Recientemente dos textos se han convertido en virales (uno de ellos a nivel mundial, que habla de “una tragedia silenciosa en cada hogar”, leído por 10 millones de personas en un mes, y otro en España, compartido 95.000 veces en Facebook) poniendo el acento en graves problemas educativos de nuestro tiempo: el abuso de la tecnología, el consumismo, la sobreprotección. ¿Por qué el alarmismo en educación es viral? ¿Tiene razón de ser? ¿Qué podemos los padres y las madres aprender de él? Es más, ¿qué podemos aprender como sociedad de este alarmismo?
Siempre ha habido alarmismo sobre la juventud
“La juventud de hoy ama el lujo. Es mal educada, desprecia la autoridad, no respeta a sus mayores, y chismea mientras debería trabajar. Los jóvenes ya no se ponen de pie cuando los mayores entran al cuarto. Contradicen a sus padres, fanfarronean en la sociedad, devoran en la mesa los postres, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros”. Este texto, que alarma sobre lo mal educados que están los jóvenes y que probablemente más de uno suscribiría, no es de hoy, sino del siglo V a. C. Es una reflexión del filósofo Sócrates y se suelen recuperar para subrayar que siempre, incluso hace dos mil quinientos años, se ha pensado que la juventud está mal educada.
En esta ocasión, los dos textos de los que queremos hablar, ponen el acento en los padres y llaman la atención sobre dos aspectos de nuestro mundo actual: la adicción a la tecnología y el consumismo.
El alarmismo de un texto que habla de una tragedia silenciosa
Victoria Prooday es una terapeuta ocupacional que afirma que “una tragedia silenciosa se desarrolla hoy en nuestras casas y tiene que ver con nuestras joyas más preciadas, nuestros hijos”. Es curioso que este texto se haya atribuido erróneamente al psiquiatra Luis Rojas Marcos. Hay datos, afirma Prooday, que muestran la gravedad de la situación: en quince años, 1/5 de niños tienen problemas de salud mental, se ha incrementado la prevalencia de depresión en adolescentes en un 37% y se ha duplicado la tasa de suicidios de niños entre 10 y 14 años. Para esta terapeuta, la mejora del diagnóstico no explica estos datos.
Para Prooday, “aunque sea doloroso admitirlo, nosotros, los padres, somos la respuesta a muchas de las dificultades de nuestros hijos”. Nuestra forma de educar, critica Prooday, “estamos reconectando los cerebros de nuestros hijos en la dirección equivocada y contribuyendo a agravar las dificultades” que se encuentran. Un comienzo muy alarmista que no nos debería hacer desestimar el mensaje central. Veamos:
Lo que nuestros hijos necesitan vs lo que el entorno les ofrece
En concreto, Prooday nos cuenta que nuestros hijos necesitan, para crecer sanos:
– padres emocionalmente disponibles,
– límites y guía claros,
– responsabilidades,
– nutrición equilibrada y suficientes horas de sueño,
– movimiento y aire libre,
– juego creativo, tiempo libre e interacción con los demás”.
Sin embargo, afirma la terapeuta, les damos:
– padres distraídos con la tecnología,
– padres que dejan que los niños hagan lo que quieran,
– sentimiento de que merecen los privilegios en lugar de responsabilidad,
– nutrición no equilibrada y poco tiempo de descanso,
– sedentarismo y poco tiempo al aire libre
– sobreestimulación con la tecnología.
“¿Podría alguien imaginar que es posible criar una generación sana en un ambiente tan insano? Por supuesto que no. No hay atajos en la parentalidad y no podemos engañar a la naturaleza humana”.
¿Cómo podemos salir de esta situación tan alarmante?
Prooday apuesta por “volver a lo principal, poner límites y recordar que somos padres, no amigos, dar a nuestros hijos lo que necesitan y no lo que quieren, no hacer las cosas por nuestros hijos, retrasar la gratificación y estar emocionalmente presentes. Algunas de las ideas que nos ofrece son:
– Pasar una hora al día en un espacio verde
– Dejar los aparatos tecnológicos fuera de las comidad familiares
– Involucrar a nuestros hijos en una tarea al día (por ejemplo, doblar la colada, poner la mesa, ordenar los juguetes…)
– No usar la tecnología para evitar que se aburran
– Crear un kit de primeros auxilios frente al aburrimiento, con ideas de actividades
– Apagar los teléfonos hasta que los niños estén en la cama para estar emocionalmente disponibles
– Enseñarles a afrontar la frustración…
Alarmismo sobre los “niñatos de 10 años con móviles de 600 pavos”
Otro texto anónimo, fotografiado en la consulta de un médico, alerta sobre el consumismo en el que crecen nuestros hijos e hijas: “niñatos de 10 años con móviles de 600 pavos, crías de 15 con extensiones de pelo de 500 euros, imberbes de 18 con cochazos de 24000 euros, pantalones de 200 euros (…) y mientras los padres con la misma ropa año tras año, sin ir de vacaciones y con coches de hace 20 años”. El anónimo subraya: “A mí no me vale eso de “le doy a mi hijo todo lo que yo no he tenido”. A mí me vale lo de “cuando sea padre comerás huevos”. El autor o autora del texto concluye: “Dale a tus hijos amor, cariño, educación, respeto y sabiduría, lo demás lo conseguirán por sí mismos”.
Dejemos de alarmar a los padres y reflexionemos como sociedad
Podríamos decir que hay tendencias en el entorno que no ayudan a padres y madres: una tecnología adictiva, el afán de ser padres y madres perfectos, la idea de que prepararlos para la vida supone llevarlos a muchas extraescolares, un entorno tan incierto que tenemos miedo a que fracasen o sufran… Todo esto, tal vez, nos aleja de nuestra propia naturaleza y de ese sentido común al que apelan ambos textos.
Culpar a cada padre, individualmente, de dejarse llevar por este entorno parece poco positivo y poco justo. Y por muy pertinentes que sean estas reflexiones, lo cierto es que parece necesario recordar que se habla de un problema social, de unos valores que están imperando en la sociedad. Si hay, como afirma Prooday, un problema de salud mental infantil tan extendido en nuestra sociedad debido al entorno, esta tragedia de la que habla no tiene solo lugar en cada hogar, sino en toda la sociedad. Por lo tanto,no puede hacerse frente a esta tragedia solo en cada casa o en cada familia, sino que debería ser objeto de políticas públicas de educación y de salud.
Porque, como siempre hemos dicho, estamos muy de acuerdo con lo que dice María Jesús Álava: “Muchos padres de hoy son auténticos héroes, por su capacidad para no perder la esperanza y buscar constantemente cómo mejorar”. Y por muchas pautas interesantes que estos textos ofrezcan a los padres, resulta necesario llamar a la reflexión sobre qué tipo de sociedad queremos construir para nuestros hijos.
Si quieres seguir reflexionando sobre estos temas, te proponemos que visites estos posts:
- Catherine L’Ecuyer, autora de “Educar en el asombro” y “Educar en la realidad”: “Hemos de volver a aprender a prestar atención de verdad”
- Ponencia de Noelia-López Cheda: “Si les resuelves todos sus problemas, eres su mayor problema”
- Eva Millet: “La hiperpaternidad perjudica seriamente el bienestar familiar”
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