Ahora que llega el buen tiempo, ¿qué tal si comemos fuera?

Lucía y Óscar renunciaron a su afición de comer fuera cuando llega el buen tiempo al tener a una bebé porque les parecía incómodo. Hasta un buen día en el que descubrieron que comer fuera relajados, respetando la autonomía de su hija y sin llevar toda la casa a cuestas era posible ¡y era genial!

Ahora que llega el buen tiempo, ¿qué tal si comemos fuera?

Cualquiera que tenga un bebé de más de seis meses pensará que comer fuera es un poco incordio: muchos restaurantes no tienen tronas, al final el bebé come en el regazo de sus padres, si queremos darle de comer en la sillita a veces ni cabe y si nos vamos de vacaciones ni hablar de llevar la trona de casa (¿¡otro trasto más!?) a no ser que tengamos un maletero del tamaño de una ballena.

A Lucía y Óscar, con el buen tiempo, les ilusiona pasar el día fuera de casa, comiendo en terracitas, disfrutando del aire libre y haciendo, como si fueran plantas, la fotosíntesis. Cuando el sol llegaba para quedarse en primavera, iban de picnic a parques, se tomaban aperitivos en terracitas y se dedicaban a improvisar los fines de semana excursiones insospechadas por parques de la ciudad o por pueblos cercanos y comían en cualquier sitio que les parecía apetecible.

Hablamos en pasado porque cuando llegó la preciosa bebé Julia y cumplió seis meses, Lucía y Óscar se dieron cuenta de que comer en cualquier lado con su hija no era fácil. O bien comía en el regazo de uno de sus padres (y entonces protestaba porque no podía ser tan autónoma como ella quería y, además, siendo una trona humana, el adulto no podía comer), o tenían que ir buscando un restaurante con trona, lo que restaba espontaneidad y encanto al plan. Y claro, Julia se enfadaba por no poder comer sola, Lucía y Óscar se estresaban cuando el plan debía ser relajante o incluso comían muy tarde en busca de un restaurante con trona. Finalmente, Lucía y Óscar decidieron que quizá habría que esperar un poco más para poder disfrutar de ese plan perfecto que tanto les gustaba, hasta que Julia creciera un poco más.

Pero un buen día en un parque se encontraron a una familia celebrando un fantástico picnic en un merendero. ¡Y con bebé! ¡Y sin llevar media casa a cuestas! El bebé comía sentado en una trona portátil y experimentaba alegremente con las cosas que tenía en la mesa, comía relajado… Lucía y Óscar se miraron y comprendieron que la trona portátil sería una gran aliada para volver a disfrutar del buen tiempo con Julia.

Efectivamente, no tenemos que renunciar al placer de comer fuera o ir a una terraza con un bebé gracias a las tronas portátiles, como las que podéis ver en www.sillasdepaseo.es. Tronas plegables, que se ajustan perfectamente a la silla del restaurante o la terraza en la que queráis comer y gracias a las cuales toda la familia podrá comer cómoda y vuestro hijo o hija podrá ser tan autónomo como le permitáis ser en la mesa.

En concreto, el modelo Fast de la marca Inglesina (www.inglesina.com/), también a la venta en la web antes indicada y que aparece en la imagen de este post, pesa menos de 2 kilos y se puede enganchar a casi cualquier tipo de mesa. Así que, ya sin excusas, ¡queda inaugurada la temporada de terracitas, también con el bebé!

Post realizado en colaboración con Sillas de Paseo.

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Educar es Todo es un proyecto cuyo objetivo es colaborar con madres y padres en su labor educativa. Uno de los pilares fundamentales de una buena sociedad es apoyar la tarea de las madres y padres que lideran los hogares y la educación de sus hijos. Por eso, queremos acompañarlos en este apasionante viaje educativo, aportando ideas, reflexiones y estrategias que les ayuden a conseguir ese objetivo, que entendemos que es el de todos. Esperamos que también el tuyo.

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