Antonio Martínez Ron: “Que la curiosidad les acompañe siempre”

El libro "Papá, ¿dónde se enchufa el sol?", divertidísimo y curioso, recoge las preguntas que Laura, desde los 4 a los 9 años, le hacía a su padre sobre el mundo y la ciencia. Antonio ve esos interminables porqués "como una oportunidad. Estás viendo la formación de un cerebro humano en directo".

“Papá, si la Luna no tiene alas, ¿por qué vuela?”,  “¿Por qué existen distintos tipos de animales?”, “¿Por qué no hay planetas cuadrados?”… Todas estas preguntas y muchas más protagonizan el genial libro Papá, ¿dónde se enchufa el sol?, escrito a cuatro manos por el divulgador científico Antonio Martínez Ron y su hija Laura Martínez Lasso, inventora de estas preguntas, e ilustrado por Kim Amate.  Cuando Laura tenía entre 4 y 9 años, Laura y Antonio jugaban todas las noches al juego de las preguntas, que Antonio apuntaba en una libreta.  El resultado es un libro muy divertido cuyos autores quieren que padres, madres e hijos aprovechen “para jugar al mismo juego y que la curiosidad les acompañe para siempre”.  Frente a la mala prensa que tienen los interminables porqués de nuestros hijos, Antonio defiende: “Estos días he descubierto que algunos padres ven como una pesadez esta etapa de los “porqués” y yo lo veo más bien como una oportunidad. Si lo piensas, estás viendo en tiempo real cómo se forman los pensamientos de un ser humano pequeñito, la formación de un cerebro humano en directo”

¿Cómo pasaron las preguntas que te hace tu hija Laura  de la libreta donde las apuntabas a un libro?

Fue una especie de experimento. Las preguntas eran tan divertidas que se me ocurrió comentarle a mi editora de Planeta lo que estábamos haciendo y le pareció una idea estupenda para un libro. Para entonces ya teníamos un montón de cuestiones apuntadas, pero necesitábamos algunas más, así que nos tomamos el juego más en serio durante varios meses para completarlo. Después solo hubo que ponerlas en orden y darles forma a los capítulos, además de coordinarnos con Kim Amate, que ha hecho un trabajo maravilloso con las ilustraciones.

¿Cómo comenzó el juego de las preguntas?

De la manera más natural del mundo. Como todos los niños, Laura me asaltaba a preguntas de todo tipo y nos reíamos mucho con sus ideas. Tanto que ella empezó a pedirme a menudo que jugáramos al juego de hacerme preguntas “sobre el mundo”. Lo único que hice fue reforzar un poco su curiosidad y convertirlo en algo con lo que divertirnos juntos.

¿En alguna ocasión le has tenido que decir que no sabías las respuestas?

Claro, muchas veces.

Me parece importante transmitir a los niños que no sabemos todas las respuestas y que la ciencia no va de “saberlo todo”, sino de intentar entender lo que nos rodea con las herramientas de las que disponemos.

Creo que los padres deben perder el miedo a no saber responder y aprovechar las preguntas difíciles para buscar la respuesta junto a los niños, para enseñarles de paso cómo se resuelven las dudas y se obtiene información fiable. Nuestra mayor ilusión es que otros padres e hijos aprovechen el libro como excusa para jugar al mismo juego y que la curiosidad les acompañe para siempre. 

¿Qué es lo que has aprendido de las preguntas de Laura?

Un montón de cosas que ni siquiera me había planteado, como la proporción de sal que tienen las lágrimas o por qué no escuecen en los ojos como sucede con el agua del mar. Lo mejor de los niños son siempre sus preguntas, porque nos ayudan a ver el mundo desde un punto de vista y con una ingenuidad que los adultos muchas veces ya hemos perdido.

Los niños no paran de preguntar y este juego abre la caja de Pandora . ¿Nunca te has cansado de las preguntas?

Bueno, todos tenemos momentos mejores y peores y algún día te pillan demasiado cansado para jugar, pero en general me parece un momento maravilloso para hablar con ellos. Estos días he descubierto que algunos padres ven como una pesadez esta etapa de los “porqués” y yo lo veo más bien como una oportunidad. Si lo piensas, estás viendo en tiempo real cómo se forman los pensamientos de un ser humano pequeñito, con su propia lógica y sus divertidas contradicciones. La formación de un cerebro humano en directo. Es curioso que registremos minuciosamente la vida de nuestros hijos en fotografías y vídeos, pero las ocurrencias que tienen en estos años se pierdan en el olvido. Ojalá mis padres hubieran apuntado en algún lugar las preguntas que yo hacía de pequeño.

¿Qué piensa Laura, coautora, de la buena acogida del libro?

Está encantada con este nuevo protagonismo y eso de que la entrevisten en los medios, pero intentamos que mantenga siempre los pies en el suelo y se centre en lo importante. La pobre no ha podido disfrutar mucho del “éxito” porque está en plena época de exámenes.

¿Qué es lo que más te gusta de ser padre? ¿Y lo que menos? 

Lo mejor de ser padre, como todo el mundo sabe, es poder comer huevos. Y lo peor es que mis hijos se pelean por meter el pan ¡y quitarme la yema!

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