Vamos a hacer una tarea de reflexión con esta pregunta que os lanzamos: ¿Disfrutáis educando?
Paraos un poco antes de responder… Probablemente haya muchísimos momentos que sois felices junto a vuestros hijos, pero también es muy probable que, por la rutina ajetreada diaria, por circunstancias externas o por los motivos que sea, muchas veces no podáis disfrutar de este maravilloso proceso como os gustaría.
Sobre esto hemos hablado con la socióloga y educadora Alba Castellví, que estará en nuestro Homenaje a la Educación con la ponencia “Trucos para disfrutar educando”.
‘Trucos para disfrutar educando’ es el título de tu ponencia. ¿Por qué a veces dejamos de disfrutar de la educación de nuestros hijos, cuando es una de las tareas más maravillosas que tenemos entre manos?
Porque comporta muchísimas tareas de gestión y de cuidado que no siempre son agradables ni mucho menos agradecidas; porque educarles implica a veces frustrarles, y no es fácil hacer frente a la resistencia a la frustración.
También porque a menudo hemos de repetir las cosas muchas veces y eso es cansado; porque los conflictos son desgastantes y, en definitiva, porque educar comporta mucho trabajo que hemos de hacer cuando a menudo ya estamos cansados por otros trabajos.
El miedo a hacerlo mal supongo que está detrás, muchas veces, de esta falta de disfrute… ¿Cómo se puede vencer ese miedo?
El miedo a hacerlo mal se puede vencer de dos modos: uno es formándose para hacerlo mejor, y el otro es relajándose.
En cuanto a formarse, es relativamente fácil: recomiendo leer y consultar a especialistas en educación que damos a los padres muchas ideas prácticas.
En cuanto a relajarse, hay que pensar que el solo hecho de preocuparnos por cómo educamos ya es indicativo de nuestro buen camino, ya implica que tenemos la sensibilidad necesaria como para que nuestros hijos se sientan queridos y sepan que nos preocupamos por ellos, aunque no lo hagamos tan bien como quisiéramos.
Eres una fiel defensora de la comunicación positiva. De dejar al lado los gritos, los castigos, los chantajes… Si hay alguien que nos está leyendo que aún cree que todo lo que he dicho anteriormente entra dentro de una buena estrategia educativa, ¿qué le dirías para convencerle de lo contrario?
Le diría que cuando uno chantajea, castiga o grita el primero que sale perdiendo es él. Casi nadie se siente bien al hacer eso.
Y, en segundo lugar, cuando educamos a nuestros hijos les damos ejemplo. De mayores ellos tendrán tendencia a reproducir el modo en que han sido educados, así que si queremos que sean felices educando lo mejor que podemos hacer es educarles a ellos… siendo felices nosotros.
¿Por qué seguimos relacionando educar desde el respeto, la calma… con la ausencia de límites y normas?
Porque lo tenemos muy mal entendido. Educar sin gritar no significa educar sin mandar. Hay que mantener una autoridad firme y serena a la vez, regida por buenos criterios y ejercida desde el respeto.
No fijar límites y normas no solo no tiene nada que ver con educar en positivo y con calma sino que implica no respetar las necesidades de los niños y de los padres.
Cuál es el mensaje más importante que quieres transmitir con tu ponencia?
El mensaje es que se puede disfrutar educando si sabes cómo: a educar se aprende, no nacemos enseñados pero hay un montón de estrategias y técnicas que nos pueden ayudar y que están al alcance de nuestra mano.
La tarea de educar es la más relevante desde el punto de vista de la construcción social que puede existir, y es también una de las más difíciles de ejercer. Por eso hay que prepararse para hacerlo bien.
[the_ad id=”77749″]