Como probablemente ya sabréis, se han filtrado unos audios de periodistas que estaban realizando la retranmisión de la gala de los Premios Goya 2021, el contenido de los cuales es machista y misógino. Algunos de estos comentrarios, relativos a las actrices que desfilaban por la alfombra roja, fueron:
- “No sé de dónde la han sacado a esta, macho. Te lo juro. Digo, esta cobra, macho. Pero puta, puta, o sea, seguro. ¡Qué pinta, macho!”.
- “Está buena, es la más buena de todas, porque las demás eran todas esqueletillos”.
- “Una parecía un putón verbenero, toda llena de tatuajes”.
Estos comentarios filtrados, por los que RTVE ha pedido disculpas y abierto expediente a los responsables, se han convertido rápidamente en virales y, por lo tanto, en foco de opiniones (mayoritariamente críticas, pero también de apoyo o comprensión). Y este es el tema sobre el que queremos reflexionar en este artículo.
Muchos de estos mensajes de comprensión hacia los responsables de los comentarios machistas se basaban en defender la privacidad de los comentarios entre amigos, porque “todos los colegas hablamos así entre nosotros”. Pero es que justo aquí reside el problema.
A ninguno de nosotros nos gustaría que nos grabaran teniendo una conversación íntima con una persona cercana con la que hablamos en confianza y sin tapujos. Pero es que, en este caso, los comentarios reflejaban un machismo atroz que no debería consentirse ni siquiera en los ambientes privados y mucho menos entre risas. Debería escandalizarnos escuchar de la boca de un amigo, colega, compañero de profesión (o cualquier persona cercana) este tipo de palabras que reflejan un profundo desprecio hacia las mujeres.
De la misma forma que pedimos a los niños y niñas que “sean valientes” y denuncien y se planten ante las agresiones, insultos o vejaciones (o cualquier comportamiento que implique acoso escolar), los adultos tenemos que dar ejemplo y pararle los pies a quienes siguen haciendo este tipo de comentarios que deberíamos haber dejado atrás hace ya mucho tiempo pero, por desgracia, podemos comprobar que siguen vigentes en todos los ámbitos de la sociedad.
Los cambios que ejerzamos en cuestiones de igualdad no deben producirse solo en los asuntos públicos, también en los ambientes privados. Es completamente fundamental conseguir leyes que luchen por los derechos de las mujeres. Pero, si en lo privado no cambian las cosas, nunca conseguiremos una sociedad justa, igualitaria y feminista.
Hoy es 8 de marzo de 2021, Día Internacional de la Mujer, en una de las épocas más complicadas y “extrañas” de la historia reciente. Este año ha puesto de manifiesto, aún más si cabe, la lacra que el patriarcado sigue siendo para tantísimas mujeres: las que tuvieron que confinarse con sus maltratadores, las que fueron asesinadas, las que tuvieron que dejarse la piel por compaginar su vida laboral y personal, las cuidadoras, las doctoras, las enfermeras, las cajeras, las limpiadoras…
Estamos dando pasitos, avanzando poco a poco (más lentamente de lo que desearíamos) hacia una sociedad en la que el machismo no tenga cabida, en la que cada niña, cada mujer, pueda ser realmente libre. Pero, si los hombres no colaboran y se comprometen en esto, también en los ámbitos privados, no conseguiremos nunca la igualdad real.
El feminismo es la lucha por igualdad y la liberación de las mujeres, pero en esto no podemos olvidar que, como señaló la filósofa Simone de Beauvoir, “el problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres”. Es decir, el machismo, en todas las formas que adquiere y ha adquirido históricamente, no puede entenderse sin analizar el papel de los hombres.
Así que, hombres del mundo, como les decimos a niños y niñas cuando hablamos de bullying: plantaos, no permitáis este tipo de comentarios ni siquiera en los ámbitos privados o entre bromas. Ser un hombre no es reírle las gracias al machito de turno. Ser un hombre es entender que, desde tu posición privilegiada, tienes que comprometerte con la mitad de la población que ha sido históricamente oprimida. Y no solo de cara al público, sino también en todos los ámbitos de la vida.
No lo olvidemos.
[the_ad id=”77749″]