“Tenemos que perderle miedo al miedo”. Esta es la tesis que define el libro “Tengo miedo”, de los psicólogos Alberto Soler y Concepción Roger, editado por Penguin Random House bajo el sello B DE BLOK. Un cuento ilustrado que os recomendamos como lectura para este verano y del que nos habló Alberto en nuestro evento “La educación importa para potenciar el talento de nuestros hijos”.
El miedo es una emoción a la que solemos guardarle un recelo ya que la percibimos de forma negativa y tendemos a reprimirla. Sin embargo, esta emoción es completamente necesaria. Ya lo dice Alberto Soler: “El miedo juega exactamente el mismo papel que otras emociones que tienen mejor prensa, como la felicidad”.
Para el buen desarrollo de los niños y niñas es necesario que estos experimenten todas las emociones. No podemos querer que nuestros hijos estén siempre alegres, tienen que sentir en diferentes circunstancias la tristeza, la ira, el miedo y el resto de las emociones.
Por eso, este cuento busca reivindicar el miedo como una emoción necesaria para desarrollar el talento de nuestros hijos. “El miedo está ahí, nos ayuda y nos protege a lo largo de todo nuestro desarrollo”, señala Soler. El libro nos cuenta la historia de Lisa, una niña que tiene miedo a la oscuridad y a lo desconocido, y de Churuchuru, un marciano que no tiene ningún miedo y que debe aprender a gestionar esta emoción.
Y es que sin el miedo no podríamos afrontar muchas situaciones que ocurren en nuestro día a día. Si desde pequeños los niños y niñas se van enfrentando a mini tareas y mini retos, van a saber mucho mejor cómo gestionar este miedo cuando se enfrenten a situaciones mayores. “El miedo hace que en ocasiones movilicemos recursos para enfrentarnos a ciertas cosas que nos dan un poco de yuyu”, comenta Alberto. Para que nuestros hijos puedan hacer frente al miedo, la educadora emocional Cristina Gutiérrez Lestón explica en el curso “El miedo como aliado” que debemos darles las oportunidades para que afronten aquellas cosas que le dan miedo, en vez de apartarles de las situaciones que les atemorizan.
Debemos ofrecer a nuestros hijos las herramientas necesarias para tener una educación emocional satisfactoria, y es a través de recursos como el cuento “Tengo miedo”, cómo podemos tanto padres, madres como hijos, aprender a abrazar el miedo al igual que abrazamos el resto de emociones. Como sentencia Soler: “Lo que tenemos que hacer es quitar la mala prensa que tiene el miedo y que deje de ser un tabú en la educación de nuestros hijos, y aprender a manejarlo como lo que es: una emoción más”.
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