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¿Deben los padres ayudar a los niños hacer los deberes?

Los deberes son una de las tareas que acompañan a nuestros hijos e hijas casi todos los días. Cada vez son más las escuelas que apuestan por realizarlos en el horario escolar, pero en la mayoría de las ocasiones, nuestros hijos tienen que hacer los deberes en casa.

¿Cómo debemos actuar los padres ante los deberes de nuestros hijos? ¿Cuánta implicación debemos poner los padres para ayudarles y acompañarles en su realización?

Implicación según la edad

Son numerosos los estudios que demuestran cómo la implicación y la ayuda a nuestros hijos con los deberes se da mucho más cuando son pequeños que cuando se encuentran en ciclos superiores. La implicación sobre todo se rebaja cuando se acerca a la Educación Secundaria. Según esta investigación publicada en la Revista Española de Pedagogía, se da mucha más ayuda en los primeros ciclos de los niños porque “los estudiantes tienen menos desarrollados los hábitos de estudio, por lo que necesitan en mayor medida esa implicación parental. En la adolescencia, sin embargo, los jóvenes buscan la mayor independencia posible de sus padres, lo cual hace necesario que la implicación parental esté más orientada hacia el apoyo y el fomento de la autonomía”.

Esto se refleja también en el estudio ‘Influencia de la implicación familiar sobre el rendimiento académico en la etapa de educación primaria’ publicado en la revista Perspectivas, en el que explican cómo es en los tres primeros ciclos de Educación Primaria cuando hay mayor ayuda en los deberes que en los siguientes tres cursos y posteriores con la Educación Secundaria.

¿Es beneficioso para los niños que los padres les ayuden?

La investigación no ha llegado a una conclusión sobre si existe una correlación entre una mayor ayuda a los hijos con los deberes y un mayor rendimiento escolar. Sobre lo que sí se tiene claro es que una implicación y ayuda constante en los deberes puede ser perjudicial para los hijos. “Si se delega en los padres, para que hagan la función de maestros, es algo negativo. Tanto si se les pone a los niños tareas que no son capaces de hacerlos solos, o si son ellos los que adoptan un papel de llevar el control de las tareas”, señala Maribel Caravaca, presidenta de la Asociación Atemytea, especializada en Pedagogía y Psicopedagogía, Psicología y Logopedia.

El estudio publicado en la Revista de Pedagogía muestra cómo dependiendo de la implicación de los padres con los deberes puede haber un mejor o un peor rendimiento escolar. Es decir, no es lo mismo proporcionarles apoyo en su autonomía que implicarse mediante el control; tener interés en el proceso vs interés en el resultado; dar afecto positivo vs afecto negativo; tener sentimientos positivos vs sentimientos negativos (respecto del potencial del alumno). Dependiendo del tipo de implicación, la percepción y la relación de nuestro hijo con su rendimiento escolar y con los deberes puede ser muy distinta: o muy beneficiosa o muy perjudicial. Por eso, como señala la investigación “afirmar que cualquier tipo de participación e implicación de los padres es siempre mejor que ninguna, no parece justificado, independientemente de la edad”.

Asimismo, una ayuda reiterada puede implicar que los niños no aprendan a asumir responsabilidades. “Los niños si ven que sus padres llevan el control de sus deberes, pueden dejarse llevar y no asumir su responsabilidad. Es algo que hay que ir haciendo de forma progresiva, dándoles cada vez mayor autonomía y ayudar solamente cuando lo necesitan” , destaca Caravaca.

¿Qué implicación deberían tener entonces los padres con los deberes?

Más allá de la implicación en los deberes, familia y escuela deben ir de la mano para conseguir desarrollar tanto la esfera social, emocional y académica de nuestros hijos e hijas. Las investigaciones señalan que la implicación en los centros educativos tiene un gran impacto positivo en el rendimiento escolar de nuestros hijos. “El sentimiento de pertenencia estimula la participación, y esta, a su vez, tiende a promover el sentimiento de pertenencia. Este círculo virtuoso debe ser alimentado, principalmente, por las familias mediante una disposición personal favorable, la implicación en el proyecto educativo del centro y, cuando sea posible, una elección de centro meditada”, relatan en el estudio La participación de las familias en la educación escolar del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Los expertos coinciden que el acompañamiento y ayuda en los deberes se debe realizar solo cuando sea necesario. “Creo que es importante que les acompañen, se les supervisen en la medida de que ellos lo necesiten y se les aclaren las dudas cuando lo solicitan”, cuenta Caravaca. Pero esta ayuda debe estar basada en la supervisión y en el fomento de su autonomía y responsabilidad.

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