Esta semana se decide algo muy importante para el país: si tendremos nuevo gobierno o si, por el contrario, se convocarán elecciones generales de nuevo. En esta tesitura, unos están más interesados en seguir las intervenciones de los políticos y las negociaciones; otros, sin embargo, prefieren cambiar de canal o directamente apagar la tele durante la sesión de investidura.
Pero hay algo de lo que todo el mundo está hablando. Y no, no es de lo encantada que está la ciudadanía con el ejemplo de clase y altura política que están dando nuestros representantes. Están hablando de que muchos de ellos fueron pillados mirando sus teléfonos móviles durante los discursos de sus adversarios políticos, incluso a veces de sus compañeros de partido.
Un profesor de secundaria vio esta situación y plasmó en varios tweets su descontento, tweets que acabaron haciéndose virales:
¿Sabéis lo que es estar años explicando a los alumnos y las alumnas lo que no deben hacer en una presentación y luego ver esto? ¿Explicarles que el oyente también debe tener unas pautas de comportamiento en la escucha y luego ver esto? #SesionDeInvestidura pic.twitter.com/AfhJyOevNn
— Jagoba Álvarez Ereño 🔻 (@Jagospierre) July 22, 2019
“¿Sabéis lo que es estar años explicando a los alumnos y las alumnas lo que no deben hacer en una presentación y luego ver esto?”, se preguntó indignado el profesor Jagoba Álvarez. Sí, lo sabemos, profesor. Lo sabemos nosotros, lo saben las madres y los padres, los docentes y los expertos en educación, lo sabemos todos los que intentamos día a día transmitir valores como el respeto hacia los demás, el saber estar, la educación y la importancia de escuchar y prestar atención a aquel que tiene algo que decir.
Lo sabemos los que nos cansamos de repetir que los adultos debemos dar ejemplo a nuestros jóvenes, que son el futuro de la sociedad.
Desde que los móviles se han convertido en una extensión de nuestras manos, parece que ya ni en situaciones tan importantes como una sesión de investidura nos libramos de ver a personas ensimismadas en sus pantallas. Y yo me pregunto, ¿qué les pasaría en ese momento por sus cabezas? ¿Estarían reteniendo alguna información externa mientras comprobaban sus smartphones?
Lo que es seguro es que, a pesar de la bochornosa imagen que nos dejaron algunos diputados, al menos nos sirvió para ejemplificar a nuestros hijos e hijas qué es lo que no deben hacer durante una presentación cuando su papel se limita (o debería limitarse) a escuchar, respetar y olvidarse del móvil. Porque yo no sé sus señorías, pero yo no quiero una hija o un hijo que cuando le hablen esté apagado o fuera de cobertura.