El bienestar de nuestros hijos depende, entre otros factores, del ambiente y apoyo familiar. Sentirse queridos y respetados es fundamental para desarrollar una autoestima sana y un equilibrio emocional que les permita desenvolverse en la vida acrecentando su competencia y resiliencia.
Gracias a nuestros hijos tenemos la oportunidad de redescubrirnos, ser madres y padres “suficientemente buenos” y evitar el perfeccionismo que conduce a la frustración. Los expertos coinciden en que nuestros hábitos afectan nuestro nivel de felicidad y recomiendan modelar a las personas felices, es decir, copiar sus prácticas para construir felicidad.
10 hábitos que nos ayudan a sentirnos felices
1. La gratitud, apreciar lo que somos y lo que tenemos impacta positivamente en las áreas de recompensa del cerebro encargadas de hacernos sentir bien. Por otro lado, expresar gratitud a los demás genera lazos de confianza, afecto y cercanía que nos permiten construir relaciones sociales satisfactorias, otro pilar fundamental para una vida feliz.
- ¿Cómo podemos fomentar la gratitud en nuestros hijos?
-Animarlos a escribir un diario de gratitud.
-Practicar en casa el agradecimiento, por ejemplo, durante la cena, agradeciendo los alimentos y el estar juntos.
2. Autoconocimiento, ayudar a nuestros hijos para que puedan identificar y gestionar sus emociones, encontrar sus fortalezas y conocer sus limitaciones.
- ¿Cómo podemos fomentar el autoconocimiento en nuestros hijos?
-Validando sus emociones y ayudándoles a reconocerlas y gestionarlas.
-Preguntándoles a menudo qué cosas les gustan, observando qué cosas les hacen fluir, permitiéndoles jugar y practicar sus aficiones.
-Aprovechar los cuentos, las historias y los juegos para hacerles reflexionar sobre quiénes son sus personajes favoritos, a quién admiran, quién les inspira.
Una actividad que les ayuda a construir felicidad y superar momentos de tristeza y dificultad es elaborar una “Caja Feliz” donde pueden meter cosas de su agrado como fotos, imágenes de momentos felices, dibujos, afirmaciones positivas, agradecimientos, imágenes de la naturaleza, perfume, etc.
3. Aceptar los errores como parte normal de la vida es otro hábito de las personas felices.
- ¿Cómo podemos fomentar la tolerancia a la frustración en nuestros hijos?
Para ayudar a nuestros hijos a manejar la frustración debemos permitirles autonomía acorde a su edad para que tomen sus propias decisiones y asuman las consecuencias de las mismas, animarlos a que pidan ayuda si la necesitan y alentarles en sus logros.
También es útil utilizar expresiones como “¿qué podemos aprender de este error?”, “puedes conseguirlo, inténtalo de nuevo”, “ya casi lo tienes, buen trabajo”.
4. Las personas felices tienen hábitos saludables de alimentación, higiene, ejercicio físico y descanso, activan así “el cuarteto de la felicidad”: Endorfinas, oxitocina, serotonina y dopamina.
5. Los límites, el orden y las rutinas proporcionan seguridad y son necesarios para una convivencia en armonía.
6. Las personas felices cubren las tres necesidades psicológicas básicas de autonomía, capacidad y pertenencia.
- ¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a conseguirlas?
Involucrarlos en las tareas del hogar y en ciertas decisiones de la familia les ayuda a sentirse parte de la misma, con autonomía y capacidad.
7. Utilizar lenguaje positivo, temporalizar, vivir en el presente, mirar el futuro con esperanza, cultivar la paciencia, analizar los acontecimientos desde diferentes puntos de vista y practicar el desapego, son hábitos que construyen felicidad.
- ¿Cómo podemos fomentar estos hábitos en nuestros hijos?
Nuestra forma de comunicación es un factor decisivo para la felicidad de nuestros hijos, las palabras tienen el poder de construir o destruir. Usando un lenguaje positivo incrementamos la autoestima de nuestros hijos y su cooperación, podemos utilizar expresiones como:
-“Sé que puedes decir lo que sientes de una manera respetuosa”
-“Seguro que puedes pensar en una solución”
-“Afortunadamente no te has hecho daño, aunque se ha roto la silla”
-“De momento no te sale bien tal cosa”
Reciclar, regalar o vender las cosas que ya no utilizamos nos ayuda a incorporar el desapego. Plantar una semilla y cuidarla para que crezca una planta, criar gusanos de seda, cuidar una mascota, etc. nos ayuda a desarrollar la paciencia y la esperanza.
8. Las personas felices enfocan su atención en los aspectos positivos de su vida, así activan el Sistema Reticular de Activación ascendente (SAR), una especie de Gps o “ley de la atracción” que llevamos incorporado.
- ¿Cómo podemos fomentar la atención en nuestros hijos?
La atención es un ingrediente imprescindible para la felicidad, por ello tenemos que educar a nuestros hijos para que sean conscientes de los pensamientos en los que se centran. Los pensamientos positivos les acercarán a una vida feliz y los negativos les alejarán de la felicidad. “Un cerebro atento es un cerebro feliz”.
Estimular la capacidad de observación y escucha, animarles a tocar algún instrumento musical, practicar deporte, baile, yoga, colorear. Asimismo, debemos controlar el exceso de estímulos, especialmente de pantallas y reservar un tiempo para la reflexión, serenidad y calma.
Un cerebro atento es un cerebro feliz
9. El contacto con la naturaleza, escuchar música, reír, compartir, cooperar, practicar la amabilidad y el altruismo.
- ¿Cómo podemos fomentar estos hábitos en nuestros hijos?
Enseñándoles pequeños gestos de empatía como ceder el paso, sonreír, escuchar, ayudar a un amigo, etc.
10. Respirar conscientemente es otro hábito que nos ayuda a sentirnos bien, podemos enseñar a nuestros hijos a utilizar la respiración para calmarse.
En conclusión, la felicidad se construye día a día con nuestros hábitos. Para educar hijos felices debemos tratarlos con cariño y respeto, mantener hábitos saludables de alimentación, higiene, ejercicio y descanso, permitirles el autoconocimiento, validar sus emociones y ayudarles a gestionarlas, facilitarles el contacto con la naturaleza, cultivar la práctica de la gratitud, la amabilidad, el perdón y el altruismo, enseñarles a enfocarse en sus objetivos, a aceptar los errores y los contratiempos como parte inevitable de la vida, animarles a vivir centrados en el presente y disfrutar de las pequeñas cosas cotidianas.
Y, sobre todo, darles muchas vitaminas ABC: Abrazos, besos y confianza para que crezcan sanos y felices.
