El cierre de los colegios el pasado 15 de marzo a causa de la COVID-19 y el panorama que se presenta de cara al inicio del curso escolar en septiembre invita a reflexionar sobre la importancia de fomentar el autodidactismo en nuestros hijos y enseñarles que el aprendizaje no se limita al ámbito escolar, sino que es un acto de desarrollo personal que deben trabajar con responsabilidad, sea donde sea, se encuentren en un centro escolar o en casa, tengan la compañía y el apoyo de un docente o no.
Un aprendizaje tan dirigido como el que tenían antes de la pandemia podía dificultar esta tarea, es por ello que esta situación es una buena oportunidad para inculcar a nuestros hijos estos valores y ofrecerles actividades que les ayuden a desarrollar la actitud y los hábitos de un alumno autodidacta.
Toru Kumon, el creador del famoso método de aprendizaje Kumon, decía que “se puede obligar a un niño a estudiar hasta un límite, pero el potencial de crecimiento mediante un aprendizaje autodidacta es infinito”. Esta idea no solo refuerza la reflexión del anterior párrafo, sino que aporta aún más beneficios al aprendizaje autodidacta.
Autonomía y responsabilidad
Pero, ¿cómo podemos inculcar en nuestros hijos esta habilidad tan necesaria en los tiempos que corren? Para empezar, las madres y padres no debemos olvidar que el aprendizaje autodidacta va íntimamente ligado a dos conceptos: responsabilidad y autonomía.
Es decir, tenemos que ir dando autonomía a nuestros hijos para que poco a poco se vayan haciendo cargo, y asumiendo la responsabilidad de sus tareas.
Muchas veces, el afán por conseguir que todo salga bien nos lleva a hacer cosas por nuestros hijos que podrían hacer ellos. Por ejemplo, prepararles la merienda, atarles los cordones, vestirles… Como decía Noelia-López Cheda, autora del post viral “Me niego a ser la agenda de mi hija por WhatsApp”, “tenemos miedo de que nuestros hijos no lo hagan bien o fracasen. No confiamos en ellos”. Frente a esto, Noelia preguntaba: “¿Qué es exactamente lo que queremos, que sean los mejores o que aprendan por el camino? Si les resolvemos todos los problemas a nuestros hijos nosotros seremos el problema”.
El psicólogo Alberto Soler pone también el foco en nosotros, las madres y los padres y nos recuerda que “educar en autonomía requiere una habilidad por parte de los adultos, que es la capacidad de ir soltando cuerda, permitirles enfrentarse a retos, a desafíos y a nuestros propios miedos. Muchas veces somos nosotros los que proyectamos nuestros propios miedos sobre ellos”.
La clave es no hacer por ellos aquello que ya puedan hacer por sí mismos. Irles haciendo, poco a poco y de forma progresiva, responsables de sus tareas para que se sientan capaces de realizarlas.
Aprender a ser capaz, para ser capaz de aprender
Para aprender es fundamental sentirse motivado, tener un sistema adecuado y generar un hábito de estudio diario. No dudamos en insistirle a nuestros hijos para que adquieran las rutinas que les ayudan a tener un buen desarrollo físico: comer sano, hacer deporte, lavarse los dientes…. Pues tenemos que proponernos también ofrecerles rutinas intelectuales saludables.
Con una actividad bien programada, diseñada e individualizada que se ejercite a diario, nuestros hijos aprenderán todos los días algo nuevo o mejorarán en el dominio de algo que ya saben. Si todos los días se equivocan, todos los días corrigen sus errores por sí mismos y aprenden de ellos… ¡te sorprenderá la extraordinaria evolución que experimentará en poco tiempo!
“No fracasé, sólo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla”, dijo Thomas Alva Edison, el inventor de la bombilla, cuando logró crearla. Si se hubiera tomado el error como un fracaso, no lo habría intentado mil veces y no habría inventado la bombilla. Esto es lo que hay que intentar transmitir a nuestros hijos y confiar más en su capacidad de resiliencia, de sobreponerse a los errores.
Las excusas son un obstáculo en el desarrollo
Igual de importante que la autonomía es enseñar a nuestros hijos a autoevaluarse, a identificar sus errores y a buscar soluciones y recursos en los que puedan apoyarse, evitando caer en la búsqueda de excusas. Porque como decía el experto en talento, Fernando Botella, “cuando te quejas, te engañas, te victimizas, y no cambias nada. La queja te inmoviliza”. Y añadía un consejo: “Cuando tu hijo venga quejándose, hazle una pregunta que le obligue a transformar su protesta en propuesta”. De esta forma, dirigirá su vida hacia donde quiera llevarla, no se quedará estancado en las quejas, las excusas…
El valor de la perseverancia
Tener una actitud autodidacta requiere muchísimo más esfuerzo que seguir los pasos o las pautas de los demás. Por tanto, si queremos que nuestros hijos sean autodidactas, tenemos que inculcarles la cultura del esfuerzo. Un primer paso para conseguirlo es que valoremos más el esfuerzo que han realizado por conseguir algo que el resultado. Porque si valoramos el resultado y algún día fallan, dejarán de enfrentarse a retos por miedo a no superarlos y defraudarnos.
Nos contaba el pedagogo Gregorio Luri que en la evaluación del Informe PISA de los niños de 15 años, “los niños españoles y los de Hong Kong no están muy alejados al principio de la prueba. Pero a medida que pasa el tiempo nuestros niños se hunden”. Por eso, el filósofo y pedagogo se pregunta si “nuestros resultados no excesivamente llamativos se deben a la incapacidad para mantener la atención durante un tiempo continuado”. Por eso, concluye que “la perseverancia es el factor decisivo del éxito escolar”.
Si te encuentras en la tarea de inculcar en tus hijos una actitud autodidacta o quieres ponerte a ello, puedes acompañarte de los mayores expertos en conseguir transmitir esta habilidad a los niños: Kumon, llevan muchos años ayudando a niños y niñas a fortalecer su capacidad de aprender para descubrir todo su potencial.
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