Introducir los alimentos sólidos en la dieta de los bebés plantea muchas dudas a madres y padres: ¿cuándo puedo empezar a dárselos? ¿Hay algunos alimentos por los que es preferible empezar? ¿Por qué con el mayor fue de una manera y ahora con el pequeño veo otras recomendaciones?
Lo cierto es que la ciencia avanza, y los consejos que nos daban los expertos hace unos años han cambiado con respecto a los que nos dan ahora. Por eso es probable que estéis un poco confundidos con todo lo que respecta a este tema, que os preguntéis si lo estáis haciendo bien o no, o que os llegue información contradictoria. Así que para arrojar un poco de luz sobre este tema, vamos a resolver algunas de las dudas más frecuentes acerca de la transición a alimentos sólidos en el bebé.
Cuándo introducir la alimentación complementaria
La Asociación Española de Pediatría (AEPED), en su guía “Recomendaciones sobre la alimentación complementaria”, explica que “para poder ingerir alimentos diferentes a la leche, es conveniente que el organismo tenga la maduración necesaria a nivel neurológico, renal, gastrointestinal e inmune”. Por esta razón, se recomienda empezar a pasar al bebé de la leche a los sólidos alrededor de los 6 meses de edad.
La conocida pediatra Lucía Galán coincide en la recomendación y añade que “no es necesario empezar con la alimentación complementaria antes de los 6 meses, no hay ningún beneficio en ello, así que ya sea en lactancia materna o lactancia artificial, si el niño está bien y tiene un desarrollo completamente normal, seguirá con la leche hasta los 6 meses, y ahí ya podremos empezar con la alimentación complementaria”.
Cómo saber si mi bebé está preparado para los alimentos sólidos
La AEPED señala que “se considera que un bebé está preparado cuando adquiere las destrezas psicomotoras que permiten manejar y tragar de forma segura los alimentos”. Sin embargo, aclara: “Como cualquier otro hito del desarrollo, no todos los niños lo van a adquirir al mismo tiempo, aunque en general estos cambios suelen ocurrir en torno al sexto mes”. Hay cuatro factores indicadores de que nuestro bebé puede empezar con los sólidos. Se requiere:
- Presentar un interés activo por la comida.
- La desaparición del reflejo de extrusión (expulsión de alimentos no líquidos con la lengua).
- Ser capaz de coger comida con la mano y llevarla a la boca.
- Mantener la postura de sedestación con apoyo.
Qué alimentos sólidos puede comer un bebé
La Asociación Española de Pediatría hace hincapié en que “no hay alimentos mejores que otros para empezar, aunque se recomienda ofrecer de manera prioritaria alimentos ricos en hierro y zinc”. Asimismo, “se recomienda introducir los alimentos de uno en uno, con intervalos de unos días, para observar la tolerancia y la aceptación y no añadirles sal, azúcar ni edulcorantes, para que el bebé se acostumbre a los sabores naturales de los alimentos”.
Lucía mi pediatra también señala en este vídeo que “a partir de los 6 meses, los niños pueden comer prácticamente de todo, lo que pasa es que a veces se aburren porque están comiendo siempre lo mismo”. Por eso, nos recomienda ir introduciendo nuevos alimentos cada 3 días, para así también poder observar las posibles reacciones alérgicas que se producen al darles un alimento nuevo. En resumen: ni darles todos los alimentos a la vez, ni tenerles durante semanas con el mismo alimento.
La pediatra nos anima a “ir variando, no solamente en sabores, sino también en texturas. En cuanto ya esté con los purés, podemos empezar a darle cosas que puedan coger con la mano, o un método mixto: el puré y un trozo de patata o de brócoli, por ejemplo”. Lo que tenemos que tener en cuenta es que “la masticación es algo que se entrena, por lo que poco a poco tenemos que ir haciéndoles trabajar la masticación. Es decir, aunque empecemos con los purés a los 6 meses, a los 7 u 8 meses ya tenemos que empezar con trocitos de alimentos para que sus músculos maseteros empiecen a trabajar”, nos explica Lucía Galán.
Qué alimentos sólidos no debemos dar a un bebé
Como avanzaba Lucía mi pediatra, “a partir de los 6 meses, los niños pueden comer prácticamente de todo”. Pero, entonces, ¿cuáles son los alimentos que no pueden comer?
Lucía enumera los siguientes: “Sal, azúcar, miel, acelgas y espinacas (verduras de hoja verde grande), emperador, lucio, atún rojo (porque son pescados grandes que tienen mucho mercurio), y frutos secos enteros o en trocitos (solamente pueden ingerirlos si son molidos)”. El resto de los alimentos los pueden comer todos, recordando hacer una introducción gradual cada tres días y, como señala la pediatra, “sin entender la alimentación infantil como algo rígido”.
Si queréis saber más sobre este tema, os recomendamos “El gran libro de Lucía, mi pediatra: La guía más completa y actualizada sobre la salud de tu hijo desde el nacimiento a la adolescencia“. Y, por supuesto, si tenéis más dudas o si os surgen problemas, acudid siempre a vuestro pediatra o vuestro centro de salud más cercano.