El ‘Baby Signs’, el truco para reducir la frustración y las rabietas de nuestros hijos

El hecho de que puedan comunicarse y de que nosotros les entendamos desde una edad temprana tiene enormes beneficios para nuestros hijos.

¿A que te encantaría entender a tu bebé cuando llora y señala y no sabes lo que te está pidiendo porque aún no habla? ¿A que muchas veces has pensado que los bebés deberían venir con un traductor, en lugar de con un pan bajo el brazo?

Que un bebé no sepa expresar sus necesidades, sus emociones… de una manera verbal no quiere decir que no las tenga. Simplemente es que no sabe verbalizarlas aún porque su cuerpo aún no está desarrollado ni preparado para ello. Pero esto no impide que no puedan comunicarse de otro modo y, sobre todo, que nosotros podamos entenderlos. Es precisamente esta necesidad la que no ahora, sino en los años 80, llevó a la creación, en Estados Unidos, del lenguaje Baby Signs o, lo que es lo mismo, el lenguaje no verbal de comunicación de los bebés.

Tal y como nos explica Vanesa Viaji, de Háblame con las manos, es una herramienta  de comunicación temprana para bebés, que está formada por signos o gestos intuitivos para facilitar su aprendizaje y que se recomienda empezar a enseñar a partir de los 6 u 8 meses de edad o incluso antes. 

La duda que se nos plantea a muchos padres cuando nos proponemos enseñar esta forma de comunicación a nuestros bebés para empezar a comunicarse con nosotros y así reducir su grado de frustración y, por tanto, sus rabietas es si esta técnica retrasa la aparición del habla y del lenguaje. “Nada más lejos de la realidad. Está científicamente demostrado que esto acelera el proceso natural del habla. Además, para introducir los signos es muy importante acompañar el signo de la palabra correspondiente, por lo que nuestros peques están mucho más expuestos al lenguaje”, señala Andrea Beitia, de Baby Sign Spain.

 

Principales ventajas del Baby Signs

 

  • Es un gran puente hacia el habla. Nuestros hijos llegan a escuchar una palabra incluso tres veces más que si no se hicieran signos. Además, son capaces de entender que pueden lograr su deseo si mueven sus manos.
  • Permite utilizar la capacidad comunicativa que tiene el bebé desde una edad temprana que de otro modo no sería posible.
  • Reduce la frustración. Al poder comunicarse de forma real y efectiva, sus necesidades se ven satisfechas con mayor rapidez y esto lleva a que se frustren mucho menos por el hecho de no sentirse comprendidos. Los padres, como consecuencia, también ven reducida su frustración y su impotencia ante determinadas situaciones en las que tratan de interpretar la necesidad de su hijo.
  • Reduce los episodios de llanto.
  • Refuerza la autoestima y el apego seguro.
  • Acelera la adquisición del vocabulario y, por tanto, de la comunicación verbal.
  • Aumenta la confianza y la autonomía del bebé al sentirse más seguro.
  • Refuerza el vínculo afectivo. El intercambio de signos aumenta la complicidad y unión entre ambos.
  • Estimula el desarrollo intelectual. El estímulo de explorar sabiéndose seguro hace que desarrolle en mayor medida su capacidad cognitiva.
  • Fomenta el bilingüismo. Si queremos, podemos expresarle el signo y la palabra en dos idiomas distintos para que el bebé cree esa asociación de sinónimos. El bebé está expuesto a diferentes idiomas y esto aporta importantes beneficios en su aprendizaje.

 

 

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Lara Fernández

Esta periodista que lleva ejerciendo 20 años en diferentes medios de comunicación escritos y audiovisuales cumplió en 2021 su principal sueño: convertirse en mamá de un niño. Fue también su gran lección de vida al darse de bruces con la AD y la AS. Tres años antes se había graduado como maestra de Educación Infantil y se había especializado en crianza y actividades sensoriales para niños. Todo ello le ha permitido desarrollar tres de sus grandes pasiones: la comunicación, la infancia y la educación. Tres pilares básicos porque, como ella misma suele decir:

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