Cerca del 40 por ciento de los niños españoles de entre 3 y 8 años tienen obesidad o sobrepeso. La Organización Mundial de la Salud (OMS) cataloga la obesidad como una pandemia, puesto que causa cada año la muerte de 2,8 millones de personas. La buena noticia es que evitar la obesidad está en nuestra mano. La provoca, en gran parte, nuestros hábitos, más bien nuestros malos hábitos. Por tanto, parece lógico pensar que, si los mejoramos, estaremos invirtiendo en salud y calidad de vida.
“Ninguna de las causas por las que un niño sufre sobrepeso dependen de él”, decía el chef Juan Llorca en una ponencia en uno de los eventos Educar es todo. Lo que nos lanza directamente la papeleta a los adultos. Somos las madres y padres los encargados de educarles e inculcarles esos buenos hábitos que le acompañarán toda la vida y que evitarán que, de un sobrepeso en la infancia, pase a una obesidad en la edad adulta.
Durante un IGLIVE, Lucía Galán (Lucía, mi pediatra) nos habló de una herramienta fundamental para la prevención de la obesidad infantil: el Plato de Harvard.
l¿Qué es el plato de Harvard?
Lucía, mi pediatra nos decía durante el directo que el “Plato de Harvard sustituye a la antigua pirámide de alimentos que estudiábamos en el colegio y que situaba en la base aquellos alimentos más importantes y, por tanto, de mayor consumo, y en la parte superior los de consumo más esporádico”.
El Plato de Harvard o el Plato para Comer Saludable fue creado por expertos en nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard y los editores en Publicaciones de Salud de Harvard para que sirviera de guía para crear comidas saludables y equilibradas.
Según nos contó Lucía en el directo, en cada una de las comidas que realicen nuestros hijos, y también nosotros, debemos tener en cuenta el Plato de Harvard.
Las claves del Plato de Harvard
1.- Verdura y fruta, los protagonistas principales
Si os fijáis en el plato, veréis que la mitad del mismo lo ocupan las verduras y las frutas. Sus creadores nos animan a apostar por la variedad y color en este grupo de alimentos y nos recuerdan (lo sentimos) que las patatas no entran dentro de este grupo. En el plato de Harvard, el peso de las frutas y verduras es mayor que en el de la pirámide, cuya base era ocupada por los cereales.
2.- Los granos, integrales
Una cuarta parte del plato debe ser ocupado por granos integrales. Es importante tener en cuenta el cambio que supone con respecto a la pirámide, en la que no se diferenciaba claramente entre cereales refinados e integrales. Tal y como explica Lucía: “los granos integrales e intactos – trigo integral, cebada, granos de trigo, quínoa, avena, arroz integral, y las comidas preparadas con estos ingredientes como pasta de trigo integral – tienen un efecto más moderado en la azúcar en la sangre y la insulina que el pan blanco, arroz blanco, y otros granos refinados”.
3.- La proteína, saludable
Otra cuarta parte del plato la ocupan las proteínas, que pueden ser de origen animal (pescado y pollo principalmente, y carnes rojas no procesadas con moderación) o vegetal (legumbres y nueces). Lucía nos advierte: “evite carnes procesadas como bacon y salchichas”.
4.- Aceites vegetales de calidad
Los alimentos presentes en el plato deben ser aderezados con grasas saludables, como el aceite de oliva virgen extra y los frutos secos, olvidándonos de las salsas.
5.- ¿De beber? Más claro, agua
Los expertos creadores del plato de Harvard son tajantes: “Omita las bebidas azucaradas, limite la leche y productos lácteos a una o dos porciones al día, y limite el zumo a un vaso pequeño al día”. “La fruta, mejor entera, no en zumo”, advierte Lucía. ¿El motivo? Al desprender el jugo de su matriz alimenticia, pierde la fibra, y cae en el estómago de la misma forma que un terrón de azúcar, causando un pico altísimo de insulina.
“Aunque a las madres y padres nos suele preocupar mucho la cantidad de comida que ingieren nuestros hijos, lo que más debería preocuparnos es la calidad de estos alimentos y a qué grupo de alimentos pertenecen”, nos dice Lucía, que nos anima a distribuir los alimentos que van a ingerir nuestros hijos en cada comida teniendo muy presente la distribución que establece el Plato de Harvard. De esta forma, podemos estar seguros que nuestros hijos comen de forma saludable, siendo esto un factor de protección de la obesidad, junto a la actividad física y el deporte.