Antonio Ortuño: “Para responsabilizar a nuestros hijos e hijas, es necesario que tomen decisiones”
Antonio Ortuño es Psicólogo Infanto-juvenil y terapeuta familiar. Lleva trabajando desde el año 1990 con diferentes problemáticas asociadas a la educación familiar: manejo de conflictos, rabietas, falta de atención, impulsividad, ansiedad, dificultades de relación social. Hablamos con este experto sobre cómo poner límites en la familia, cómo fomentar la responsabilidad de nuestros hijos y cómo combinar firmeza y amabilidad.
¿Cuáles son, en tu opinión, los mayores retos de padres y madres en la educación de sus hijos?
Una familia es como un campamento base en la montaña. Si aporta seguridad, si transmite apoyo, respeto y confianza, favorece la conducta de exploración de lo que hay alrededor, alimentando la motivación para el encuentro con la realidad. Los niños y niñas necesitan de un buen campamento base para crecer, para madurar, para desarrollarse rodeado de felicidad y responsabilidad, para salir a descubrir el mundo, ese mundo que va a ser muy diferente, que está siendo diferente, al que los padres y madres conocemos. Ese campamento base, la familia, tiene diferentes retos en la actualidad: preparar a los hijos e hijas para subir a la montaña gestionando de forma inteligente los riesgos; buscar apoyos y huir de la autosuficiencia, dando la bienvenida a la corresponsabilidad educativa; respetar el ritmo de crecimiento (de subida a la montaña) de cada hijo e hija; entrenar un repertorio de habilidades que les ayuden a adaptarse y afrontar los cambios e incertidumbres que inevitablemente van a aparecer en su travesía; mantener el campamento base en buen estado, para ofertar seguridad y estabilidad a nuestros hijos e hijas…
¿Cómo podemos en casa poner normas de un modo claro y más eficaz?
Sobre cómo establecer normas está casi todo escrito: que sean razonadas y razonables, concretas, aplicables, en positivo… Pero creo que el plano emocional se olvida. Cuando se establece una norma, por ejemplo, puedes ver la TV cuando te pongas el pijama, el objetivo no es que se ponga el pijama, sino que decida. Por eso a mí no me gusta hablar de normas, exclusivamente, sino de decisiones. Para responsabilizar a nuestros hijos e hijas, es necesario que tomen decisiones, y para que tomen decisiones, debemos aprovechar las innumerables situaciones cotidianas que tenemos para estructurar la realidad, es decir, concretar alternativas y consecuencias, teniendo en cuenta que el control de las alternativas es de nuestros hijos e hijas (tienen derecho a ponerse el pijama o no), pero el control de las consecuencias es del mundo adulto (la única manera de ver la TV es con el pijama puesto). Y las emociones deben ser las mismas, decida una cosa o la otra. Esto no es fácil, pero se puede aprender y los resultados son espectaculares.
¿Cómo podríamos traducir a la práctica esto de “besos sin límites y límites con besos”?
En 2006, el Consejo de Europa aprobó una serie de medidas, que intentan potenciar políticas de apoyo a las familias para mejorar el clima de convivencia y el ejercicio positivo de sus funciones parentales, que se denomina parentalidad positiva. La parentalidad positiva en la familia debe cumplir dos grandes funciones: por un lado el apoyo (cuidado, afecto, protección, amor, disponibilidad) y por otro el control (autoridad empática, establecimiento de límites, fomento de la autonomía). Apoyo y control, amabilidad y firmeza, besos y límites. Besos sin límites correspondería a una aceptación incondicional de nuestros hijos e hijas, hagan lo que hagan, se les quiere, mejor dicho, se sientes queridos. Un buen clima familiar, con risas, muestras de afecto y cariño son vitales para un crecimiento sano. Y con límites con besos me refiero al establecimiento de límites equilibrando amor con firmeza, cariño con coherencia, evitando sermones, regañinas, castigos que no fortalecen la responsabilidad ni la felicidad de nuestros hijos e hijas. En general, pretendo que los padres y madres aprendan a ser muy amables con las emociones de sus hijos e hijas, pero coherentes y estables con lo que dicen que van a hacer. Por ejemplo, decir NO con amabilidad, pero con coherencia, es posible aprenderlo. Y es muy efectivo, ya que ayuda a interiorizar los No, es decir, que la siguiente vez sea el hijo o la hija la que diga NO.
¿Cómo propones que se resuelvan los conflictos en familia por tema de normas y límites (incumplimientos, negociaciones…)?
Hace 25 años que empecé a trabajar con las familias, y aprecié muy rápidamente que casi todas las consultas psicológicas eran conflictos cotidianos que se resumían en dos bloques: decisiones que toma mi hijo/a que al adulto le afecta, o decisiones que toman los adultos que frustran a los hijos/as. Empecé a trabajar la toma de decisiones en casa, y me inventé una técnica que está funcionando en muchos hogares: la técnica del semáforo inteligente.Para la gestión positiva de los conflictos, en cualquier familia, deben convivir tres espacios de responsabilidad, tres zonas diferenciadas. El semáforo, con sus tres colores, representarían estas zonas:
1.- Cuando los padres deciden que su hija/o no puede tomar decisiones, porque no tiene las habilidades todavía para afrontar la situación, y puede exponerse a una situación de riesgo o vulnerabilidad. Los adultos no pueden permitirlo. Esto sería el semáforo rojo. Y la habilidad parental sería DECIR NO.
2.- Cuando los padres deciden que el hijo/a puede tomar decisiones pero con unas determinadas condiciones, consensuadas por ambas partes, dirigidas por la persona adulta. Se comparte el control de la situación. Los hijas/os ya quieren y pueden ser protagonistas pero necesitan que el mundo adulto les estructure la realidad para ayudarles a decidir. Es el semáforo amarillo y se basa en la NEGOCIACIÓN.
3.- Cuando el hijo/a ya puede tomar decisiones por sí mismo, ya que el control está bajo su influencia. Ya es competente, y puede asumir la responsabilidad. Los padres aprenden a acompañar, a estar disponibles cuando el hijo/a (no los padres) lo crea conveniente, a mostrar confianza cuando tiene que decidir y, muy importante, el hijo/a debe y tiene que percibir que se respetan esas decisiones. Esto sería el semáforo verde, que precisa de CONFIANZA y RESPETO.
En resumen, en las últimas horas, cualquier padre o madre ha dicho que No a su hijo, ha negociado, o ha intentado que haga por sí mismo. ¿Cómo lo hacen? El semáforo intenta aportar claves para hacerlo de forma respetuosa y sencilla.
¿Qué trabajo realizáis en Familias Inteligentes?
Tras escribir Familias Inteligentes: claves prácticas para la educación, donde se expone con todo detalle cómo llevar a cabo la técnica del semáforo inteligente, mi trabajo en el Centro ha ido creciendo. Nuestra labor habitual es entrenar a padres y madres para que ejerzan de forma eficiente y positiva sus prácticas educativas, tanto en formato individual, como en procesos formativos grupales. También viajo por toda España (y fuera del país) para dar conferencias y talleres a familias en el mismo sentido, consiguiendo que salgan de las conferencias con otra referencia educativa que les ayude a reflexionar sobre lo que les funciona y sobre lo que sería deseable cambiar. Pretendemos que aprendan, pasándolo bien y motivando al cambio. Ahora hemos dado un salto cualitativo ya que estamos dando formación a profesionales (psicólogos, educadores, trabajadores sociales) que trabajan con familias, para que puedan aplicar nuestra metodología de trabajo (Dirección General de Familias, CEAPA). De todas formas, en nuestra página web encontraréis más información www.familiasinteligentes.com