Úrsula Perona: “El cambio en lo académico ha supuesto un estresor muy fuerte para los niños”

Poco a poco empezamos a ver las consecuencias psicológicas que la situación actual está teniendo tanto en adultos como en niños y jóvenes. La última investigación de Save the Children afirma que 1 de cada 4 niños está sufriendo ansiedad derivada del confinamiento. Y es que no son pocas las razones que pueden estar afectando a nuestros hijos e hijas y funcionando como estresores: la incertidumbre sobre el futuro, la transformación de su ámbito académico, el miedo generalizado hacia el contagio…

Además, los síntomas que nos pueden avisar de que nuestro hijo o nuestra hija está sintiendo ansiedad son muy variados, por lo que tenemos que prestar mucha atención y saber cómo actuar en caso de que estén viviendo toda esta situación con mucha ansiedad. Por estos motivos hemos entrevistado a la psicóloga Úrsula Perona y le hemos preguntado por todos estos temas relacionados con la ansiedad y el estrés en los niños a causa del confinamiento.

1. Úrsula, la ansiedad y el estrés derivados del confinamiento se están manifestando de una forma bastante generalizada, y los niños no están exentos. ¿Cuáles son los motivos que están actuando de estresores para nuestros hijos?

Las investigaciones en torno a la situación actual del COVID y los efectos psicológicos que está produciendo están demostrando, efectivamente, que entre un 20 y un 40% de la población que ha estado confinada está presentando problemas de salud mental, sobre todo ansiedad y depresión. Los niños son más vulnerables a la ansiedad que a la depresión, porque generalmente la depresión suele ser consecuencia de la ansiedad prolongada o mantenida en el tiempo.

La ansiedad es una respuesta del organismo ante una situación que nos produce miedo, que nos produce estrés, que no sabemos cómo afrontar. En general, se puede traducir como miedo y preocupación. En los niños estos miedos son prácticamente los mismos que en los adultos, porque al final están expuestos a la misma información: miedo a enfermar, miedo al contagio, algunos niños expresan miedo a quedarse sin alimentos, y hablo de familias que nunca han tenido problemas en este sentido anteriormente, pero a través de lo que reciben de los medios de comunicación o lo que tienen en su mente de lo que puede suponer una situación de emergencia, pues sienten unos u otros miedos…

Otra cosa que les está generando muchísimo estrés es el ámbito académico, los estudios, porque ha sido un cambio muy grande y en tiempo récord, y esto ha supuesto un estresor muy fuerte para los niños, y también para las familias.

2. ¿Podemos hacer algo las madres y padres para evitar que nuestros hijos sientan ansiedad?

Tenemos que tener en cuenta cuáles son las cosas que más están estresando a los niños, que yo creo que hay como tres grandes pilares: el propio miedo a enfermar, la ansiedad provocada por lo académico y luego ya la ansiedad más variada, como te decía la falta de comida o, más bien, la sensación de falta de control.

También hay que tener en cuenta que, al final, los niños y niñas reciben información sesgada, un trocito del telediario, un comentario que nos oyen decir…, pero tal vez no nos sentamos con ellos y les explicamos bien lo que está pasando, lo que pueden esperar, lo que no, lo que sucedería si se diera alguno de esos casos. Creo que no dedicamos tiempo suficiente a eso y es muy importante.

Por lo tanto, los padres podemos, de una forma tranquila y transmitiéndole mucha calma, en estos escenarios que le provocan ansiedad, explicarles qué puede pasar si se da esta situación. ¿Qué puede pasar si el niño se contagia? Pues vamos a darle información, que además sea verídica, adaptada a su edad y filtrada.

En cuanto a lo académico, yo creo que tenemos que tener una visión amplia, van a ver afectado un trimestre de su vida académica. Un trimestre no es nada, esto es lo que quizás menos nos debería preocupar de todo. Yo creo que el escenario actual es una situación en la que podemos aprender un montón de cosas, y nuestros hijos también. Además, los niños tienen una capacidad asombrosa de aprendizaje, la cual va aumentando significativamente con la edad, entonces vamos a relajarnos un poco todos, y vamos a transmitirles que vamos a hacer lo que podamos dadas las circunstancias, y así reducirles carga de estrés y de ansiedad.

3. Muchas veces asociamos directamente el tener estrés o ansiedad con estar nerviosos, pero se pueden manifestar también de otros modos. ¿Qué síntomas pueden tener los niños y niñas que indiquen que están sintiendo ansiedad o estrés?

Pues la ansiedad es un clúster muy amplio de síntomas y se pueden manifestar de muchas maneras. Por ejemplo, que aumenten las manías y rituales, y esto es algo que no solemos asociar a la ansiedad. Cuando una persona está más ansiosa a veces se incrementan sus manías, y si tenía una manía de orden se ve acrecentada, o la simetría, o el pensamiento mágico o supersticioso. Estos podrían ser algunos síntomas, pero hay muchos otros también que no solemos asociar a la ansiedad. Por ejemplo, en los niños la ansiedad se manifiesta mucho a nivel somático (en los adultos también, pero nos cuesta más identificarlo), tienen una grandísima capacidad de somatizar: se va a ver afectado el sueño, la alimentación –es posible que coman más de la cuenta, que pidan más dulces, más desordenados–, dolores de estómago, náuseas, vómitos, el dolor de cabeza… El dolor de cabeza en niños muchísimas veces tiene una causa somática, y por somática entendemos la manera que el cuerpo expresa las emociones.

Entonces, no solo un niño nervioso, alterado o con mal comportamiento está mostrando síntomas de ansiedad, que también, pueden manifestarlo de muchas otras maneras.

4. Si sospechamos que nuestro hijo o hija sufre ansiedad, ¿qué nos recomiendas hacer? ¿Es diferente la forma de abordarlo si se trata de un adolescente o un niño más pequeño? 

La ansiedad en niños y en adolescentes se va a manifestar de maneras distintas, sobre todo porque el adolescente ansioso posiblemente se retraiga más en su mundo, se aísle más de nosotros, y es más propenso (debido a esta etapa vital) a deprimirse. Los adolescentes están llevando peor el aislamiento de sus amigos, pensemos que la adolescencia es la explosión de la amistad, se empieza a tener relaciones de pareja, etc.

Es verdad que tienen recursos tecnológicos para seguir en contacto, pero claro, no es lo mismo. Entonces en los adolescentes a la hora de actuar tendremos que fomentar mucho la comunicación. A mí me sorprende mucho en consulta que los padres dicen “es que no hablan”, y conmigo se sientan y hablan horas y horas. Y yo no creo tanto que sea porque yo sea terapeuta, que también, sino porque hay una escucha activa, porque de verdad me interesa lo que me están contando. Los padres a veces no nos damos cuenta pero en nuestro día a día que nuestro hijo venga a contarnos que fulanita le ha puesto un comentario en Instagram que le ha desagradado, pues igual no le hacemos todo el caso que podríamos. No le damos importancia a sus cosas, y para ellos lo son, y esta es la base de la comunicación.

Cuando un niño o un adolescente se siente genuinamente escuchado, y siente que de verdad nos importa y tiene mucho valor lo que nos está contando, se suelen abrir.

También es importante que respetemos mucho sus espacios, aunque sí que regularía el uso de la tecnología, porque tienden a abusar de ella, y les propondría actividades en familia, que aunque se resistan un poco al principio, luego las suelen disfrutar. Y una cosa muy importante para los adolescentes es la exclusividad. El adolescente no quiere ser uno más dentro de la familia, necesita exclusividad, está dando un paso hacia la adultez y necesita su intimidad con los padres, su tiempo de ser escuchado a solas, de compartir una afición, o un juego, con él solo.

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Marina Borràs

Cuando era pequeña me sentaba a diez centímetros de la televisión para ver las noticias todas las mañanas antes de ir al cole. Cuando crecí un poco, se dieron cuenta de que la razón por la que me acercaba tanto al televisor era porque necesitaba gafas, aunque yo prefiero pensar que por aquel entonces ya había encontrado mi pasión: de mayor quería ser periodista. Y así fue. Estudié periodismo y comunicación política, y sigo formándome en los temas que me apasionan: educación, igualdad de género y nuevas tecnologías.

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