Alimentación durante el embarazo, ¿qué debo comer?

Ni comer por dos, ni de menos, ni de más. Durante el embarazo se debe, sobre todo, comer bien.

Durante el embarazo no es necesario seguir ningún tipo de dieta estricta o dejarnos llevar solo porque “tengamos que comer por dos”. Lo importante es llevar una dieta sana, normal y equilibrada y evitar el consumo de alcohol. Durante este artículo trataremos los aspectos más relevantes que se deben tener en cuenta para la alimentación de una mujer embarazada.

¿Qué debo comer si estoy embarazada?

La dieta durante el embarazo debe ser equilibrada, tanto en cantidad como en calidad, para conseguir mantener un buen estado nutricional. La Asociación Española de Pediatría menciona que las necesidades nutricionales cambian durante el embarazo, ya que en estos momentos debemos tomar 300 kcal más.

No es tan importante la cantidad como la calidad, por eso nuestro ginecólogo nos propondrá tomar suplementos vitamínicos, ya que con los alimentos convencionales no llegaremos a lo necesario. En cuanto a recomendaciones generales, debemos tener en cuenta lo siguiente:

  • Se recomienda engordar entre 6 y 12kg.
  • Evitar hacer dietas pobres en calorías. No es momento de restringir comida, ya que los expertos nos avisan de la predisposición a crear cuerpos cetónicos. Esto en exceso puede provocar daños al feto.
  • Comer de 4 a 5 comidas al día. De esta forma si comemos poco a poco y con buena calidad de alimentos, evitamos comer alimentos poco nutritivos.

Consejos sobre la alimentación más idónea

Como madres debemos tener en cuenta una serie de recomendaciones para alimentarnos de la forma más saludable posible.  La Asociación Española de Pediatría ofrece una serie de pautas:

  1. Utilizar siempre el aceite de oliva como fuente de grasas.
  2. Es necesario estar muy bien hidratadas y beber con regularidad.
  3. Aumentar la cantidad de hierro que comemos. Aunque necesitamos de suplementos, la AEP nos recuerda los alimentos de los que podemos obtener mayor cantidad:
    • Las carnes rojas tienen el doble de hierro que las blancas.
    • Legumbres y vegetales acompañados de alguna fuente de vitamina C (zumo natural de naranja, pomelo, mandarina, limón).
  4. Elegir productos desnatados o semidesnatados para la absorción de calcio y nutrientes.
  5. Aumentar el consumo de frutas y hortalizas. De este modo cubriremos las necesidades de vitaminas y minerales.
  6. Evitar el picoteo entre horas. Sobre todo de alimentos ricos en grasa y azúcares.
  7. El alcohol está prohibido, por sus efectos perjudiciales para el bebé, y la cafeína debe tomarse con moderación.
  8. Si tenemos estreñimiento hay que beber mucho líquido y consumir alimentos ricos en fibra (vegetales, frutas, cereales integrales).
  9. Por supuesto, no debemos olvidar emplear un suplemento de ácido fólico desde el comienzo de la gestación y cocinar con sal yodada.

Alimentos prohibidos durante el embarazo

Durante el embarazo no es que haya prohibiciones absolutas en cuanto a alimentos, pero sí recomendaciones que debemos tener muy en cuenta. Hay algunas enfermedades graves, como la listeriosis o la toxoplasmosis, que se pueden prevenir a través de buenos hábitos alimenticios como:

  • Evitar los alimentos crudos: lácteos de leche cruda, pescado, marisco o carne.
  • Evitar cualquier producto de charcutería: embutidos, patés, etc.
  • Asegurarnos de que la carne esté bien hecha antes de consumirla.
  • Lavar bien las frutas y verduras antes de prepararlas. Como consejo por parte de los médicos es mejor añadir un poco de vinagre al agua del lavado.

Otras medidas que debemos tener en cuenta son el cuidado e higiene de los utensilios, lavar las frutas y verduras antes de consumirlas, quitar y desechar las hojas de afuera de la lechuga y similares o cortar las partes de frutas y verduras que se han echado a perder porque pueden contener bacterias.

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Silvia Sánchez Ovejero

Como educadora infantil y pedagoga pasé toda mi infancia jugando a ser maestra, me fascinaba la idea de ser un referente para alguien y preparar mis clases. Años después, ese rol pasó a ser realidad. Desde ese momento sentí la necesidad de compartir con el mundo todas mis ideas, porque la educación, si no se comparte, no llegará a ser transformadora. Ser maestra implica ser todas las versiones que necesitan cada uno de tus alumnos para hacerles ver quiénes son y quiénes podrán llegar a ser.

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