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Catarros y laringitis, ¿qué debemos saber?

A medida que los casos de covid19 van disminuyendo, la patología habitual de los niños ha vuelto a llenar nuestras consultas.

¡Los catarros, los mocos y las laringitis han regresado, y hoy, en el segundo artículo de #CreciendoSanos, movimiento que he creado junto a Miniland y Educar es todo, hablamos de ello.

¿Qué debemos saber sobre estas dos patologías tan frecuentes en la infancia?

La laringitis es una inflamación de la laringe, el lugar donde se encuentran las cuerdas vocales, de ahí que los niños que las padecen, típicamente se quedan afónicos durante unos días y tienen una tos muy característica que llamamos tos perruna.

Mientras que los catarros representan una inflamación e infección de la vía aérea superior a nivel de nariz y garganta, sin llegar a la laringe por lo que, los niños tendrán más congestión nasal, mocos y a veces tos.

 ¿De dónde vienen estas infecciones?

 La mayor parte de las veces son de origen vírico, tanto las laringitis como los catarros, por tanto, los antibióticos no serán eficaces.

 ¿Pueden ser graves?

Los catarros no, la evolución natural es hacia la resolución en un plazo de 10-14 días. La primera semana habrá congestión nasal y fiebre durante 3-4 días. En la segunda semana podría persistir la tos ya que esta ayudará a terminar de limpiar el moco que se ha ido generando. En este caso la tos actuará como un mecanismo de defensa para expulsar las secreciones, de ahí que a los pediatras no nos guste utilizar jarabes que corten la tos. La tos, en los catarros, cumple su función.

 Las laringitis suelen ser leves o moderadas; aunque como todo en medicina, de vez en cuando vemos una grave y se nos ponen los pelos de punta. No están relacionadas con las alergias y la pueden presentar en más de una ocasión. Así que, si ya te ha dado el susto una vez, estate atenta porque puede volver a suceder.

¿Qué síntomas tienen las laringitis? ¿En qué se diferencian de los catarros?

·        El síntoma principal de la laringitis es la tos y no los mocos. Además, suele ser nocturna. El niño se acuesta tan tranquilo y de repente, a mitad de noche, empieza a toser como si de un perro se tratase. Es una tos muy característica: Tos perruna porque recuerda al ladrido metálico de un perro. De hecho, las laringitis son de las pocas enfermedades que se diagnostican sin ver al niño, solamente escuchando como tose desde la sala de espera.

·        Además, al inflamarse las cuerdas vocales, como comentamos, se suele acompañar de afonía. Si la inflamación es importante, cuando el niño tome aire (inspire), el paso de aire es tan estrecho que se escuchará un sonido parecido a un silbido al que llamamos estridor. Si esto ocurriese debéis acudir a un Servicio de Urgencias.

·        La primera vez que ocurre, asusta bastante, francamente, y es uno de los motivos más frecuentes de consulta en mitad de la noche cuando estamos de guardia.

¿Debo a ir a urgencias ante una laringitis?

En principio no. Pero sí has de saber qué hacer y cuándo consultar.

·        Si se despierta por la noche con la tos perruna, abre la ventana y sácalo fuera. Respirar la humedad de la noche disminuirá la sequedad de la mucosa inflamada y el niño rápidamente sentirá alivio. También puedes abrir los grifos de agua caliente del baño y respirar el vapor que se genera o si tienes un humidificador, este es el momento de usarlo. ¡Incluso he visto madres que les meten la cabeza dentro del congelador!

·        Ofrécele una dosis de Ibuprofeno según su peso ya que debido a su efecto antinflamatorio mejorarán los síntomas. Si aun así, continúa con dificultad respiratoria o estridor, debes acudir a un Servicio de Urgencias donde le administrarán una dosis de dexametasona (Corticoide) si es moderada o nebulizaciones de Adrenalina (además de la dexametasona) si es grave.

·        Hay que evitar que el niño llore, corra o se agite, ya que el paso de aire se estrechará aún más y empeorarán los síntomas.

¿Cuándo debo acudir a Urgencias?

·        Cuando notes que tu hijo tiene dificultad para respirar, es decir, cuando cada vez que coja aire, tenga estridor.

·        Si está somnoliento o muy irritable.

·        Si tiene los labios de color azulado.

·        Si tiene dificultad para tragar o babea mucho.

 Y por último, si mi hijo está acatarrado ¿cuándo debería preocuparme?

 Si tras 14 días tu hijo sigue con tos o la fiebre le dura más de cinco días, conviene consultar. A veces los catarros se pueden complicar con una otitis media, una bronquitis o una neumonía, aunque esto no es habitual. Lo normal es que tras dos semanas, el niño o la niña ya esté a pleno rendimiento de nuevo.

Así que mucho ánimo a todos y seguimos #CreciendoSanos aprendiendo y educando en salud junto a mis queridos Miniland y Educar es todo.

Dra. Lucía Galán Bertrand. Lucía mi pediatra.

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