de agresión usada) a la misma persona.
  3. Hay un desequilibrio de poder: En el bullying se presenta siempre un desequilibrio de poder entre la víctima y el agresor. Hay una relación de poder desigual entre ambos y este puede provenir de fuerza física, acceso a la información, fortaleza mental e incluso, popularidad.

El centro tiene la mayor carga de responsabilidad cuando se trata de identificar un caso de bullying. Los ítems que se exponen a continuación pueden ser de gran ayuda cuando se encuentra en las primeras fases de detección:

  • Le chillan o gritan.
  • Le hacen gestos de burla o desprecios.
  • Se burlan del niño o niña por su forma de ser o apariencia física.
  • Cuentan mentiras sobre él y hacen correr la voz.
  • Le insultan.
  • Se ríen de él/ella cuando se equivoca.
  • No le dejan jugar con ellos o lo aíslan socialmente.
  • Utilizan motes para referirse a él que a la persona que los recibe no le gustan.

Lo que NO es acoso escolar es un desencuentro puntual con un compañero, una pelea en la que se ha visto envuelto/a con algún amigo/a o un cambio en su plano social que le produce estrés o no sabe cómo gestionar, como por ejemplo, un cambio de centro y de amigos.

 

 

 

 

 

Tened en cuenta estos indicadores y tratar el tema con la importancia y seriedad que tiene es el primer paso para identificar un caso de acoso escolar. Como centro, hay que tratar el acoso con total confidencialidad y obtener la mayor información posible de todas las partes implicadas. Pero sin duda, lo esencial, es cerciorar la seguridad de la persona que está sufriendo acoso escolar durante todo el proceso de detección y hacerle sentir que él o ella no es el origen del problema.

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Silvia Sánchez Ovejero

Como educadora infantil y pedagoga pasé toda mi infancia jugando a ser maestra, me fascinaba la idea de ser un referente para alguien y preparar mis clases. Años después, ese rol pasó a ser realidad. Desde ese momento sentí la necesidad de compartir con el mundo todas mis ideas, porque la educación, si no se comparte, no llegará a ser transformadora. Ser maestra implica ser todas las versiones que necesitan cada uno de tus alumnos para hacerles ver quiénes son y quiénes podrán llegar a ser.

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