Es un término que emplean mucho los adolescentes, que, como dice Eva Bach, “nos desdibujan todas las categorías que tenemos respecto a la orientación sexual”. Pero ¿qué significa tener un “género fluido”? Te lo contamos en este artículo.
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Marisa es una chica de 13 años que aún no ha decidido muy bien su lugar en el mundo. No sabe a qué se va a dedicar de mayor, no sabe aún hacia quién se siente atraída y, por no saber, tampoco tiene claro si se siente chica. Dice que en su instituto hay muchas personas que manifiestan que son de género fluido, es decir, que pueden pasar de sentirse chicas a sentirse chicos. Y lo dice con toda la naturalidad del mundo. “No sabía yo que eso podía cambiar”, murmulla su padre, entre maravillado y perplejo. Karen, la madre, quiere acercarse a este tema con toda la curiosidad del mundo, queriendo aprender y sin juicios, entendiendo, como nos decía Marina Escalona, que por un hijo o hija adolescente es “por encima de todo un reactivo, un catalizador que nos manda la vida, para actualizarnos”.
Así Marisa le explica a su madre, como si le estuviera contando que dos más dos son cuatro, que una persona de género fluido es aquella que no se identifica con una sola identidad de género, no se siente solo chica o chico. Como nos dice Lara Avargues en nuestro nuevo curso Educación sexual desde la familia (al que puedes acceder haciéndote premium solo por 1,5 euros al mes), la identidad de género no es lo mismo que el sexo, y responde al conjunto de normas sociales que cada cultura asocia a un género o a otro. De ahí que haya personas que, habiendo nacido con pene (sexo biológico masculino) se sientan mujeres (género femenino). Y puede haber, como ocurre en las personas con género fluido, gente de cualquier sexo biológico que fluctúe entre los dos géneros. Como explica Daniela Esquivel Asturias en The Guardian, se trata de ver el género como un espectro: “En un extremo está ser masculino y en el otro ser femenino, y tú te mueves entre los dos y habitualmente te sitúas en el medio”.
Qué podemos hacer para educar(nos) en el respeto a la diversidad sexual
Ya denunció Alba Alonso en un artículo el hecho de que las personas con identidades de género y orientaciones sexuales diversas suelen sufrir más acoso y violencia. Solo por eso ya deberíamos en casa educar para respetar la diversidad, más aún si nuestro hijo o hija nos dice que es transgénero o que siente que su género fluctúa. ¿Qué podemos hacer en esos casos?
- Comprender: La realidad de nuestros hijos e hijas en cuanto a los roles de género es más diversa y compleja que cuando nosotros éramos adolescentes. Conocer términos como trans, género fluido, género no binario, cis, etc. nos puede ayudar a entender mejor esa compleja y rica realidad. “Las familias necesitan un acompañamiento para formarse y sentirse cómodas”, dice Lara Avargués en nuestra plataforma. En este sentido, recomienda los recursos de la Asociación Internacional Familias por la Diversidad Sexual.
- Respetar: Este paso es fundamental. Por muy chocante que pueda parecer esta realidad, por miedo que tengamos a este fenómeno desconocido, merece respeto. Nuestros hijos o sus amigos no hacen daño a nadie sintiéndose un día más femeninos y otro más masculinos y de hecho puede que sí se les haya hecho daño a ellos por expresar de manera tan libre su identidad.
- Animar a vivir la sexualidad y el género con libertad frente a los mandatos sociales. Como dice Lara en nuestra plataforma, “es importante no asumir que la sexualidad de tu hijo o hija sigue las normas sociales, para que pueda sentirse libre para descubrir su sexualidad”. Para esto podemos visibilizar todo tipo de relaciones y formas de ser, crear espacios seguros donde nuestros hijos puedan expresar sus intereses e inquietudes desde la escucha y sin juicios, disfrutar de actividades fuera de las expectativas de género convencionales, recurrir a libros o películas para fomentar conversaciones donde el niño o la niña respete la riqueza de diversidades, hablar de modelos de diversidad sexual que tengan visibilidad social.
En una entrevista, los creadores del proyecto Diario de una Familia Trans nos dijeron: “Hemos aprendido lo que de verdad es el amor por un hijo. Dejarles ser, dejarles decidir, escucharles… Y nos hemos dejado enseñar todo lo que Sol tenía que enseñarnos”. ¿No sería fantástico poder decir lo mismo cuando nuestro hijo o hija nos hable de diversidad sexual, por muy chocante que nos pueda parecer?
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