Como no estoy de acuerdo, os dejo de seguir

Hace unos días una seguidora de nuestro perfil de Instagram escribió un comentario al respecto de un contenido que habíamos escrito. En ese comentario nos venía a decir que no se esperaba eso de nosotros y que nos dejaba de seguir.

No nos dejó de seguir, al menos inmediatamente. Mi compañera Marina Borràs le invitó a leerse el artículo completo puesto que en su contenido venía reflejado parte de lo que esta seguidora nos recriminaba y nos contestó.

Lo sustancial no es quién tuviera razón, si es que alguien la puede poseer en un asunto como es la educación de nuestros hijos. Las opiniones de Gestionando hijos son, normalmente, opiniones de expertos que ponemos al servicio de nuestros seguidores para que después vosotros hagáis con ellas lo que consideréis oportuno.

Vivimos con la esperanza que alguna de esas opiniones, ideas, motivaciones puedan ser de utilidad en algún momento. Afortunadamente, coleccionamos miles de comentarios positivos que así lo atestiguan y dan sentido a nuestro trabajo. Mil gracias por seguirnos y por darnos aliento.

Lo importante de esta afirmación: “Como no estoy de acuerdo, os dejo de seguir”, es lo que subyace y consideramos un peligro para la educación de nuestros hijos y para la sociedad:

  • Solo quiero escuchar, leer a aquellas personas, medios, escritores que piensan igual que yo. Si no tienen mis mismos pensamientos, valores no me merecen la pena, los abandono. Si mi hijo viene a casa “intoxicado” con alguno de esos pensamientos no lo voy a permitir (a mis hijos no los puedo dejar)
  • Al no querer escuchar, leer, al dejar de seguir a quien no piensa como yo, ya no sabré sobre sus opiniones, ni podré aprender nada de ellos. No podré nutrirme de sus argumentos para poder, en su caso, rebatirlos, intentar debatir para que entre ambas partes consigamos llegar a enriquecernos mutuamente.
  • La persona que actúa así viene a decirnos: “Si quieres conversar conmigo, debes pensar lo mismo que yo. No puedo tolerar que nadie intente contaminarme a mí o a mi familia con pensamientos equivocados”.

Nos parece dañino que llevemos este tipo de proceder a nuestro entorno familiar y a la sociedad. Debemos ayudar a nuestros hijos a diferenciar entre el bien y el mal (ser solidario está bien, robar está mal) al tiempo que debemos ayudarles a que ellos mismos sepan formarse una opinión o creencia.

Que sean capaces de escuchar otras opiniones que, pudiendo ser antagónicas a la suya, les permitirán enriquecerse. Así tendrán la oportunidad de exponer también sus razones con la esperanza que con la suma de todas esas opiniones y creencias sepan ser protagonistas principales de una sociedad mejor.

La política, los medios de comunicación se han teñido de intolerancia. La discrepancia se confunde con la enemistad. Desde aquí, muy humildemente, te pedimos que no alimentemos esa deficiencia creciente en nuestra sociedad que es la incapacidad para conversar.

A nuestra seguidora -que esperamos que lo siga siendo- le pedimos que comparta sus opiniones y creencias con nosotros, y que si en algo de lo que decimos no está de acuerdo, nos lo diga para que podamos iniciar el bello acto de conversar.

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Leo Farache

Nacido en Madrid, de la añada del 63. Su vida profesional ha estado ligada al mundo de la comunicación, gestión, marketing. Ha dirigido algunas empresas y escrito tres libros (“Los diez pecados capitales del jefe”, “Gestionando adolescentes”, “El arte de comunicar”). Ha ejercido de profesor – “una profesión que nos tenemos que tomar todos más en serio” – en la Universidad Carlos III, UAM y ESAN (Lima) en otras instituciones educativas. Es padre de tres hijos y ha encontrado en la educación su elemento. Fundó en 2014 la empresa Educar es todo desde donde opera esta iniciativa cuyo objetivo es ofrecer ideas e inspiración educativa a madres y padres que quieren saber más para educar mejor.

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