Elena Arroyo es experta en crecimiento personal, profesional y reconexión emocional. En su libro “Sé el cambio que quieres ver en tus hijos”, habla de que ser padres es una tarea de gran responsabilidad y desarrolla un método que tiene tres pilares fundamentales: el autoconocimiento, el desarrollo personal y la sabia gestión de las emociones.
La autora incluye una carta muy personal que escribió este verano para su hijo mayor, durante unos días en los que estuvieron separados. Hoy quiere compartir esta preciosa carta con nosotros:
En estos días que no has estado en casa, te he echado mucho de menos. Casi dos semanas sin tu presencia…demasiado tiempo en el que me he parado a sentir, y a reflexionar sobre ti, sobre mí y sobre nuestra relación.
Sentí que quería escribirte esta carta. Sabes que estoy escribiendo un libro para padres, te lo he contado. Lo que quizás no te he contado nunca es que el camino que elegí es el camino de mi corazón. Escuchando lo que me decía, elegí poner el foco en mí misma para ser mejor madre y mejor persona.
Hace un tiempo me sentía frustrada y culpable por no ser la madre que quería ser…No llegaba a todo y creí que podría hacerlo, que si me esforzaba lo podría conseguir. Y la vida me enseñó que no es posible. Aprendí a quererme más, a conocerme, a aceptarme con lo bueno y no tan bueno, y aprendí a vivir de otra manera y sentir paz en mi corazón.
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Solté la perfección, mi autoexigencia y me di cuenta que os merecíais otro estilo educativo, otra forma diferente de hacer las cosas para ser buena guía en vuestro camino y para que podáis llegar a ser quiénes queráis y elijáis ser.
Es mi propósito, es mi misión, ayudar a las personas a descubrir su alma, su esencia y a ser auténticos. Y desde ahí, ayudar también a muchos padres a descubrirse y a transformarse para poder ser los padres que quieren ser para educar de forma consciente.
Después de muchos años y una experiencia difícil, el camino me llevó de vuelta a mí. Porque la vida me tenía otro regalo escondido, la pieza del puzzle que me faltaba para que todo encajase y darle un nuevo sentido a mi vida.
Y así decidí ser valiente, arriesgarme y con el gran apoyo de tu padre, fui dando pasos en mi camino para ir acercándome a quién quería ser y convertir mis sueños en realidad. Uno de esos sueños eres tú, luego con el tiempo vino otro regalo, tu hermano. Y ahora mismo, estoy trabajando para cumplir otros dos sueños, pariendo dos hijos entre mis manos; mi proyecto profesional y este libro.
Quiero contarte que mi mayor regalo es mi familia, los que me habéis empujado y me empujáis cada día en los sueños de mi alma y de mi corazón. Los que ilumináis mis días y habéis iluminado mi camino. Porque los sueños se cumplen y se hacen realidad si crees y confías en ti.
Podrás conseguir lo que te propongas con esfuerzo, trabajo y constancia. Fallarás y no todo siempre saldrá como quisieras, pero de las peores derrotas se extraen los mayores aprendizajes. No lo olvides nunca mi amor, lucha y trabaja por tus sueños. La vida no es un camino de rosas, es un camino de rosas y espinas, y todas son necesarias para nuestro crecimiento y evolución.
Vive la vida desde el amor y el agradecimiento a ti mismo y a los demás. Quizás estas palabras hoy no te dicen nada, o quizás sí, solo espero que algún día puedan ayudarte en tu camino.
Eres un tesoro, una maravilla. Eres único e irrepetible. Que no se te olvide nunca, tienes un potencial inmenso dentro de ti y te acompañaré a que lo saques fuera. No hay nada más bonito que descubrir tu tesoro para ponerlo al servicio de los demás. Pase lo que pase, sigue siendo tú mismo siempre, dándote de corazón y con esa especial sensibilidad que tienes, que te hace brillar y ser diferente.
Estaré a tu lado por si te caes y necesitas ayuda para levantarte. Porque las caídas son necesarias y son fuentes de aprendizaje. Estaré a tu lado para arroparte siempre que lo necesites. Estaré a tu lado para verte, sentirte y celebrar contigo tus éxitos, tus logros, y sufriré en silencio tus caídas y tus derrotas, que las habrá. No lo dudes. Forman parte de la vida, de tu vida.
Estaré a tu lado para acompañarte y guiarte en tu camino, y darte mi amor, siempre. Seguiré construyendo puentes, seguiré aprendiendo cada día de ti, de tu hermano, de la vida. Seguiré cometiendo errores porque soy humana. Porque no soy perfecta ni quiero serlo. Me perdono por mis errores, esa voz más alta que otra, esa palabra dicha en un momento de impulso, ese gesto feo. Me perdono por no haber estado en algún momento si me has necesitado o por haberte hecho sentir pequeño.
Perdóname mi amor, yo he aprendido a perdonarme, a aceptarme con mis defectos con mis virtudes, y sigo adelante para mejorar y SER mejor cada día, porque el amor que siento por ti está por encima de todo. El amor es mucho más grande que el miedo, y es la cura que lo sana todo. Recuerda siempre: “Cuando tengas que elegir entre dos caminos, elige el camino que tenga corazón”.
Gracias a ti por todo lo que me has enseñado y me enseñas cada día. Por ser mi gran maestro, porque me veo en ti y te veo en mí. Gracias por reconectarme con la niña que soy y que siempre fui. Gracias por darme lecciones a diario, por ser tan autentico, tan de verdad, por sentir tan intensamente. Gracias por estar en mi vida y quererme incondicionalmente. Gracias a la vida por darme el mejor regalo, tú.