Celos entre hermanos: esto es lo que puedes hacer para gestionarlos

Si formamos una familia donde, al menos, hay dos hijos que comparten espacio y atención por parte de sus padres, los conflictos o los celos pueden formar parte del día a día. Quizá la frecuencia sea tan alta que la convivencia sea imposible.

Tenemos buenas noticias: los celos pueden abordarse y tener una convivencia más sana.

¿ES NORMAL QUE EXISTAN CELOS ENTRE HERMANOS?

Lo primero que hay que tener claro es que sentir celos es normal. Es una emoción como el miedo, la tristeza o la rabia. No podemos evitar sentirla. Lo que sí podemos es aprender a canalizarla de una forma adaptativa. Y esto será lo que tengamos que enseñar a hacer a nuestros hijos, validar esa emoción y enseñarles a expresarla de una forma correcta con la intensidad oportuna y, siempre, sin hacer daños a los demás.

CELOS ENTRE HERMANOS: SÍNTOMAS

Todos sabemos muy bien, incluso si lo recordamos de nuestra propia infancia, lo que se siente cuando estamos celosos. Nuestros hijos también lo viven con esa intensidad, como si el amor desapareciese de la noche a la mañana.

A continuación, te contamos una serie de comportamientos que definen los celos entre hermanos:

  • Desear no tener hermanos
  • Rabietas
  • Malos comportamientos
  • Enfados y lloros
  • Se pelean todo el día
  • Más llamadas de atención de lo normal
  • Agresividad entre hermanos
  • Competitividad
  • Ignorar un hermano a otro

CELOS Y RIVALIDAD ENTRE HERMANOS

Celos y rivalidad van de la mano. Es muy normal que nuestros hijos sientan que tienen que competir continuamente con sus hermanos. Aunque compitan por ver quién come más rápido, es más fuerte o más listo, en realidad están compitiendo por conseguir la atención de sus padres. Ellos interpretan que ganar, hacer algo más rápido o hacer más cosas que el otro es sinónimo de conseguir el amor de su madre y su padre. Como adulto sabemos que eso no es así, que queremos a nuestros hijos por igual, pero ellos lo entienden así.

Por ejemplo, ante la llega de un hermanito, tenemos que ponernos en el lugar del hermano mayor: ha llegado a la familia alguien nuevo que no conoce, al cual prestamos casi toda nuestra atención durante muchos meses, incluso el tono de voz cambia cuando nos dirigimos a él (es más dulce y cariñoso). Nuestro hijo mayor aprende que cuando se porta mal, no come o tiene una rabieta, toda la atención vuelve de nuevo a él. Los niños, al igual que los adultos, deseamos pertenecer al grupo, que nos quieran. Si la forma de conseguirlo es a través de los malos comportamientos, ¡pues así será!

CÓMO DEBEMOS ACTUAR LOS PADRES ANTE LOS CELOS DE NUESTROS HIJOS

Amaya de Miguel, fundadora de Relájate y educa, declara en su libro “Relájate y educa. Soluciones eficaces para los conflictos cotidianos” lo siguiente: “Decirles que no compitan no va a servir de mucho porque la necesidad de ganar es una necesidad emocional: cada vez que compiten están luchando por tu amor”. Ella misma da algunas claves ante esta situación:

Poner palabras a lo que sienten

“Veo que te encanta ganar a tu hermana. Para ti es importante, ¿verdad? ¿Es lo más importante del mundo? ¿Es más importante que comer helado de postre todos los días de tu vida, después del desayuno, la comida y la cena? ¿Es más importante que los besos de mamá?”. Amaya declara que lo fundamental es no juzgar mientras hacemos estas preguntas.

Cada vez que se repita la situación vuelve a explicar lo que está sintiendo

Se trata de volver a remarcar con palabras lo que está sintiendo y haciendo, de nuevo, sin juzgar.

A su rivalidad, dale un toque de diversión

Si quieren recoger los dos la mesa y ver quién tarda menos, proponles hacerlo en cadena y convertirlo en trabajo en equipo. Si compiten por ganar un juego, cambia las reglas para que sea más cooperativo y no tan competitivo, de tal forma, que para ganar, tengan que conseguirlo juntos.

CÓMO SOLUCIONAR LOS CELOS ENTRE HERMANOS

Cuando la situación se nos ha ido de las manos y nos desborda, necesitamos soluciones. Cada familia y cada niño o niña es único/a, pero en general, todos nos beneficiamos cuando nos sentimos comprendidos y amados.

Nuestros expertos nos dan algunas claves sobre cómo actuar ante los celos infantiles:

1. Prepara el terreno antes de empezar

Háblale sobre el cambio que va a haber en casa, que mamá y papá también deben adaptarse y por supuesto, hazle partícipe de las cosas que debéis comprar. También puede ser interesante enseñarle fotos de cuando él o ella eran pequeños, les ayuda a verse a sí mismos como la persona que tendrán en sus vidas.

2. Validar las emociones

Reprimir los celos o la envidia no van a hacer que desaparezcan, sino que se enquisten. Sin embargo, preguntar con curiosidad y empatía sobre sus emociones, transmitirles que es normal que sientan amor y a la vez celos, que es lógico que les moleste a veces la llegada del hermano… puede ayudarles a sentirse comprendidos y, por consiguiente, queridos. María Ángeles Jové Pons, coaching, propone lo siguiente: “Entiendo que sientas un poquito de rabia, preocupación por pensar que los papás ya no van a estar tanto por ti… Eso que sientes se llama celos. Y está bien, no pasa nada”.

3. No alimentar la envidia y respetar su frustración

Fomentar la competitividad y comprar lo que nuestro hijo quiere porque lo tiene su amiguito son algunas de nuestras

intervenciones que pueden hacer que la envidia crezca o se convierta en un patrón en la vida de nuestros hijos. Sin embargo, si hacemos entender a nuestro hijo que cada persona es única con sus potencialidades, que no tenemos que ser perfectos ni los primeros en todo y que es mejor cooperar que competir podremos vacunar a nuestros hijos contra la envidia. Si además respetamos la frustración que le produce no tener algo que envidia de un amigo, sin juzgarlo por estar enfadado o triste y también sin querer rescatarlo de esa frustración facilitándole lo que envidia, estaremos ayudando a nuestro hijo a entender que no debe tenerlo todo.

4. Si se pelean entre ellos, no te involucres

Ellos aprenderán grandes estrategias, como solucionar conflictos. Deja que pongan soluciones y que lleguen a acuerdos. Si crees que se está poniendo más serio, puedes intervenir para decirles que confías en ellos para que consigan un acuerdo. Amaya de Miguel propone que se realicen asambleas en el hogar para poder hablar de los problemas y buscar soluciones. A partir de los 8 años este recurso es de gran ayuda.

5. Buscar soluciones juntos

Los conflictos y los celos muchas veces son el síntoma de que nuestro hijo o hija necesita más atención o tiempo en exclusiva. Es importante hablar con el niño o niña y pensar juntos qué le podría ayudar a sentirse mejor u observarle para entender qué puede estar necesitando y proponer soluciones.

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Silvia Sánchez Ovejero

Como educadora infantil y pedagoga pasé toda mi infancia jugando a ser maestra, me fascinaba la idea de ser un referente para alguien y preparar mis clases. Años después, ese rol pasó a ser realidad. Desde ese momento sentí la necesidad de compartir con el mundo todas mis ideas, porque la educación, si no se comparte, no llegará a ser transformadora. Ser maestra implica ser todas las versiones que necesitan cada uno de tus alumnos para hacerles ver quiénes son y quiénes podrán llegar a ser.

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